Según el Registro de Servicios Especializados u Obras Especializadas (REPSE) anunció que en un mes ha recibido 8 mil solicitudes de distintas empresas para registrarse como "especializadas". Un eufemismo para ocultar la precarización y el outsourcing.
La Izquierda Diario México @LaIzqDiarioMX
Viernes 25 de junio de 2021
El pasado lunes 24 de mayo, la Secretaría del Trabajo y Previsión Social anunció que las empresas que quisieran prestar servicios tenían que registrarse en el REPSE (Registro de Empresas Prestadoras de Servicios Especializados u Obras Especializadas). Esto ocurrió un mes después de que se promulgara la nueva Ley Federal del Trabajo donde justamente no se eliminaba el outsourcing.
Dicha medida pasó con la aprobación de las principales centrales sindicales, incluyendo la priista CTM y la oficialista CIT. A un mes del anuncio de la creación del REPSE, 8 mil empresas se han apuntado para dar "servicios especializados", lo cual es una manera "elegante" para denominar el outsourcing.
La subcontratación o outsourcing es un mecanismo mediante el cual las empresas precarizan la situación laboral de miles de trabajadores, en su mayoría jóvenes y mujeres, al estar supuestamente contratados por una primera empresa, misma que le presta estos "servicios especializados" a otra más grande, la cual se ahorra así el tener que otorgar salarios dignos y derechos laborales, ya que técnicamente no trabajan para ellos.
Pongamos un ejemplo: una empresa de limpieza contrata a personas en situación de desempleo para que realicen dicho servicio, pero ésta es contratada por una universidad. Entonces estos trabajadores, en lugar de ser trabajadores de intendencia pagados en la nómina de la universidad, son trabajadores de la empresa de limpieza, y así la universidad se ahorra tenerles que pagar el servicio de su propio bolsillo. Y así podemos describir cientos de situaciones semejantes en distintos ámbitos laborales.
La medida del gobierno del Morena, que originalmente se había opuesto a la implementación de esta medida mientras se encontraba en la oposición durante el sexenio de Peña Nieto, ahora la avala apoyado tanto por el sector empresarial como por las burocracias sindicales y todos los demás partidos.
Esta situación indignante no debe ser permitida. Una generación entera se ha incorporado al mercado laboral carente de derechos, prestaciones, pensión, con sindicatos blancos que responden a los intereses de los patrones y no de los trabajadores a quienes supuestamente dicen representar.
Los jóvenes que sufren de outsourcing, que constituyen la mayoría, tienen en sus manos una capacidad que los empresarios temen: el poder de la huelga. Ya se ha visto con los paros en empresas como las repartidoras de comida, que han organizado jornadas globales de protesta.
Hace más de 100 años la clase trabajadora ganó la jornada laboral de ocho horas por este medio. Ante la desidia y negligencia de los capitalistas, opongamos la organización y unidad de los trabajadores sindicalizados y no sindicalizados, nativos y migrantes, contratados y subcontratados, etc., en un solo frente para eliminar esta figura y que exista una escala móvil de salarios y horas de trabajo para eliminar el desempleo. No permitamos que se enriquezcan exprimiendo nuestra labor y energía. Nuestras vidas valen más que sus ganancias.