×
×
Red Internacional
lid bot

Editorial. A 5 años de la revuelta popular: la clase trabajadora debe tener su propia salida

En un nuevo aniversario del denominado “estallido social”, la derecha y los empresarios arremeten con todo para buscar reescribir la historia. Pero sus encuestas y análisis no pueden ocultar un malestar que crece. La mayoría de la población cree legítimas las demandas que originaron la revuelta popular como también el odio subterráneo a un régimen político que beneficia a una minoría.

Viernes 18 de octubre

La reacción conservadora y su intento por recomponer una hegemonía en crisis

La revuelta popular del 2019 marcó un antes y un después del régimen político herencia del pinochetismo. La irrupción de amplios sectores de masas contra los privilegios de la clase capitalista y sus partidarios infundió el miedo entre los poseedores, aunque hoy se muestran confiados buscando reescribir la historia, lo cierto es que su hegemonía entró en crisis.

La derecha durante estas semanas ha arremetido con todo contra lo que hoy llaman “estallido delictual”, pero parecieran olvidarse que el mismísimo Piñera salió a saludar las manifestaciones masivas del 24 de octubre del 2019 e incluso salió a pedir disculpas, prometiendo una agenda social, acorralado claramente por las masivas manifestaciones durante la rebelión popular.

Es la hegemonía del régimen herencia del pinochetismo la que buscan recomponer y evitar cuestionamientos. Sus analistas y encuestas hicieron un esfuerzo cuantioso por demostrar que chile está peor y que el culpable fue la revuelta social. Pero ahí está la trampa. Es verdad que estamos peor, pero fueron sus intentos de desvío institucional y el fracaso del pacto del 15 de noviembre lo que nos llevó a este punto.

Cristián Valenzuela, quien no es precisamente un izquierdista, menciona que lo realmente preocupante de las encuestas no es tanto sobre el estallido, sino que el malestar crece y que aún un gran porcentaje de la población considera legítimas las demandas planteadas en las manifestaciones de octubre. Hoy en día, un 52,7% de los chilenos cree que dichas demandas no han sido resueltas, y un 43,8% considera que solo se han solucionado parcialmente. Temas como las pensiones, el costo de la salud y los servicios básicos siguen siendo prioritarios para los ciudadanos, y en muchos casos, las mismas preocupaciones persisten cinco años después.

El llamado estéril de la derecha a “respetar las instituciones” o lo que Gonzalo Rojas expresaba en su búsqueda de asociar todas las frustraciones actuales al estallido social, choca con una crisis política que sigue siendo preocupacion para millones de trabajadores y sectores populares. Marcela Cubillos ostenta un cuantioso sueldo de 17 millones que genera repudio en la población y el caso Hermosilla mostró con claridad la complicidad del poder judicial y los intereses empresariales, respaldados por la derecha tradicional.

Sus instituciones, el parlamento y los partidos tradicionales siguen siendo los peor evaluados, y es que las condiciones materiales que hicieron posible la hegemonía neoliberal de la transición hoy no existen.

El fracaso del pacto constitucional

Sobre la justificación de las demandas que originaron el estallido, un 52% de los encuestados en octubre de 2024 consideró que estaban completamente justificadas, mientras que un 50% opinó que “fue principalmente una movilización social frente a la percepción generalizada de las injusticias sociales”. Un 77% de los participantes en la encuesta cree que la motivación principal detrás de las protestas fue impulsar una agenda social centrada en mejoras salariales, de salud, pensiones y educación, entre otros temas. Mientras que un 23% sostiene que el objetivo era promover un cambio constitucional.

En una reciente entrevista, Ramón Cavieres, director de Pulso Ciudadano, subrayó que, si bien hubo un fuerte respaldo inicial a la causa social, “lo que falló fueron los procesos” para abordar y solucionar estas demandas. Tiene razón, aunque para ser más específicos fue el pacto firmado el 15 de noviembre por todos los partidos del régimen político, encabezado por Boric y con la complicidad de la burocracia sindical del PC y la tregua otorgada por la Mesa de Unidad Social, lo que no dio ninguna respuesta a las demandas planteadas.

