Contra la precarización laboral, para acabar con los feminicidios y la violencia machista. Marchá con Pan y Rosas contra el capitalismo y el patriarcado. Marielle Franco PRESENTE!
Viernes 8 de marzo de 2019
En este día tan especial, recordamos a nuestras precursoras, feministas socialistas como Clara Zetkin, delegada alemana quien, en la II Conferencia Internacional de Mujeres Socialistas realizada en Copenhage en 1910, propuso establecer el 8 de Marzo como “Día Internacional de la Mujer”, en homenaje a las obreras que lucharon contra la explotación capitalista.
Hoy, la realización del 8M se da en el marco de una América Latina sacudida por la presencia de gobiernos de derecha (Brasil y Argentina) intentando aplicar los planes neoliberales y la pérdida de conquistas sociales y civiles, y donde las mujeres vienen jugando un rol de vanguardia en la resistencia a estos planes retrógrados. El movimiento #elenao en Brasil y la Campaña por el aborto legal seguro y gratuito en Argentina son ejemplos de cómo las mujeres ganan las calles en defensa de sus derechos y enfrentan las políticas de estos gobiernos de derecha que aplican los planes del FMI. Frente a la debilidad de sectores como el PT de Brasil o el Frente Amplio en Uruguay para enfrentar a estos sectores reaccionarios, somos las mujeres quienes, junto a la clase trabajadora y el resto de los sectores oprimidos, podemos y debemos dar una salida independiente, anticapitalista y antipatriarcal.
En este 8 de Marzo queremos especialmente reivindicar la figura de Marielle Franco, militante social y política brasileña que el pasado 14 de marzo fue asesinada, y cuyo crimen aún sigue impune. Ella nos dejó un ejemplo de lucha contra la discriminación de género y orientación sexual, y contra la represión estatal en las favelas de Río de Janeiro. Ella era una militante política comprometida con la causa de las y los explotados.
Para nosotras, el 8 de Marzo es un día de reconocimiento de nuestros derechos, es un día de lucha por conquistar nuestras demandas, por frenar la violencia y las políticas de ajustes. Nuestra pelea es por la verdadera emancipación de la mujer de toda opresión y explotación. Y no queremos que este día tan importante sea tomado de forma rutinaria y folclórica. Tampoco queremos que nuestra pelea sea banalizada y utilizada de forma oportunista por los políticos de todos los partidos, metidos en la campaña electoral en curso. No mendigamos que se nos incluya en la “agenda pública”. Queremos acabar con este sistema que genera tanta desigualdad y miseria.
Reivindicamos un feminismo socialista, es decir una mirada que enmarca la opresión de género en el sistema capitalista donde unos pocos viven del trabajo de millones, y donde el capitalismo se beneficia de la desigualdad de género para aumentar sus ganancias, tanto pagando menos a las mujeres por el mismo salario, discriminándolas y maltratándolas, como también haciendo que sobre ellas recaiga las tareas reproductivas, que no es otra cosa que trabajo no remunerado hecho por las mujeres.
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Reafirmamos la necesidad de romper con el prototipo de mujer blanca occidental y de clase media, para reivindicar a las mujeres negras, a las provenientes de los pueblos originarios o mestizas, a las mujeres trabajadoras, a las campesinas, a las lesbianas y de otras disidencias sexuales. Queremos denunciar las múltiples opresiones que en Uruguay viven las mujeres cotidianamente: la discriminación a las mujeres migrantes, a las mujeres afrodescendientes, a las que no se ajustan a los parámetros de belleza que las clases dominantes nos imponen.
Queremos denunciar las terribles condiciones laborales que padecemos: el multiempleo que deben soportar docentes, maestras y otras profesiones (práctica obligada para poder sumar un salario digno), la precarización laboral en sus más variadas formas, la persecución sindical que muchas veces sufrimos por querer organizarnos.
Queremos denunciar la violencia proveniente del sistema médico-hegemónico (obstétrica, ginecológica, etc.) que toma nuestros cuerpos como si fueran objetos.
Denunciamos la injerencia de las iglesias en la educación pública, que no solamente impone su culto, sino que también refuerza el modelo de familia tradicional heteronormativo y patriarcal (dejando afuera muchas otras formas de organización familiar) a la vez que promueve un modelo de mujer totalmente estereotipada, sumisa, relegada casi exclusivamente a las tareas domésticas y de reproducción.
Pan y Rosas lucha por tener como aliados a los varones, en especial los de la clase trabajadora, para unir fuerzas contra el capitalismo y el patriarcado, única manera de que los mismos varones se cuestionen a su vez sus propios privilegios. En este 8M queremos darle un golpe al capital parando masivamente mujeres y varones en una medida contundente. Pero lo importante es ver qué hacemos todos los días para que los varones dejen de violentarnos y cosificarnos, y en general, para educar(nos) contra el machismo. Es una tarea de todos los días y no se trata de hacerlo de forma “maternal” sino marcando una relación de fuerzas y un respeto hacia nosotras.
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Por eso proponemos la conformación de Comisiones de Mujeres en los lugares de estudio y trabajo para que las mujeres podamos organizarnos y tomar fuerza para poder combatir el machismo al interior de nuestras organizaciones mixtas. Tenemos que recuperar los sindicatos, cuya dirección hoy se encuentra burocratizada, masculinizada y orientada a conciliar nuestros intereses con los de los patrones y en sostener al gobierno del Frente Amplio. Tenemos que recuperar nuestras organizaciones gremiales para la lucha por los derechos de las trabajadoras y trabajadores. Este, consideramos, será uno de los más grandes desafíos del movimiento de mujeres.
El movimiento feminista en Uruguay todavía no se dio el debate de cómo acabar con la opresión de raíz. Por eso es importante la pelea por que el movimiento de mujeres sea verdaderamente independiente del Estado y de los partidos del régimen – incluyendo al Frente Amplio – que garantizan nuestra opresión y explotación.
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Desde Pan y Rosas queremos arrancarle a este Estado capitalista y patriarcal la mayor cantidad de reivindicaciones que podamos. Eso nos hará más fuertes para librar la lucha de fondo, que es contra el sistema que reproduce nuestra opresión, un sistema profundamente injusto. Tomamos las palabras de nuestra querida Rosa Luxemburgo que decía: “Por un mundo donde seamos socialmente iguales, humanamente diferentes y totalmente libres”.
¡No pedimos, exigimos nuestro derecho al pan, pero también a las rosas!