Este 1 de diciembre se conmemora un nuevo día internacional de respuesta al VIH. A 40 años de democracia y 40 años de VIH a nivel mundial, las personas con VIH venimos conquistando derechos y visibilización pero ¿y la cura? ¿y el fin del estigma y discriminación? El autor de la nota es activista marica con VIH de Córdoba y parte de la construcción y militancia de la ley 27675.
Viernes 1ro de diciembre de 2023 13:14
“Que las comunidades lideren” es el lema elegido por Onusida para este 1 de diciembre. En un contexto donde las comunidades lejos estamos de formar parte de las políticas públicas que se implementen. Con un gobierno de ultraderecha que ya votó contra nuestros derechos y vuelve a degradar el ministerio de salud, ¿que perspectiva tenemos las personas con VIH y nuestras luchas?
Llegamos a un nuevo 1 de diciembre donde nuestros cuerpos con VIH entran en la arena pública con mucha visibilización que, con el paso del tiempo, se vuelve a silenciar y quedar en la invisibilización a la que nos deja el Estado, los gobiernos y distintos medios de comunicación hegemónicos. Hoy, como sucede el resto del año, las campañas y políticas se centran en la prevención de nuevas transmisiones.
Preservativos peneanos y testeos se contagian a lo largo del país. “Cuidate”, “mejor saber”, “usá forro” se repiten en un boca en boca. Políticas correctas pero insuficientes ante una situación donde las personas con VIH existimos y resistimos, pese a campañas poco empáticas hacia nuestras realidades. Las representaciones e imaginarios sociales sobre el VIH y las ITS se quedaron en el tiempo: con una relación cuasi directa entre VIH-sida-muerte, con el terror que nos deja como potenciales “contagiadores seriales” mediante el cual se sigue criminalizando nuestras vivencias, así como la asociación entre VIH con quienes forman “poblaciones claves” que reproduce los mismos estigmas de “peste rosa” actualizados, olvidándose que cualquier persona puede vivir con VIH independientemente de su orientación sexual, identidad y prácticas.
Hace más de un año, un 30 de junio de 2022, conquistamos nuestra ley 27.675. A partir de un proyecto construido y militado por las redes y organizaciones de personas con VIH y Hepatitis de todo el país. Hoy tenemos una nueva ley nacional de respuesta integral al VIH, las Hepatitis Virales, otras ITS y la Tuberculosis que la conquistamos nosotrxs. Una ley que contempla nuestros derechos como derechos humanos contemplando también el acceso a la salud integral con el acceso a trabajo, alimentación, salud mental, entre muchos otros puntos y cuenta con perspectiva de género. Una ley de avanzada que aún seguimos exigiendo su implementación real e integral en todo el territorio nacional.
Algo se avanzó, sobre todo en la implementación de pensiones no contributivas (muchas aún no otorgadas) para personas con VIH o Hepatitis en situación de vulnerabilidad, así como el acceso a un régimen previsional especial o jubilación anticipada por los efectos del envejecimiento prematuro debido a los tratamientos que utilizaron “experimentando” sobre cuerpos con VIH. También se comenzó a reunir la comisión de respuesta a estas infecciones con participación de la sociedad civil.
La perspectiva de salud integral de la ley busca transformar el modo en que se aborda la temática que estaba centrada en aspectos puramente biomédicos: prevenir con preservativos o, en el mejor de los casos, con estrategias de prevención combinada; testeos y acceso a diagnóstico oportuno; acceso a tratamientos antirretrovirales y controles periódicos. Estos aspectos necesarios y urgentes se suman en la ley a la prohibición de testeos de VIH en los pre ocupacionales (que aún siguen llegando denuncias de este tipo de prácticas que se replican), las mencionadas pensiones y jubilaciones ante la falta de acceso a un trabajo, el acceso a la salud mental y políticas concretas contra el estigma y la discriminación.
