Sábado 28 de octubre de 2017 10:10
Miguel Bravetti, co-autor de la nota publicada en Prensa Obrera el 12 de octubre, subtitulada "Retroceso, desmoralización y electoralismo" vuelve a escribir sobre Alicorp, luego de 11 años. La última vez que lo hizo fue en el 2006, cuando definía como "derrota y nuevos conflictos" a la gran lucha que dimos los jaboneros, y hasta se animaba a pronosticar que “el directorio aprovechará el reflujo para completar o al menos profundizar la “limpieza de la planta”. (Prensa Obrera NRO 966, 10 de octubre de 2006).
Nosotros definíamos como una “derrota parcial”, porque analizábamos que la patronal había fracasado en el intento de máxima, que era destruir la organización obrera combativa, representada por los delegados representantes legítimos de la base y porque habíamos logrado reincorporar a la mitad de los activistas despedidos que eran el sostén principal de esa organización. Y se confirmo con la reelección de esta comisión interna por 5 mandatos consecutivos más.
Aunque no pudimos hacer retroceder a la patronal, considerábamos fundamental mantener la conquista que habíamos conseguido después de 8 años sin delegados de base. Porque, como dice Bravetti en otro parte de su crítica, hay que tener en cuenta “el problema de la conciencia de clase –y la organización en que ésta se corporiza-. En nuestro caso – esa conciencia de clase- se expresaba en la comisión interna combativa y en parte de activismo que había sido atacado. Por eso fue “derrota PARCIAL” y el tiempo transcurrido lo demostró con creces.
Luego Miguel habla de las conquistas. Nosotros tuvimos bastantes, entre las cuales destacamos con orgullo haber peleado por la efectivización de 100 compañeros que estaban por agencia, con asambleas, paros y cortes de calle en el 2010 y 2013. Para nosotros, la pelea por la unidad de las filas obreras constituye una característica fundamental de las peleas que siempre dimos en los lugares donde estamos; desde Zanon y el FFCC Roca en la unidad con los desocupados y tercerizados, pasando por aeronáuticos, Pepsico, kraft, subte etc.
Además de esto estuvimos a la cabeza de la conformación de la agrupación Bordo junto a los jaboneros de Guma S.A en Córdoba y a los de P&G en Pilar, con quienes conquistamos la primera minoría con el 34% de los votos en las elecciones nacionales del gremio y enfrentamos a la patota de la burocracia.
Junto a esto, hace por lo menos nueve años que sostenemos un salario 20% superior al resto de las fábricas del gremio. A diferencia de cuando entramos a la fábrica, hoy los Jaboneros de Alicorp tienen sueldos que promedian los$ 40.000.
Pero lo que estamos problematizando en nuestro balance es que muchas veces en lugares donde se lograron esas conquistas económicas, cuando las patronales, el gobierno y la burocracia imponen el temor a la pérdida del empleo, (y lo hacen con especial énfasis en los lugares donde tiene influencia la izquierda, mostrando como allí hay duros ataques,-y resistencia-como vimos en PepsiCo o en AGR), pueden generar conservadurismo. Un temor que lleva a no querer "exponerse", a no buscar nuevas conquistas. Los sectores menos combativos que durante los años de crecimiento apoyaron a la izquierda para avanzar en sus condiciones de vida, se recuestan sobre la burocracia con la ilusión de que de esa manera evitarán los ataques. Eso es algo normal. Y no es la primera vez que sucede y hay que reconocerlo, no se trata de embellecer todo lo que venga de la clase obrera.
Ante esto nosotros batallamos aun a costa muchas veces, de quedar en minoría, explicamos que es una ilusión, que igualmente seremos atacados y lo único que cambiará es que nos encontraremos peor organizados.
