×
×
Red Internacional
lid bot

Historia. A 50 años de la Masacre de Trelew: de la fuga al Trelewazo

El próximo 22 de agosto se cumplirán 50 años de la masacre de Trelew. Desde la Comisión por la Memoria del Pueblo se organizan actividades en la ciudad para recordar la masacre y seguir la lucha contra la impunidad. Las mismas se inician el lunes 15 de agosto, fecha en que se recordará el escape de la Unidad Penal N° 6 de Rawson donde se encontraban detenidos dirigentes políticos, sociales, del movimiento obrero y de las organizaciones guerrilleras de todo el país. Finalizarán el 22 de agosto, con la movilización desde el Comedor Universitario hasta el aeropuerto viejo de Trelew.

Jueves 11 de agosto de 2022 21:20

Escuchá esta nota

“Señor conoces toda la historia: la fuga/ la toma del aeropuerto/un avión que no aterriza/su entrega a los jueces, la promesa/ las fuerzas de la marina/ sus últimas noches en la base Almirante Zar (de espaldas al mar)” dice Vicente Zito Lema en una estrofa de “La oración de Trelew”.

La Masacre de Trelew fue una clara expresión política de la dictadura militar de Lanusse para derrotar a un sector de la vanguardia política, las organizaciones guerrilleras (Montoneros, FAR y el PRT-ERP), que habían emergido al calor del ascenso obrero y popular que se desarrollaba en la Argentina desde el Cordobazo. Ascenso del cual la misma ciudad de Trelew era parte.

Como señala Facundo Aguirre, coautor de Insurgencia Obrera en Argentina, 1969-1976: “El auge de la guerrilla de Montoneros, FAR y del ERP fue una consecuencia del Cordobazo. Inspiradas por la revolución cubana, las organizaciones guerrilleras cobraron peso expresando la radicalización creciente de un sector de la juventud. Estas organizaciones compartían en líneas generales la idea (aunque con fundamentos y definiciones políticas enfrentadas sobre todo en torno al peronismo) de que el proceso de liberación nacional debía llevarse a cabo por la vía de la lucha guerrillera y la constitución de un Frente de Liberación con los sectores progresistas de la burguesía”.

Más de conjunto, aquella brutal represión que terminó en 16 asesinatos era parte de un intento de disciplinar al conjunto de una amplia vanguardia obrera y juvenil que cuestionaba el intento de una salida ordenada por parte del régimen militar. Un intento que tenía su expresión formalmente en el Gran Acuerdo Nacional (GAN) lanzado por Lanusse en abril de 1971, luego de la rebelión popular conocida como el Viborazo, también ocurrida en Córdoba.

La fuga del penal de Rawson, del 15 de agosto -de la cual participaron las tres organizaciones guerrilleras- terminó en un fracaso, ya que solo 6 de los principales dirigentes lograron subirse al avión que los esperaba en el aeropuerto viejo de Trelew. Sin poder hacerlo quedaron 19 militantes, hombres y mujeres, que habían llegado más tarde al lugar. Luego de permanecer ocupando el aeropuerto, pactaron una rendición y entrega a las fuerzas militares, siendo enviados a la base Almirante Zar, donde una semana después fueron masacrados por oficiales de la Marina. Entre los responsables de los asesinatos figura el ex oficial naval Guillermo Bravo, quien fue condenado recientemente en EE. UU.

Recordemos que la llegada de los presos políticos a la Unidad penal N°6 de Rawson se había producido a partir de junio-julio de 1971. Desde ese momento se había puesto en pie, en la ciudad de Trelew, la “Comisión de Ayuda y Solidaridad con los Presos Políticos y Sociales de Rawson”. Ésta tenía como objetivo central contribuir al apoyo material y moral de los presos y sus familias. Pero también informaba públicamente sobre las malas condiciones carcelarias, criticaba la legislación de excepción y las torturas a las que se sometía a los presos políticos y, en la medida de lo posible, ayudaba a flexibilizar el régimen disciplinario dentro del penal.

La misma era un apoyo muy importante para los detenidos que llegaban de todo el país, entre los que se encontraba también Agustín Tosco y trabajadores de las empresas Fiat Concord (SITRAC) y Fiat Materfer (SITRAM), entre otros. Estos últimos había sido parte de un proceso muy avanzando en la clase obrera: el clasismo cordobés. En el período que estamos reseñando, esa población de presos políticos no paró de crecer, mostrando el carácter represivo del régimen. En septiembre de 1971 había alrededor de 84 presos políticos a disposición del Poder Ejecutivo Nacional (PEN); en abril de 1972 había 240; hacia diciembre de este año eran 275.