Así, con la ley se entiende que vivir con VIH no es solo tomar unas pastillas por día y hacerse controles periódicos. Hoy sigue siendo difícil el develar nuestras serologías, decir abiertamente que vivimos con VIH, cuando nos encontramos de frente con rechazos, mitos, desinformación, estigmas y formas de discriminación. Especialmente cuando buscamos ser cuerpos deseados y vivir libremente nuestras sexualidades.
Una vez más, se expresa que cierta igualdad ante la ley no implica igualdad ante la vida. Que la transformación social que buscamos y necesitamos aún no la vemos reflejada en nuestro día a día. Que las contradicciones estructurales del sanitarismo higienicista biomédico que nos cataloga como “enfermxs” e impide el acceso a un trabajo digno, condenándonos a la precarización laboral, no fue modificada. Como tampoco el estereotipo de belleza hegemónica que iguala cuerpos “sanos” a cuerpos deseables.
En este sentido, ¿cómo sigue la lucha de las personas con VIH? Bajo un gobierno de Milei donde se replica cierto miedo por la garantía del acceso a los tratamientos y se nos aparece como imposible que existan políticas contra el estigma y la discriminación, resurge la necesidad de organizarnos para defender lo conquistado. Tanto la ley 27.675 a la que Milei y LLA votó en contra, como el acceso a los mínimos derechos que hoy conquistamos.
Pero, no podemos defender nuestros derechos sin fortalecer las articulaciones y lucha en conjunto con otros sectores sociales, desde feminismos y disidencias sexuales, organismos de derechos humanos, movimientos sociales y territoriales, entre muchos otros. Por algo decimos que no hace falta vivir con VIH para luchar juntxs. Hoy estamos en mejores condiciones que en agosto de 2019 cuando salimos a luchar en distintas ciudades del país, bajo el gobierno de Macri, denunciando faltantes de antirretrovirales. Mejores condiciones por años de activismo, visibilización, lucha y empoderamiento colectivo, así como por las articulaciones que venimos desarrollando principalmente en grandes ciudades.
Pero nuestras fuerzas son aún muy débiles sin la interseccionalidad que debe impregnar nuestras luchas para que la respuesta al VIH sea realmente colectiva. Solo la organización en conjunto con los sectores que salgan a enfrentar el ajuste y los ataques que vendrán bajo el gobierno de Milei estaremos en mejores condiciones no solo de defender lo conquistado, sino también plantear algunos puntos estratégicos importantes en las luchas de las comunidades con VIH.
Puntos tales la producción pública nacional de tratamientos antirretrovirales bajo gestión de trabajadoras y trabajadores en conjunto con organizaciones de la sociedad civil con trabajo en VIH, algo necesario contra el mercado de las patentes que genera más lucro para los grandes laboratorios farmacológicos; así como que exista financiamiento de fomento de investigaciones para la cura biomédica del VIH, una cura que llegue a todas las personas seropositivas cansadas de tomar pastillas diarias. Pero también conquistar una nueva sociedad donde no sigan existiendo divisiones en función de serologías. Una sociedad donde podamos vivir libremente sin importar el diagnóstico de unx otrx, sino entender a los cuidados en las prácticas sexuales colectivamente.
Esto y muchos otros puntos que pueden surgir a partir de la organización colectiva, sólo la podremos conquistar si cambiamos la lógica de tantos años de activismo y militancia que se vio reducida solamente a una mesa chica con instituciones y organismos del Estado para recuperar ese lugar que nos vio surgir en las primeras movilizaciones de personas seropositivas: las plazas, las calles y todo el espacio público invitando a luchar juntxs a quienes no viven con VIH en su cuerpo pero entienden también la necesidad de la respuesta colectiva. Sin dejar de levantar nuestras banderas vihchosas, teniendo siempre presentes a lxs pares y compañerxs que murieron como consecuencia de un sida avanzado y gritando juntxs: hasta la cura siempre!