El lunes pasado, el sindicato del subte volvió a ser tema de discusión en los medios masivos de comunicación, en este caso por el viaje del Secretario General y del Secretario Adjunto de la AGTSyP al Vaticano. Noticia que tomó estado público por la información subida a las redes por los propios viajeros.
Jueves 2 de agosto de 2018 16:06
El lunes pasado, el sindicato del subte volvió a ser tema de discusión en los medios masivos de comunicación, en este caso por el viaje del Secretario General y del Secretario Adjunto de la AGTSyP al Vaticano. Noticia que tomó estado público por la información subida a las redes por los propios viajeros.
En primer lugar, rechazamos la campaña de los medios masivos contra Pianelli y Segovia, que cuestionan su derecho a viajar o la forma en que pagan sus gastos. Esta campaña no pretende lograr la transparencia de la vida de los burócratas sindicales (que en su mayoría están con el gobierno, abandonaron la lucha de los trabajadores y no son sometidos a la crítica de la prensa a pesar de vivir como millonarios), sino debilitar la lucha del subte y juntar críticas contra las justas medidas de fuerza que tomamos. Ellos tienen derecho a viajar a su cargo a donde quieran y puedan. Dicho esto, creemos que este viaje y su trascendencia pública es un nuevo error que debilita la lucha que venimos llevando.
El movimiento de mujeres en lucha por el aborto legal es un motor que da fuerza al conjunto de la clase trabajadora
El movimiento de mujeres, que ha desarrollado movilizaciones multitudinarias superando límites y logrando imponer nuevas ideas, es una de las mejores noticias de estos últimos años. En su actual lucha por el derecho al aborto ha vuelto a generar enormes movilizaciones, como la emocionante vigilia del 13 y 14 de junio, que enfrentan a los sectores más conservadores de la sociedad y en particular la nefasta influencia de la iglesia.
El martes 31 de julio, mientras en el subte las dirigentes mujeres realizaban una actividad a favor del movimiento por el aborto legal (lamentablemente sin discutirlo en asambleas, sin dar lugar a la participación masiva e imponiendo restricciones a las agrupaciones, en secreto para que nada salga de sus manos) los principales dirigentes, hombres ellos, se jactaban de haber sido recibidos por el Papa.
La movilización y empuje de las mujeres, sobre todo de las trabajadoras que sufren día a día la explotación de ellas y sus familias además de la opresión de género, pueden darle un nuevo impulso a lucha de los trabajadores. La vitalidad del movimiento de mujeres va a darle fuerza a la lucha del conjunto de los trabajadores contra las imposiciones del estado, contra el conservadurismo de la mayoría de los sindicatos, contra la burocracia.
Pero para eso debemos tomar sus elementos más progresivos, no tratar de controlarlo, no querer quitarle empuje, y sobre todo no aliarse con la iglesia. Hace unos días el propio Bergoglio comparó el derecho al aborto con las prácticas del nazismo alemán. Además de que la iglesia es uno de los principales actores que está haciendo lobby para que en el Senado se vote en contra de este derecho elemental (de la mano del oficialismo y de senadores del PJ y otras fuerzas que se dicen opositoras). La iglesia, con Bergoglio a la cabeza, es hoy el principal enemigo de esta enorme lucha.
Dos hechos mediáticos protagonizaron los dirigentes del subte el martes. Uno, de muy escasa trascendencia, fue la jornada a favor del aborto legal y otro, de mayor impacto mediático, fue el viaje de sus dirigentes a Roma para ver al papa.
Un pésimo mensaje a los compañeros
Como era de prever las fotos de los dirigentes del subte en el Vaticano y los edificios públicos de Roma, en momentos en que estamos desarrollando un plan de lucha fueron usados por los medios para una campaña de desprestigio sobre nuestro sindicato y nuestro conflicto. Ya dijimos que no les criticamos su derecho a viajar, pero hacer un viaje “espiritual” cuando se está preparando para una pelea en las calles el 8 de agosto, en el medio de un conflicto durísimo con compañeros que tienen juicios para despedirlos y cuando estamos bajo el ataque del Estado y la empresa, no parece adecuado.
Todos hemos organizado nuestras vidas estos meses para hacer frente a este ataque en el que sabemos que está en juego nuestra organización gremial y nuestras conquistas. Hay que recorrer los lugares de trabajo, ayudar a revitalizar las asambleas, preparar con fuerza el conflicto.
Desde la agrupación Bordó hemos venido peleando por un plan de lucha que esté a la altura del ataque que sufrimos y el intento que estamos haciendo de revertir la decisión del gobierno de solo negociar con la burocracia de la UTA y darle la espalda a los representantes de los trabajadores. Es obvio que no está a la altura ni el plan de lucha, ni la actitud de los dirigentes, que priorizan las relaciones superestructurales (aún con el papa que a lo sumo le dará unos minutos de audiencia) por sobre la lucha de sus compañeros. Haciendo una publicidad de su viaje que, saben puede ser usada contra los trabajadores, dándole la espalda a la pelea de las compañeras por el derecho al aborto.
Creemos que este error es parte de una orientación destinada exclusivamente a buscar puentes para que el gobierno los restituya a una mesa de negociación en la que no tienen posibilidad de incidir en lo más mínimo. Esto en lugar de preparar la pelea de los compañeros para resistir nuevos ataques y lograr que sea reconocida la verdadera representación de los trabajadores del subte.
A dios rogando y con el mazo dando, dice el dicho que nos recomienda poner todos los esfuerzos en lograr los resultados que buscamos con nuestros medios. La orientación llevada adelante a propuesta de la mayoría del Secretariado apuesta demasiado a la ayuda divina, o la buena voluntad del gobierno. Dos cosas que no existen.