La fuga

El 15 de agosto los miembros de FAR, Montoneros y PRT-ERP, luego de tomar el control del penal de Rawson, inician el plan de fuga que se ve frustrado por la falta de coordinación con el apoyo externo, que nunca llega a destino. De los vehículos planificados para el uso durante la fuga (2 camiones, 1 camioneta y 1 auto) solo uno ingresa: un automóvil en el cual escapan Roberto Santucho, Roberto Quieto, Enrique Gorriarán Merlo, Domingo Menna, Marcos Osatinski y Fernando Vaca Narvaja, los máximos dirigentes de las organizaciones. Ellos arribarán al aeropuerto y abordarán un avión de Austral que había sido tomado previamente por miembros de las FAR y del PRT-ERP en función de garantizar el escape. Ante las fallas en el operativo del escape y antes de ser rodeados por las fuerzas de la Marina, parten en el avión hacia Chile.

Otro segundo grupo de 19 militantes, que había quedado en el penal, escapa llamando por teléfono a tres taxis. Al llegar al aeropuerto se encuentran con que el avión había partido y deciden realizar la toma del aeropuerto de Trelew. Luego de varias horas de negociación, acuerdan su entrega. Son llevados a la Base Aeronaval Almirante Zar, donde son torturados hasta el 22 de agosto. Esa madrugada, a las 3:30 de la mañana, los hacen salir de los calabozos, formar en doble fila y bajar la cabeza apoyando la barbilla contra el pecho. Unos instantes después, como señalan los relatos de los sobrevivientes, las ametralladoras abren fuego.

Son asesinados 16 de los 19. Sobreviven María Antonia Berger, Alberto Camps y Ricardo Haidar, quienes serían luego asesinados por la dictadura cívico-militar que se inició el 24 de marzo de 1976. Luis Alberto Camps explicará ante el poeta Paco Urondo -publicado como libro bajo el título de La Patria fusilada-: “Para nosotros relatar lo de Trelew es una obligación. Para con nuestro pueblo, por todos los compañeros que murieron allí, que aportaron con su muerte, con su lucha a este proceso”.

Señala Eduardo Castilla que “en la edición de 1988 de Trelew, la patria fusilada, Eduardo Luis Duhalde escribió que aquella masacre fue “la piedra fundacional del terrorismo de Estado”. El funcionamiento de la maquinaria estatal presenta, sin lugar a dudas, grandes similitudes. Entre aquellas dos fechas median, sin embargo, los años del tercer gobierno peronista. Años signados por el accionar de la Triple A y otros (muchos) grupos para-estatales. Años de Pacto Social y represión violenta. Durante aquel trienio, la clase dominante no suspendió su labor asesina. Solo apeló a otras herramientas”.

Te puede interesar: La masacre de Trelew

El historiador Gonzalo Pérez Álvarez señala que “la masacre de Trelew fue, en primer término, el asesinato selectivo de un importante número de cuadros revolucionarios, de dirigentes nacionales que representaban una parte fundamental de sus organizaciones. Fue también el primer ejercicio donde se puso en marcha todo el aparato del Estado para imponer el terror (…) Se masacró y se generó el miedo. Se ocupó militarmente Trelew, se persiguió a todos y a cada uno. Y se creó una versión de la historia que culpabilizaba a las víctimas. (…) lo único que podía escuchar, una y otra vez, fue que murieron intentando fugarse, en un tiroteo generado por culpa de ellos mismos”.

Agrega, además que “agosto se pinta de Trelew. Y la historia nacional comienza a entender que Trelew es algo más que una nota al pie (…), Agosto y Trelew son el laboratorio del terrorismo institucionalizado. Pero hay otro Trelew, que con su solidaridad llevó agosto a octubre. Y Trelew se vistió de octubre (…)”.

El Trelewazo, las jornadas de lucha obrera y popular que logró la libertad de los 16 detenidos por la dictadura

La referencia a octubre tiene que ver con la rebelión que tuvo lugar en Trelew en aquel mes de 1972. En la madrugada del 11 de octubre de 1972, apenas dos meses después de la Masacre de la Base Almirante Zar, tropas del V Cuerpo del Ejército en el “Operativo Vigilante” irrumpieron violentamente en las ciudades de Trelew, Rawson y Puerto Madryn y realizaron un operativo en busca de “elementos subversivos”.

Como señala el historiador Axel Binder “durante la madrugada del 11 de octubre de 1972, las Fuerzas Armadas pusieron en marcha el operativo “Vigilante” en la región noreste del Chubut, secuestrando a 16 personas (detenidas sin orden judicial), trasladándolas a la Base Almirante Zar y posteriormente al penal de Villa Devoto”.