El proceso constitucional, donde no se podían tocar los tratados internacionales, que no era soberana para discutir y tomar resoluciones sobre el conjunto de los temas que aquejan a la población, donde sus constituyentes ganaban más de 2 millones de pesos mientras las condiciones de vida de la población empeoraron tras la pandemia, fueron puntos nodales.

El gobierno de Boric pasó de prometer grandes reformas sociales a encabezar medidas de “centro” junto a la ex concertación y aplicando políticas neoliberales contra la clase trabajadora y el pueblo. Es también parte de esta decepción percibida a nivel de masas, en el intento de sacar de la escena a la clase trabajadora y sectores populares del cuestionamiento al régimen herencia del pinochetismo.

Los intentos para resolver la crisis de hegemonía en el chile post revuelta popular oscilan entre la restauración conservadora (donde ubicamos a la derecha y sus intentos más rabiosos), pero también su variante de volver a un nuevo “centro burgués” o nostalgia noventista, que encabezan sectores de la ex concertación. Frente a un malestar que crece, la estrategia socialdemocrata y de cambios "graduales" del gobierno de Boric, el frente amplio y el PC se muestran esteriles, donde incluso han permitido que revivan viejas figuras de la concertación, firmando medidas en beneficio de los empresarios.

Por eso a 5 años de la revuelta popular, necesitamos pelear por una salida propia desde la clase trabajadora.

La clase trabajadora debe pelear por su propia salida

La revuelta popular expresó la fuerza y potencia que puede tener el movimiento de masas cuando entran e irrumpen en el escenario político, con sus propios métodos y su propia fuerza, la de la lucha de clases. Esto fue lo que atemorizó a los empresarios y sus partidos, por eso hoy buscan rabiosamente reescribir la historia.

La derecha patalea por la violencia de los “rotos de mierda”, para tapar que fue el propio Piñera el que le declaró la guerra al pueblo, sacó militares, que hubo cientos de jóvenes y trabajadores que perdieron sus ojos, miles de heridos y decenas de muertos. Muchos de ellos en burdos montajes encabezados por militares y policías. Cuando la clase trabajadora y sectores populares cuestionan sus privilegios, la clase capitalista no duda en ocupar toda su fuerza para defender un orden que les beneficia.

Las demandas que la causaron siguen totalmente vigentes. Ni los pactos por arriba ni la gradualidad del gobierno de Boric, ni muchos menos la restauración conservadora son una alternativa para la clase trabajadora.

Durante la revuelta popular, la clase trabajadora y sectores populares demostraron cuán fuertes podemos ser si irrumpen las masas en el escenario político. Surgieron asambleas, coordinaciones. Desde el PTR impulsamos los Comités de Emergencia y Resguardo, buscando unir a la clase trabajadora y sectores populares. Pero faltó la entrada organizada de las posiciones estratégicas de la clase trabajadora, por una huelga general que realmente pudiera imponer una salida soberana de la clase trabajadora.

A 5 años de la revuelta popular, la perspectiva de construir una organización que se proponga este objetivo sigue siendo urgente y necesaria. Falta la construcción de un partido revolucionario, socialista, que tenga fuerza en universidades, industrias, puertos, como en barrios y sectores de la clase trabajadora, que se proponga dar este combate político. Después de la revuelta popular, el empresariado quiso imponer su decepción sobre franjas de la población, desdeñando la perspectiva organizarnos políticamente. Ninguna de las demandas ha sido resuelta, su resolución únicamente estará en una salida propia de las y los trabajadores. Por eso vemos urgente construir una organización de estas características, con una estrategia basada en la lucha de clases y por un socialismo organizado desde abajo.

A 5 años de la revuelta, reivindicamos la lucha del pueblo trabajador. Pero no nos quedamos nostálgia, si no en transformar las lecciones en organización y lucha. Por eso buscamos poner todos nuestros esfuerzos para construir una herramienta política de los trabajadores, para convertir la revuelta en revolución, única perspectiva para terminar con el chile de los capitalistas.


Alejandra Valderrama

Redacción La Izquierda Diario Chile. Valparaíso, Chile