El Partido Obrero, adaptándose a esa nueva situación, optó por otro camino. En Interpack, donde es delegado Miguel Bravetti, la patronal luego del vaciamiento que viene llevando adelante durante meses, ha avanzando sobre las conquistas de los trabajadores, sin respuesta de los trabajadores. No hubo ni una campaña de solidaridad ni siquiera una denuncia del vaciamiento y la pérdida de derechos por parte de la interna, para sacar el conflicto para afuera y desenmascarar los planes de la patronal, mientras se preparaba la resistencia y se buscaban aliados. Todo se redujo a mantener los cargos.
Para nosotros, es mejor reconocer y enfrentar la realidad, sostener una fracción sólida aunque sea minoritaria hoy, a esta deriva, a la vez que buscamos múltiples alternativas para golpear a estas fábricas desde afuera. En el futuro, se demostrará como una minoría de izquierda (de más del 40 %) vale muchos más que constituirse uno en la "dirección" de una fábrica que se sostiene a costa de no presentar la más mínima batalla frente a los ataques patronales.
Militancia obrera clasista o “chapas” sindicales
El compañero Bravetti, como es lógico no entiende nuestra autocrítica real o le da pánico pensarla. Por eso plantea el absurdo de que nosotros decimos que ahora hay que hacer una fuerte agrupación y que antes no estaba planteado.
Nosotros no pensamos que en situaciones de crecimiento económico no está planteando construir una militancia obrera clasista y en épocas de ajuste sí. Lo creemos necesario siempre, pero ahora que se acabó la época donde la burguesía resolvía conflictos con concesiones económicas por fábrica–cuando tenía viento de cola la economía-, se va a mostrar a los ojos de muchos como realmente indispensable. Se verá claramente que no alcanza con delegados honestos, sino que hace falta militancia real. Cuando mayor sea el ataque y más generalizado por parte del gobierno y de los capitalistas, más consciente y política deberá ser la organización militante.
Justamente la autocrítica que nos hacemos, tiene que ver con no haber aprovechado estos años al frente de la comisión interna para construir esta militancia obrera clasista y en perspectiva, revolucionaria. Ya que esa tarea, junto a ponernos al frente de las luchas parciales de los obreros, es la principal que nos proponemos los revolucionarios desde las organizaciones sindicales en donde estamos.
El PO no logró detectar nuestra autocrítica porque ni siquiera se plantea este problema que se expresa por ejemplo en que en FATE no hay obreros de la Lista Negra que hagan campaña política y su agrupación no es clasista, porque es compartida con dirigentes que se reivindican peronistas. Con su lógica, sin una organización militante clasista, estar en la dirección de los sindicatos se convierte en un fin en sí mismo, cuando para los revolucionarios es un medio para llegar a las más amplias masas para ganarlas para la lucha anticapitalista y construir una organización que se de tal objetivo En ese camino, obviamente, contar con una fuerza militante mejora la pelea por recuperar los sindicatos de la mano de las burocracias.
Sin embargo este problema el PO ni se lo plantea, mientras haya obreros que voten sus referentes para los cargos gremiales. A esto se le llama separar la lucha sindical de la lucha política y hacer oídos sordos a los consejos de Lenin de no hacer lo que él llamaba “tradeunionismo”, es decir sindicalismo.
Contra esa deriva, es que queremos batallar, como nos propusimos en la reunión del MAC.
Quienes militamos en el PTS e impulsamos las agrupaciones clasistas apostamos a la auto-organización los trabajadores y nos esforzamos por convencer a cada uno de ellos para que tomen en sus manos la política.
Que haya obreros que sean candidatos en el FIT, militantes políticos de su clase, que apoyen otras batallas por fuera de las de su fábrica o gremio, que sean parte de las luchas democráticas Jomo la lucha por justicia por Santiago Maldonado. Solo así se podrá conquistar la fuerza necesaria para dar las peleas que se nos presentarán inevitablemente y estaremos a la altura de lo que se viene, para construir además en esos combates, la organización necesaria para terminar con la explotación, que no es ni más ni menos que el objetivo por el que luchamos.