Se cumplieron 6 meses de la intensa tormenta de abril en la que llovieron 200 milímetros de agua (la mayor en 40 años). La tormenta inundó el 80% del área urbana de Neuquén, y dejó situaciones similares en localidades vecinas.
Sábado 11 de octubre de 2014
Se cumplieron 6 meses de la intensa tormenta de abril en la que llovieron 200 milímetros de agua (la mayor en 40 años). La tormenta inundó el 80% del área urbana de Neuquén, y dejó situaciones similares en localidades vecinas.
Es de destacar que en el caso particular de aquella inundación, no hubo problemas con el aumento de caudal del río (que generaría un desborde), ya que por la regulación de los embalses y por tratarse estación en la que el río tiene su menor caudal, solo tenía en ese momento la mitad de su caudal promedio. Es decir que, lejos de ser un problema, el río presentaba una gran posibilidad de actuar de evacuador de las aguas. Eso significa que las inundaciones no fueron naturales, como declararon entonces las autoridades provinciales y municipales. Lo natural hubiera sido que no se inundara.
Tanto el gobierno municipal de Quiroga, hoy aliado nacionalmente a Massa, como el provincial de Sapag (MPN), representante "internacional" de la Chevron, se ufanaron de que no hubo víctimas fatales gracias a su rápido accionar. Esto a pesar de que hubo una muerte, 1.200 evacuados y un sinnúmero de afectados. Sin embargo, ellos solo se dedicaron a replicar el pronóstico que 48 horas antes habían emitido los técnicos meteorólogos. El intendente Quiroga, se jacta de que avisó con 48 horas de anticipación: pero la naturaleza les había dado 39 años para que se prepararan.
Mientras que el gobernador se encontraba en Houston, acordando con las petroleras los términos de la entrega de los recursos hidrocarburíferos, se armó una gran cadena de solidaridad y auxilio donde los trabajadores, los estudiantes y sus organizaciones (destacándose ATEN, el Sindicato Ceramista, la Junta Interna del Castro Rendon y el Centro de Estudiantes de Humanidades), fueron fundamentales para evitar peores consecuencias en los barrios más pobres.
Frente a la situación catastrófica, el Intendente y el Gobernador anunciaron un plan de obras a concretarse en 90 días, para terminar con las inundaciones. Sin embargo el fin de semana del 4 y 5 de octubre, llovió “apenas” 40 mm y nuevamente se inundaron los barrios más pobres donde las calles eran verdaderos ríos. El miércoles 8, llovió menos aún, y la situación se volvió a repetir en los barrios bajos.
Las verdaderas causas de las inundaciones
Son múltiples las causas que provocaron las inundaciones. La falta de un plan de obras públicas, que construya viviendas en zonas que no presenten riesgo, y que acompañe la demanda que en Neuquén Capital se calcula en unas 20.000 casas, es la principal. Sin un plan de viviendas, la resolución del problema en forma improvisada por los sectores más pobres de la población, conduce al asentamiento y construcción por cuenta propia en lugares por donde drena el agua en momento de lluvias copiosas.
A su vez, los gobiernos municipales y provinciales, luego de establecidas las tomas se negaron a realizar las obras hídricas. Los pocos planes de viviendas realizados se construyeron sobre áreas de igual inestabilidad y peligrosidad, como por ejemplo, Cuenca XV, desoyendo todos los estudios elaborados por el Departamento de Geografía de la Universidad Nacional del Comahue.
Pero a la falta de obras de defensa y drenaje, de espacios de acumulación e infiltración del excedente hídrico y la construcción desmedida por la especulación inmobiliaria de la que el actual intendente Horacio Quiroga siempre fue su principal promotor, se le suma el accionar irresponsable de las empresas petroleras como culpables de la catástrofe que vivió el pueblo neuquino, por el desmonte de la rala vegetación dejando el frágil suelo "desnudo", y acelerando los procesos de erosión.
Lo que queda claro ante catástrofes como esta es que las obras realizadas solo benefician a los barrios cerrados y negociados inmobiliarios (como el Paseo de la Costa) mientras que en los barrios populares, con suerte aplican parches. Mientras el gobierno siga más interesado en el hándicap de cada petrolera con la que pacta la entrega, y no en lo que pasa en los barrios más humildes, el pueblo trabajador seguirá sometido al nuevas situaciones de riesgo.
Foto: La Izquierda Diario