En una monstruosa muestra de racismo sistémico, Kyle Rittenhouse, el vigilante supremacista blanco que fue grabado disparándole a dos manifestantes desarmados del movimiento "Black Lives Matter" e hiriendo a un tercero, ha sido absuelto de todos los cargos presentados contra él. La sentencia es consecuencia de un juicio abiertamente sesgado y demuestra una vez más que existen sistemas de "justicia" separados para la gente blanca y las minorías raciales.
Viernes 19 de noviembre de 2021
Hoy, un jurado de la ciudad de Kenosha, Wisconsin, ha declarado a Kyle Rittenhouse inocente de todos los cargos a pesar de que fue grabado en vídeo asesinando a dos personas en una manifestación contra el ataque policial a Jacob Blake. El veredicto no puede separarse de la historia racista de Estados Unidos y la existencia bien documentada de sistemas de "justicia" distintos para la gente blanca y las minorías raciales.
La "legítima defensa" se concede habitualmente a los blancos como justificación para el asesinato descarado, como estamos viendo ahora mismo en el juicio en Georgia de los hombres blancos que persiguieron y mataron a Ahmaud Arbery.
Rittenhouse lo tenía claro desde el principio: no importaba que fuera un joven de 17 años que cruzó las fronteras estatales con un arma que tenía ilegalmente, o que fuera a la caza de los manifestantes que se habían unido al movimiento Black Lives Matter para protestar luego de que la policía local le disparara por la espalda a Blake. Los policías de Kenosha acogieron a Rittenhouse entre sus filas. Le dejaron escapar e incluso le dieron una botella de agua mientras lo hacía.
Tras la detención, Rittenhouse se convirtió en un símbolo de la extrema derecha. Los esfuerzos masivos de recaudación de fondos le permitieron salir bajo fianza y le proporcionaron abogados defensores de alto nivel. Mientras esperaba el juicio, aparecieron fotos de Rittenhouse sonriendo y mostrando un símbolo de "poder blanco" y llevando una camiseta en la que se leía "free as fuck" ("libre como la mierda").
El juez desestimó el cargo contra la portación de armas, a pesar de que Rittenhouse era claramente culpable. En un fallo tras otro desde el principio, el juez dejó claro que estaba del lado de Rittenhouse. Los hombres que Rittenhouse mató no podían ser llamados "víctimas". Eran "alborotadores" y "saqueadores". En un momento del juicio, el teléfono móvil del juez sonó, y sonó "God Bless the USA" de Lee Greenwood. Es una canción que aparece en casi todos los mítines de Donald Trump.
Durante el juicio real, quedó claro que no había ninguna prueba de que la defensa propia estuviera justificada. Pero como dijo el abogado de Rittenhouse en las escaleras del juzgado, este veredicto indicaba el "derecho milenario" de la autodefensa para "nuestro héroe Kyle".
Estados Unidos tiene dos sistemas judiciales diferentes. En uno, los blancos —especialmente los que tienen medios económicos— son eximidos habitualmente incluso de los crímenes más atroces, incluido el asesinato. En el otro, las minorías raciales —especialmente los afroamericanos— son condenados a muerte de forma rutinaria incluso cuando hay pruebas abrumadoras de que no hicieron nada ilegal. Eso es lo que le ocurrió a Julius Jones, que ha pasado más de 20 años en prisión por un delito que no cometió, y cuya ejecución fue suspendida apenas unas horas antes de que fuera a ser condenado a muerte. Quien piense que el gobernador de Oklahoma conmutó su sentencia por compasión no está prestando atención; fue el resultado de una protesta pública masiva y de una huelga de estudiantes. Y el hecho es que Jones sigue condenado a cadena perpetua por un crimen que no cometió.
El veredicto de Rittenhouse es un ataque a cada una de las personas que salieron a las calles el verano pasado con el movimiento Black Lives Matter. Rittenhouse y los de su calaña podrían haber asesinado a cualquiera de nosotros. Este veredicto abre la temporada de caza contra todos nosotros, especialmente contra los activistas negros y latinos.
Un sistema de "justicia" que funciona como el de Estados Unidos no es un accidente. Es parte de un sistema capitalista opresivo basado en la explotación y la represión. El veredicto de Rittenhouse debe llevar a la gente a las calles a protestar. Pero debemos ser claros: los tribunales y los partidos de la clase dominante, tanto demócratas como republicanos, no nos protegerán. De hecho, fue un gobernador demócrata quien ordenó que cientos de tropas de la Guardia Nacional salieran a las calles de Kenosha para sofocar las protestas el año pasado, y quien volvió a desplegar la Guardia en previsión del veredicto.
Tenemos que salir a la calle para luchar contra este veredicto racista y este sistema racista. Tenemos que salir a la calle contra este sistema capitalista racista. Sólo el aplastamiento de ese sistema garantizará la justicia en este país.
Este artículo fue originalmente publicado en Left Voice, sección en inglés de la Red Internacional La Izquierda Diario
Traducción: Óscar Fernández
Scott Cooper
Escritor, editor y militante socialista de larga trayectoria, reside en Boston, Estados Unidos.