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Red Internacional
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Política nacional. A la derecha de Berni está la pared: sobre las polémicas del soldado de CFK y Kicillof

Sigue la interna entre Nación y Provincia por la pelea entre Berni y el segundo de Frederic, Villalba. En el medio de versiones cruzadas, gritos, declaraciones y notas en diarios, el ministro no solo es ratificado en su cargo, sino que es usado por el Frente de Todos para dialogar con un sector de la sociedad que pide mano dura y punitivismo. Un giro a derecha K.

Nicolás Laguna

Nicolás Laguna @NicolsBenjamin7

Lunes 22 de marzo de 2021 18:17

A las pocas horas que se encontró a M, la niña en situación de calle que fue secuestrada, Berni siguió su show en todos los medios acusando de “inútil” a la ministra de Seguridad de la Nación y agarrando del cuello a su segundo. Haciendo gala de un supuesto exitoso operativo para rescatar a la niña de siete años, en donde todo, según él, fue un gran trabajo de la Policía que dirige. Lo cierto, es que a M la encontró una vecina que dio aviso.

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El prontuario de Berni es conocido, su pico de popularidad se hizo reprimiendo a los trabajadores de Lear allá por el 2014, atacando a los organismos de derechos humanos cada vez que puede, reivindicado a la Policía en cada una de sus acciones como ante la desaparición de Facundo Castro y siendo el que comandó el operativo para desalojar y reprimir a las familias en Guernica que pedían una tierra para vivir.
En septiembre del año pasado, en una entrevista con Romina Manguel en el canal A24, criticó a los organismos de derechos humanos y su lucha durante todos estos años. “Los funcionarios que trabajan en Derechos Humanos tienen los sueldos más altos y no aportan nada, son puro bla bla, no están acostumbrados a trabajar a las 7 de la mañana”, había dicho sin tapujos.

Son conocidos también sus comentarios por demás xenófobos y racistas y su postura, que lo emparenta con la derecha macrista, a favor de bajar la edad de ininputabilidad. Unos días antes de que se vote en el Congreso la legalización del aborto, se mostró, producto de que su admiración por el Papa Francisco, contrario a la legalización.

Últimamente se lo puede ver en las redes sociales haciendo spots de sus “logros” como meter preso a un cultivador de marihuana para su tratamiento médico. Donde no se lo vio fue en el motín policial que rodeaba la Residencia de Olivos, días en los que estuvo ausente mediáticamente.

Luego de las críticas públicas al Ministerio de Seguridad y a Sabrina Frederic, lejos de apaciguarse, siguió la escalada de críticas públicas de uno y otro lado. Hasta salió a luz un chat de ministros nacionales, donde las mujeres encabezadas por Vilma Ibarra, bancaron a su par y criticaron duramente a Sergio Berni.

No todo es lo que parece

Para un observador extraño llamaría la atención como un confeso hombre de derecha en todos sus aspectos, que tiene el mismo discurso que Patricia Bullrich o Pichetto, está en un gobierno autodenominado “progresista” o “popular”. Sumando a sus reiteradas declaraciones contra el gobierno nacional, de su mismo frente político y sus varias peleas públicas con Sabina Frederic, no pareciendo meras críticas, sino el famoso “fuego amigo” que deja en ridículo una pésima relación entre dos ministerios centrales.

Lo cierto es que Berni está ahí por decisión de Cristina Kirchner. Eso ya no es ningún secreto y él mismo dice que es su jefa política y a quién responde. Es cierto que, en lo formal, está bajo el mando del gobernador de la provincia de Buenos Aires Axel Kicillof, quien también lo sostiene. Por algo se los vio muy unidos en diversos actos de la Policía Bonaerense. Esta decisión política es la única capaz de sostenerlo, ya que mantiene no solo una mala relación con el gabinete nacional, sino con gran parte de los intendentes del conurbano oficialista, quienes disputan el control de las policías locales.

La primera excusa del ala progresista del gobierno es que Berni estaba ahí para controlar a la Policía Bonaerense, que era muy difícil; que el ex militar tenía experiencia y que en definitiva era un sapo más que había que tragar. Luego del motín policial, ese argumento quedó en el olvido.

Pero más allá del discurso progresista, lo cierto es que en el conurbano bonaerense hay un 50% de pobreza, 6 de cada 10 ñines son pobres y más del 10% son indigentes, una situación aberrante que vive gran parte de la provincia y con una inflacion de mas de 3% mensual que carcome los salarios. La apuesta por Berni no es casual: un discurso fuerte, de mano dura contra la inseguridad y con un show montado para mostrar que “resuelve”. Una política de represión, como se vio en Guernica y esta semana en el frigorífico Arrebeef, en Peréz Millán.

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Más allá de cómo termine la novela entre el ministerio nacional y provincial, detrás del humo del show mediático montado ante cada aparición, lo que hay es una política de mayor ajuste económico, pauperización social y que buscan mantener con mayor represión.

Mantener y levantar a Berni parece explicarse, esencialmente, por la búsqueda de un voto más de derecha, para competir con el perfil que encabeza Patricia Bullrich en Juntos por el Cambio. Una opción electoral que podría crecer en la medida en que se haga más evidente la falta de solución a las demandas de mejora en la calidad de vida, de trabajo y vivienda por parte del pueblo trabajador.

Punitivismo y discurso político de mano dura van de la mano. La llamada inseguridad -que centralmente es producto de la degradación social- es respondida con más Policía y más represión.

Mirando el calendario electoral, el kirchnerismo que gobierna la Provincia de Buenos Aires sostiene a Berni contra vientos y mareas. El resultado es un discurso más represivo y más violento contra las familias pobres.