Este 22 de diciembre se cumple el tercer aniversario de la rebelión obrera y popular que derrotó en las calles la ley de zonificación minera votada en la legislatura el 15 de diciembre de 2021. Una ley que habilitaba la megaminería a cielo abierto en la meseta chubutense. Lecciones para preparar la resistencia ante la nueva ofensiva extractivista.
Domingo 22 de diciembre de 2024 13:47
Foto de portada: Aníbal Aguaisol
En este 2024, el gobierno provincial de Ignacio Torres junto a la mayoría de los gobernadores de todos los partidos patronales, desde Sadir en Jujuy a Vidal en Santa Cruz votaron la adhesión al RIGI, que es parte de la corrupta ley bases. Este punto de la ley habilita un régimen de excepción por 30 años, continuidad y profundización de la ley menemista de los ’90, a las empresas nacionales y extranjeras para llevar adelante un saqueo en gran escala en pos de la transición energética.
En síntesis, el gobierno nacional y los gobernadores en pos de pagar la deuda externa y maximizar las ganancias de las multinacionales mineras, y profundizar la reprimarización del país, han puesto en el altar de los sacrificios al agua y a los territorios por un lado y por otro le han declarado una nueva batalla a los pueblos originarios, a los trabajadores y el pueblo y a los movimientos ambientales.
En la perspectiva de preparar las batallas que nos van imponer las clases dominantes y sus gobiernos en los territorios, las lecciones del Chubutazo, son un punto de partida ineludible para pensar no solo las resistencias, sino también como vencer estas políticas de conjunto. Para esto es necesario cuestionar las condiciones del capitalismo dependiente argentino, romper definitivamente con la opresión imperialista y enmarcar las luchas antiextractivistas con el planteo de otro horizonte, comunista, de organización de la producción.
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“Luchamos por el agua de todos, luchamos por el agua de las generaciones futuras”
Hablar de la tradición de defensa de los bienes comunes naturales en Chubut remonta a los ’90 y la movilización que derrotó la instalación del basurero nuclear en Gastre, en pleno neoliberalismo menemista, a las movilizaciones en Esquel que derrotaron la instalación del primer proyecto minero en el 2002, donde surgieron nuevas formas de organización como la Asamblea No a la Mina, masivas movilizaciones y un plebiscito donde el 81% de la población dijo No a la megaminería. Esta movilización, en 2003 tuvo otro logro, que es la ley 5001, una ley que en su artículo 1, aún vigente, no permite la megaminería a cielo abierto y es el principal escollo que tienen las multinacionales mineras, como la Pan American Silver, para avanzar con la explotación en la meseta chubutense.
Foto Aníbal Aguaisol
En el 2021, el gobierno del peronista Arcioni, aliado de Sergio Massa y del gobierno de Alberto Fernández-Cristina Fernández, lanzó una nueva ofensiva para quebrar la resistencia antiminera y derogar la ley 5001 y habilitar la zonificación minera que permitía el inicio de la explotación minera que reclamaban las mineras.
Pero el gobernador y sus aliados en la legislatura y en los territorios no contaban con que la tradición de lucha iba a volver a emerger en una magnitud hasta ese momento desconocida en la provincia. Y esos “500 ruidosos que no me van a torcer el brazo” como había dicho el mismo Arcioni, se transformó en una marea que desde el mar a la cordillera y desde el sur al norte de la provincia, en una semana, tras la votación en la legislatura del 15 de diciembre derrotó este avance extractivista demostrando, una vez más, que en Chubut no hay licencia social para la megaminería.
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La dinámica de esa semana de lucha en las calles que enfrentó la represión brutal del gobierno que quería imponer esta política de saqueo, unió a los pueblos originarios, a las y los trabajadores, que desbordaron a sus propias direcciones sindicales que apoyaban la megaminería, a la juventud y a las asambleas ambientales, que día a día, ganaban en masividad.