¿Quiénes eran los detenidos? La mayoría vivía en Trelew y Rawson; sólo uno residía en Puerto Madryn. Los detenidos eran abogados, escribanos, médicos, periodistas, artistas, profesores, psicólogos, obreros industriales, estudiantes universitarios, y empleados de la administración provincial. Diez de ellos eran miembros de la Comisión de Solidaridad con los Presos Políticos y algunos otros eran apoderados de presos políticos.

Ese mismo día, en el Teatro Municipal se reunieron alrededor de 500 personas, integrantes de partidos políticos, de organizaciones sociales, estudiantiles, sindicales y, también, vecinos no organizados. Pusieron en pie la «Asamblea del Pueblo» que se impuso como objetivo único la liberación de los 16 vecinos arrestados esa misma mañana y la del Dr. Mario Abel Amaya, encarcelado desde mediados de agosto.

Ante este hecho represivo fue una parte de la población la que empezó a responder con la más amplia movilización. Señala Binder que “se reunieron y organizaron en el Teatro Español de Trelew dando lugar a la “Asamblea del Pueblo” que sesionó hasta que fue liberado el último de los detenidos. (…) se organizaron manifestaciones públicas, marchas (que movilizaron hasta 5.000 personas aproximadamente, en una ciudad de 25.000 habitantes–) y hasta dos huelgas generales – que paralizaron la casi totalidad de la actividad pública y económica de Trelew, Rawson y Puerto Madryn en el plazo de 15 días.” Esta gesta fue conocida como el “Trelewazo”.

Te puede interesar: Morir en Trelew, vivir en la historia: a 48 años de la masacre

Binder plantea además que “las asambleas permanentes y movilizaciones diarias, así como las negociaciones con el poder político provincial, se extendieron durante más de tres semanas hasta que consiguieron la liberación de todos los detenidos, logrando un éxito inusitado: por primera vez una manifestación popular le “arrancaba” presos al régimen militar, haciéndolo retroceder. No obstante, se mantuvo el estado de Asamblea permanente, hasta el 14 de noviembre, momento en el que se logra también la libertad de Mario Abel Amaya, trelewense miembro de la Gremial de Abogados y defensor de Agustín Tosco, que había sido detenido el 18 de agosto acusado de haber colaborado con la fuga de presos del penal U6, que acabaría en Masacre el 22 de agosto de 1972”.

Aquella rebelión popular mostró un método para imponer la liberación de los presos: el de la movilización masiva y la lucha en las calles. Fue la población de Trelew, que había mostrado una fuerte solidaridad y compromiso con los presos políticos, la que logró arrancar a los pobladores detenidos de la cárcel.

La lucha contra la impunidad

En el año 2012, los responsables de los fusilamientos fueron condenados a prisión perpetua por el Tribunal Oral Federal de Comodoro Rivadavia, considerando a “la Masacre de Trelew” como un delito de lesa humanidad. Guillermo Bravo, ex oficial naval, fue declarado culpable por la Masacre de Trelew por la corte de Florida en julio de 2022. Bravo declaró que “yo ordené que les tiren (a los prisioneros), no lo pensé y le disparé a todo lo que se movía”. Al ex oficial naval le ordenaron pagar una reparación de 27 millones de dólares en el juicio civil que se le realizó en Estados Unidos.

Los fusilados en Trelew

Alejandro Ulla (PRT-ERP)
Alfredo Kohon (FAR)
Ana María Villarreal de Santucho (PRT-ERP)
Carlos Alberto del Rey (PRT-ERP)
Carlos Astudillo (FAR)
Clarisa Lea Place (PRT-ERP)
Eduardo Capello (PRT-ERP)
Humberto Suárez (PRT-ERP)
Humberto Toschi (PRT-ERP)
José Ricardo Mena (PRT-ERP)
María Angélica Sabelli (FAR)
Mariano Pujadas (Montoneros)
Mario Emilio Delfino (PRT-ERP)
Miguel Ángel Polti (PRT-ERP)
Rubén Pedro Bonnet (PRT-ERP)
Susana Lesgart (Montoneros)


Ariel Iglesias

Nació en Buenos Aires en 1969. Es docente (jubilado). Militante del Partido de los Trabajadores Socialistas (PTS). Escribió en Ideas de Izquierda "La Educación en el país de los soviets"; "Chubut: Crónica de un triunfo popular contra la Megaminería". Escribe y edita La Izquierda Diario+ en Chubut.