La audiencia de ayer estuvo caracterizada porque todos los testigos fueron aportados por la defensa de Godoy. Se destacó sobremanera la presencia del exjefe de gabinete Alberto Fernández. La estrategia de la defensa fue querer presentar a los acusados, en particular a Godoy, como militares democráticos ajenos a lo que hacían los escalafones menores de la Armada.
Sábado 21 de febrero de 2015
El primero en declarar fue el abogado Eduardo Salerno, de dilatada trayectoria en defensa de los derechos humanos, y ex detenido y torturado por la dictadura militar. El testigo se presentó como amigo personal del Almirante Godoy. Su exposición se centró en destacar actividades públicas que realizaron en la gestión del extitular de la Armada. Señaló, entre otras cosas, que el impulso por democratizar las fuerzas armadas que llevaba a cabo Godoy no era bien visto por otros sectores de la institución y que en algunas oportunidades tuvo que realizar actividades en este sentido obligatorias para el personal militar, ya que si fuera voluntaria la asistencia sería mucho menor. Cabe destacar el énfasis que tuvo a lo largo de toda su exposición para defender a su amigo de cualquier intento de vincularlo con la dictadura militar o acciones ilegales dentro de la fuerza. Por momentos parecía más defensor de Godoy que su propio abogado. Durante la primera media hora de exposición casi no tuvo interrupciones por parte de la defensa o el juez, lo cual marca la profunda predisposición a expresarse a favor de su amigo.
Luego le tocó el turno al exministro Alberto Fernández. Fue sin dudas el pasaje más politizado de las tres jornadas hasta el momento. Fernández fue claro y contundente en relación a Godoy: “Fue una persona muy importante para la Argentina. Francamente me resulta difícil creer qué hace sentado en el banquillo de los acusados (…) Fue una persona central para llevar adelante la política de derechos humanos (…) Tengo el más alto concepto del almirante Godoy, con quien me tocó trabajar en la entrega de la Esma (…)”.
En la crónica de ayer expusimos lo relevante para este juicio del concepto de “amenazas asimétricas” y la relación que el mismo guardaba con el plan de inteligencia de la Armada del año 2005 firmado por Godoy. Allí se amplía dicho concepto para tratar de justificar la inteligencia ilegal al interior del país por parte de esta fuerza armada, algo que está absolutamente prohibido. Fernández, si bien dijo desconocer de la existencia de ese contenido en dicho plan, cuando se leyó un pasaje del mismo que hacía referencia a esta grave situación, fue condescendiente al respecto, justificando la intromisión de la Armada en la seguridad interior del país. Sobre el particular consultamos a Rodrigo Borda abogado querellante e integrante del Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS), quien manifestó que “en el mejor de los casos fue una reflexión bastante confusa y ambigua. Si esa es la mejor interpretación que podemos tener de sus palabras es bastante triste y grave”.
Se finalizó con las declaraciones de Pablo Grinstein, presidente de una entidad judía en los años 2005-2006, y monseñor Pedro Candia. Ambos se manifestaron en el mismo sentido que los anteriores testigos propuestos por la defensa. Si por ellos fuera, Jorge Godoy sería algo así como una especie de salmón mesiánico y democrático nadando a contracorriente en las olas de ese profundo mar de autoritarismo que existe en las fuerzas armadas.
El juicio continuará el próximo lunes a las doce horas con la exposición del último testigo. Si los acusados lo consideran necesario, tienen la posibilidad de prestar testimonio. Luego de ello, en otra jornada, se exponen los alegatos de las distintas partes