Esta rebelión ciudadana que conmovió al país en esos días con su voluntad de lucha, también sumó a la pelea a un sector estratégico de la clase obrera provincial, las y los trabajadores de la industria de la pesca, que paralizaron su trabajo en los barcos, los puertos y las plantas procesadoras y que con sus mamelucos blancos cortaron la ruta 3, fueron parte de las movilizaciones que rodearon la legislatura y le dieron una nueva impronta a la lucha, la unidad obrera y popular con los métodos de la clase obrera, la huelga general.
Foto Aníbal Aguaisol
Esta unidad, esta peligrosa radicalidad en las acciones y los métodos, logró que el gobernador que había dicho “que nunca iba a retroceder” se desdijera y enviara a la legislatura un nuevo proyecto de ley que derogaba la odiada ley que permitía la megaminería. Así una semana después los mismos legisladores que habían votado la ley que desató la rebelión, votaban su derogación.
Esa semana en Chubut mostró nuevamente la potencialidad de la lucha de calles, la fuerza de la unidad obrera y popular y el profundo rechazo a la megaminería y a esa casta política gobernante, expresada en el gobernador Arcioni y en los legisladores e intendentes, a los cuales se les coreaba “que se vayan todos”. Pero también mostró la falta de nuevas formas de organización y coordinación de la lucha, instancias democráticas de debate y decisión que pudieran definir los objetivos, los métodos y el programa de la lucha para vencer. Esta falta de nuevas instituciones de frente único, como la que incipientemente se dio en Trelew, un solo día en la asamblea realizada en el gimnasio municipal 1, permitió a todas las direcciones que por acción u omisión habían sido superadas por la lucha en la calle, impusieran la vuelta a la normalidad y evitaran la caída del odiado gobierno de Arcioni.
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Hoy a 3 años de aquella gesta, estas lecciones y conclusiones son necesarias para pensar como desarrollar la resistencia y la contraofensiva contra estas políticas del gobierno nacional y provincial, desde El PTS en el FITU que fuimos parte de esta gesta y hoy venimos construyendo la fuerza política que se juega a impulsar y fortalecer la resistencia consecuente de clase trabajadora y la juventud, en los sindicatos, los centros de estudiantes, en el movimiento ambiental, los ámbitos culturales y la intelectualidad, contra las políticas de ajuste en curso, alentando a los sectores que quieren luchar y enfrentar al régimen en los diversos terrenos.
Como parte de las conclusiones te convocamos a organizarte con la izquierda consecuente, rompiendo con las fuerzas políticas colaboracionistas, a la vez que impulsamos sin ningún sectarismo todo agrupamiento de los sectores combativos que, en los sindicatos, organizaciones estudiantiles, sociales y barriales, se propongan impulsar la resistencia de la clase trabajadora y la juventud, para preparar la contraofensiva. Para desplegar toda esa fuerza es clave que esa resistencia se construya desde abajo, fomentando todas las experiencias de autoorganización, recuperando comisiones internas, delegados, sindicatos y centros de estudiantes para transformarlos de raíz, destacando a los sectores en lucha, apostando a la mayor democracia posible para que puedan expresarse las nuevas luchas, más allá de los acuerdos entre organizaciones que necesitamos.
Foto Aníbal Aguaisol
Esta preparación activa es parte de las lecciones de la rebelión obrera y popular que derrotó la zonificación minera y nos prepara no solo para resistir las nuevas ofensivas extractivistas, sino también para abrir paso a peleas por una salida de fondo. La resistencia de la clase trabajadora y el pueblo pobre servirá para preparar la contraofensiva, para tirar abajo el conjunto del ajuste con una huelga general y abrir el camino a que gobiernen la clase trabajadora y el pueblo pobre, no los grandes millonarios como Galperin, Rocca o Sigman, que se enriquecieron con este y otros gobiernos.
Ariel Iglesias
Nació en Buenos Aires en 1969. Es docente (jubilado). Militante del Partido de los Trabajadores Socialistas (PTS). Escribió en Ideas de Izquierda "La Educación en el país de los soviets"; "Chubut: Crónica de un triunfo popular contra la Megaminería". Escribe y edita La Izquierda Diario+ en Chubut.