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Red Internacional
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¡A conquistar nuestros derechos en las calles! Aborto libre y ESI para enfrentar la ofensiva de la derecha y la Iglesia

Este 27 de septiembre se realizará la marcha en conmemoración del Día de Acción Global por el Aborto Legal: debemos ser miles en las calles. No podemos quedarnos de brazos cruzados mientras la derecha y las Iglesias se organizan para avanzar en su agenda reaccionaria, queriendo atacar nuestros derechos más básicos. El aborto legal, libre, seguro y gratuito sigue siendo una demanda urgente, y para conquistarlo necesitamos enfrentar, de manera decidida, a quienes históricamente han tratado de controlar nuestros cuerpos y nuestras vidas.

Viernes 27 de septiembre

En Chile, pese a que la ley de aborto en tres causales se presentó como un avance, no puede estar más lejos de ser una solución real. Lo que realmente necesitamos es el derecho a decidir sin restricciones, porque la realidad que viven miles de mujeres y personas gestantes es que, fuera de esos estrechos márgenes legales, seguimos condenadas a la clandestinidad, poniendo en riesgo nuestra salud física y mental.

La derecha y la Iglesia, siempre del lado de la violencia patriarcal

Los mismos que hablan de "vida" son los que promueven la violencia real contra las mujeres. Como dijo el arzobispo Fernando Chomalí en el reciente Tedeum, para él el aborto y la eutanasia son formas de violencia. Pero, ¿qué es más violento que obligar a una mujer a llevar adelante un embarazo no deseado o empujarla a un aborto clandestino? ¿Qué es más brutal que negarles a las mujeres y personas gestantes el derecho a decidir? Nos prohíben el aborto legal los que encubren a los abusadores de menores: casualmente, para ellos las violentas somos nosotras, que reclamamos la autonomía de nuestros cuerpos.

Estos ataques no son casuales. En Chile, como en Argentina con Milei y en muchas partes del mundo, la derecha y la Iglesia se organizan, incluso con sectores de la ultraderecha, para impedir que conquistemos nuestras demandas. Su estrategia es clara: desestimar todo tipo de avance en derechos sociales, haciendo demagogia como por ejemplo con la seguridad, una herramienta discursiva para aprovechar el temor y angustia de la población y así impulsar una agenda autoritaria.

Un claro ejemplo del descaro de la derecha y por qué debemos enfrentarlos es Marcela Cubillos (ind-UDI), quien ya en 2002 se declaró enemiga de las mujeres y disidencias, cuando propuso aumentar las penas para las personas que abortaran, o incluso peor: estando en contra de proyectos como la ley de divorcio. Hoy, en medio del escándalo por el descarado sueldo en la Universidad San Sebastián sin justificación académica, se encuentra en campaña como candidata a la alcaldía de Las Condes representando a los partidos de la derecha de Chile Vamos (UDI-RN-Evópoli), y con el apoyo del Partido Republicano, de los más ultraconservadores del país, que se oponen a cualquier avance hacia el aborto legal. Su figura es un recordatorio de que la derecha no solo busca arrastrarnos a que nuestros cuerpos estén bajo el control de los hombres, la Iglesia y el Estado, sino que también trabajan activamente para fortalecer el Chile de los empresarios.

Y no olvidamos su rol como ministra de educación durante el segundo gobierno de Piñera, donde llevó adelante duros ataques a estudiantes y trabajadores de la educación, este último un sector altamente feminizado, buscando precarizar la labor, apostando por la destrucción de la educación pública, y en beneficio de la educación de mercado, la misma que le tenía un sueldo de 17 millones de pesos.

Frente a esto, es urgente que nos organicemos para enfrentar a estos sectores, que no solo pisotean los derechos mínimos ya conseguidos, sino que son uno de los principales obstáculos en la lucha por echar abajo este Chile capitalista, donde los poderosos, como se ha visto en el caso Hermosilla, manejan la justicia y el poder en beneficio propio, mientras las amplias mayorías trabajadoras seguimos precarizadas. La lucha por algo tan básico como el aborto legal, libre, seguro y gratuito, no puede quedar al margen, mientras figuras como Cubillos intentan avanzar en sus carreras políticas sobre la base de negar nuestros derechos.

La derecha se fortalece, el gobierno les cede en todo, y sectores vuelven a verlos como una alternativa política. Pero Cubillos nos recuerda que el género nos une y la clase nos divide. Solo con una fuerza social organizada y en las calles podremos enfrentarlos.

