Sábado 23 de noviembre
Las violencias son múltiples bajo un sistema capitalista y patriarcal que alimenta cada año las cifras de feminicidios y casos de violencia sexual, sus brechas, la precariedad con rostro de mujer y todo tipo de discriminaciones de género, racismo y colonialismo.
Feminicidios. Las cifras oficiales alertan un significativo aumento de los casos de violencia de género en todo el mundo en el año 2023, representando un 50 por ciento en comparación con el año anterior. El año 2024 también está mostrando datos escalofriantes y en el Estado español, el sistema capitalista y patriarcal está dejando 82 mujeres asesinadas en lo que va del año.
Precariedad, brechas y explotación. La brecha salarial llega a casi un 20% en el Estado español y su consecuente brecha de las pensiones. La precariedad laboral sigue teniendo rostro de mujer, las tareas de cuidados no remuneradas también. Y las remuneradas y todos aquellos trabajos feminizados y racializados (limpieza, cocina, sanidad, servicios, etc.) se sostienen en la mayor explotación y acoso laboral. Con los desorbitados niveles de inflación, llegar a fin de mes es una misión cada vez más difícil para una clase trabajadora más feminizada que nunca.
DANA y crimen social. En el Estado español estamos viviendo graves situaciones como las consecuencias de la DANA en Valencia. Catástrofes “naturales” como estas se intensifican debido al cambio climático y acaban siendo un verdadero crimen social bajo la gestión de los gobiernos capitalistas: la inacción previa del govern valenciano y central provocó la muerte de 221 de personas. Después se enfocaron como siempre en ayudar a las empresas, responsables de haber obligado a trabajar ese día a miles de personas, y en desplegar a las fuerzas policiales y del ejército. Frente a esto, contrastan las imágenes de miles de jóvenes y personas voluntarias que llegaban en brigadas solidarias, en las que las mujeres fueron parte fundamental de ese gran fenómeno de autoorganización y en las que participamos compañeras de Pan y Rosas, junto a estudiantes y sindicatos de la izquierda sindical.
Vivienda. En las últimas semanas fueron convocadas manifestaciones por la vivienda en todo el Estado español, una problemática que también tiene rostro de mujer. Según datos de 2022 del Observatorio DESC, el 29,4% de los hogares con riesgo de pérdida de vivienda son familias monomarentales. Y los hogares monomarentales con menores representan la mitad (47,6%) y es el 90% de este colectivo el que sufre desahucios. Además, tal como siempre denunciamos, el peor escenario es el de las mujeres víctimas de violencia machista que no pueden emanciparse de sus agresores debido a su dependencia económica y de vivienda. Según el Instituto Nacional de Estadística, el 70% de las mujeres que sufren violencias machistas no denuncian a su agresor por miedo a perder su hogar o quedarse sin lugar donde vivir. Tras afrontar los gastos de vivienda, el 33% de los hogares encabezados por mujeres se quedan bajo el umbral de pobreza relativa. Esta será una de las denuncias y reivindicaciones en las manifestaciones por la vivienda que tenemos que retomar el 25N.
Represión a las feministas. En Barcelona, han condenado a un año y medio de prisión a las activistas de “8 Mil Motius” por participar de la huelga feminista. Un brutal ataque tras una sentencia judicial que condena a las siete activistas feministas por desórdenes públicos durante la huelga feminista de 2018, que pretende ser un castigo ejemplarizante para el movimiento feminista y al derecho a la huelga de las trabajadoras.
Guerra imperialista. Este 25N también salimos a las calles un contexto de guerra en Ucrania que en casi tres años ha significado cientos de miles de personas muertas y millones de desplazadas. La gran escalada militarista de los países imperialistas significa miles de millones de euros destinados a la industria militar, mientras se sigue desfinanciando la sanidad, educación y planes sociales. La guerra también ha traído inflación y precariedad, que afectan de manera especial a las mujeres. La escalada belicista solo augura nuevas y más terribles catástrofes para la mayoría de la sociedad. Por eso desde Pan y Rosas nos hemos movilizado como feministas contra la guerra para decir muy claro: ¡Ni Putin, ni Otan, no a la guerra!
Genocidio en Palestina. También saldremos a las calles por las mujeres y todo el pueblo palestino, que son parte de la resistencia a la ocupación, la limpieza étnica y el apartheid de Israel desde hace más de 75 años. Millones de mujeres palestinas junto a sus familias se han visto obligadas a abandonar sus casas, para tratar de refugiarse de las bombas, aunque ningún lugar es seguro cuando Israel sigue bombardeando escuelas y hospitales. Las mujeres palestinas embarazadas tienen que dar a luz entre los escombros, otras ven morir a sus hijos día tras día. El Estado de Israel asesina, pero todos los estados imperialistas son responsables de estas masacres. Estados Unidos financia a Israel y a su ejército, porque el Estado sionista es un enclave de los intereses del imperialismo en la región. Y lo mismo hace la Unión Europea. Como decimos en las manifestaciones: ¡Israel asesina, Europa patrocina!
La institucionalización del feminismo le abrió camino a la derecha
Todas estas problemáticas que impactan gravemente a la mayoría de las mujeres, a las más oprimidas, las trabajadoras, las migrantes, las jóvenes, no están en la agenda del debate de los grandes medios de comunicación y el gobierno.