Boric y el gobierno: ambigüedad y subordinación

Por otra parte, el gobierno de Gabriel Boric ha jugado a la ambigüedad. Aunque hace meses anunciaron un proyecto para avanzar hacia el aborto libre, esto no ha sido más que un saludo a la bandera, ya que desde entonces no ha pasado nada concreto. Mientras tanto, se han dedicado a seguirle el juego a la derecha en su agenda securitaria.

No confiamos que en el parlamento sepan realmente qué es lo que las mujeres y disidencias necesitamos. Tomemos el ejemplo de la Marea Verde en Argentina, donde fue la movilización organizada y masiva de mujeres la que logró imponer un proyecto de aborto legal, libre y seguro. Debemos ser nosotras, desde nuestras propias organizaciones y luchas, quienes definamos qué tipo de proyecto necesitamos, y que contemple las necesidades reales de las mujeres y disidencias sexogenéricas en Chile.

La movilización es fundamental, no solo para conquistar el derecho al aborto, sino para asegurar que sea acorde a nuestras realidades: que contemple el combate a la violencia obstétrica, que entienda y acompañe el proceso del aborto, sin trabas burocráticas que lo hagan inaccesible para las mujeres más precarizadas, que integre la realidad del aborto en personas trans. Además, este derecho debe ir de la mano de una Educación Sexual Integral (ESI), que nos permita tomar decisiones sobre nuestras vidas sexuales y reproductivas de manera informada y consciente.

Boric y los partidos de gobierno no están dispuestos a enfrentar a la derecha y la Iglesia, prefiriendo mantener un débil equilibrio con ellos en lugar de responder a las demandas de un pueblo que se rebeló en 2019 exigiendo cambios estructurales. La ilusión de obtener el derecho al aborto por la vía parlamentaria es peligrosa. La derecha no va a ceder por conmiseración o buenos argumentos, sino que solo lo hará cuando enfrentemos su ofensiva desplegando toda nuestra fuerza como movimiento.

El movimiento de mujeres y disidencias desorientado y la necesidad de retomar la organización desde las bases

No podemos obviar la crisis del movimiento de mujeres. La Coordinadora Feminista 8M, que ha convocado a la marcha del 27 de septiembre, lo hace sin haber organizado un proceso participativo ni haber convocado a asambleas. Este retroceso es producto de su subordinación al gobierno de Boric, llamando a votar por él para “frenar al fascismo” para luego ir perdiendo paulatinamente la iniciativa política. La falta de independencia en relación al movimiento feminista institucionalizado ha generado desorientación y desmovilización.

Sin embargo, en las calles se empieza a notar un despertar de los sectores juveniles y estudiantiles. Los y las estudiantes secundarios han comenzado a organizarse, levantando la demanda por la Educación Sexual Integral (ESI), mientras en las universidades también se discute cómo retomar la pelea por nuestros derechos. Es necesario rearticularnos como movimiento, volviendo a impulsar asambleas y encuentros de mujeres y disidencias, para organizarnos y poner nuestra agenda al centro, demostrando toda la potencia que tenemos.

Este 27 de septiembre nos movilizamos por Educación Sexual Integral y aborto libre: una pelea inseparable

La ESI es una demanda que no podemos dejar de lado. No es solo un derecho fundamental en sí mismo, sino que también es una herramienta clave para prevenir embarazos no deseados, luchar contra la violencia sexual y educar en el respeto a las disidencias. En un país como Chile, donde la influencia de la Iglesia y los sectores conservadores sigue siendo fuerte en la educación, es urgente que impulsemos una ESI en todos los niveles de enseñanza.

La lucha por el aborto libre y la ESI están profundamente entrelazadas. No podemos hablar de derechos sexuales y reproductivos si no garantizamos que todas las personas tengan acceso a la información y a las herramientas necesarias para decidir sobre su cuerpo. La Iglesia y la derecha lo saben, por eso intentan frenar su implementación.

Este 27 de septiembre tenemos que salir a las calles, en un bloque independiente, para exigir la legalización del aborto sin restricciones y la implementación inmediata de la ESI en todo el país. No podemos seguir confiando en un gobierno que prefiere el diálogo con los conservadores, mientras la derecha y la Iglesia avanzan en imponer su agenda reaccionaria.

Desde Pan y Rosas, hacemos un llamado a todas las mujeres, disidencias y jóvenes a que nos organicemos de manera independiente, sin confiar en los tiempos ni las promesas del gobierno. Sabemos que solo la movilización desde abajo nos permitirá conquistar nuestras demandas históricas.