El doble discurso del gobierno progresista, en su actual legislatura y en la anterior, que se presentó como el “más progresista de la historia” y el “más feminista”, pero no resolvió ninguno de los problemas sociales más acuciantes como la crisis de la vivienda y la precariedad, abrieron el camino al fortalecimiento de las derechas.
En lo que hace a las políticas de género, las leyes del feminismo “progresista” buscaron imponer la idea punitivista de que la violencia de género se resuelve con penas y castigos más duros en el código penal, algo que fortalece a las fuerzas policiales y la justicia patriarcal. Mientras que, al mismo tiempo, se desactivó el gran movimiento de mujeres que vimos los años anteriores en las calles. Las hordas de VOX y el PP desataron fuertemente sus discursos machistas y misóginos, buscando influenciar a la juventud, en los institutos o a través de las redes sociales con ataques racistas, LGTBIfóbicos. Volvió Trump a los Estados Unidos y, con Meloni en Italia, el crecimiento de Marine Le Pen en Francia, se extiende esta tendencia reaccionaria.
Por otro lado, el caso de Errejón sacudió a toda la izquierda institucional y el doble discurso de quienes decían que iban a “cambiarlo todo”, destapó comportamientos machistas y de acoso a mujeres que son repudiables, con el silencio cómplice de muchos de sus compañeros y socios políticos.
Desde el Me Too, al movimiento Ni una menos, hasta el #SeAcabó de las futbolistas españolas y el conjunto del movimiento feminista, han puesto el foco en las agresiones y abusos machistas, así como en la violencia de los feminicidios. El movimiento de mujeres ha permitido cuestionar la naturalización de todo tipo de comportamientos machistas, lo que es un gran paso adelante. A la vez que se abrieron grandes debates acerca de la violencia sexual, el punitivismo y las formas de organización del movimiento de mujeres.
Desde Pan y Rosas consideramos que las denuncias de agresiones o acoso sexual hacia el dirigente de Sumar merecen ser investigadas de forma independiente. Y mientras respetamos la decisión de cada mujer sobre la decisión de acudir o no a la vía judicial, pensamos que esta, transformada en estrategia prioritaria de ciertos feminismos, no supone una respuesta que resuelva la violencia de género estructural.
No confiamos en instituciones como la justicia patriarcal o la policial a la hora dar respuestas a la violencia machista. Una justicia patriarcal y racista que no le tiembla la mano a la hora de tener que deportar o agilizar los desahucios a las mujeres más vulnerables, precarias o migrantes, y para criminalizar activistas
El feminismo de los ministerios quiso imponer la idea de que todo puede resolverse “desde arriba” con el refuerzo punitivista y de la justicia patriarcal y racista, para sacar de las calles al movimiento feminista hacia su institucionalización de la mano de los gobiernos “progresistas” de PSOE-SUMAR, y antes del PSOE-Podemos.
Al mismo tiempo, este Estado imperialista muestra su rostro más racista cuando sigue sin derogar la racista ley de extranjería que condena a las mujeres migrantes a situaciones de extrema vulnerabilidad y violencia. Pero, además, es este gobierno el que ha aprobado los presupuestos generales más militaristas de la historia, legitimando toda una deriva militarista imperialista que solo nos conducirá a más catástrofes humanitarias, ambientales, hambrunas, crisis económicas, inflación y pérdida de poder adquisitivo para la las mujeres trabajadoras y empobrecidas de todo el mundo.
Retomar la movilización contra el capitalismo patriarcal, el imperialismo y sus violencias
Desde Pan y Rosas, este 25N saldremos a las calles para luchar por:
Aumento de los presupuestos para prevención y recursos para las mujeres en situación de riesgo. La lucha contra el machismo estructural requiere de múltiples medidas de urgencia: educación sexual integral, creación de comisiones de género en lugares de trabajo y estudio, vivienda y trabajo garantizado para las mujeres víctimas de violencia de género.
Aumento de los presupuestos para sanidad y educación públicas. Basta de financiar a los centros educativos concertados y religiosos desde donde la Iglesia extiende un discurso misógino y reaccionario. Que la sanidad pública garantice la realización de abortos, que actualmente en muchas comunidades autónomas sigue sin poderse ejercer. Separación inmediata de la Iglesia y el Estado. Derogación de la Ley de Extranjería y papeles para todas. Ley trans efectiva ya.
No a los presupuestos militaristas al servicio de los intereses del imperialismo español, de la UE y la OTAN. No a las guerras que desencadenan más violencia hacia las mujeres. Basta de genocidio en Palestina. Ruptura de relaciones con Israel, ni un arma ni un euro para Israel. Fuera las tropas españolas del Líbano, fuera las tropas imperialistas de todo Medio Oriente. Por un gran movimiento antiimperialista en apoyo al pueblo palestino.
Como feministas socialistas nos proponemos el gran desafío de retomar la movilización del movimiento de mujeres, de forma independiente de todos los gobiernos y volver a construir un movimiento desde abajo que se plante para luchar contra el patriarcado, el racismo, la guerra, el genocidio y el capitalismo.