Relación estrecha. Alberto Fernández se reunió con la cúpula de la Iglesia católica

Alberto Fernández recibió durante la tarde del miércoles en la Casa Rosada a la comisión ejecutiva de la Conferencia Episcopal Argentina. Fue en el marco del habitual saludo que realiza a fin de año la institución y para mostrar la estrecha relación entre el Gobierno y la Iglesia, todo un mensaje político.

El año pasado la reunión no se había realizado, a raíz del tratamiento del proyecto de legalización del aborto en el Congreso. Sin embargo, desde el vamos el Gobierno insistió en que buscaba mantener una buena relación con la institución. De hecho, entre los principales voceros antiderechos ligados a las iglesias se encontraban legisladores del Frente de Todos como José Mayans.

En el encuentro participaron el presidente de la Conferencia Episcopal, monseñor Oscar Ojea, junto a los integrantes de la comisión ejecutiva: los arzobispos de Mendoza, Marcelo Colombo (vicepresidente primero), y de Bahía Blanca, Carlos Azpiroz Costa (vicepresidente segundo), el obispo auxiliar de La Plata, Alberto Bochatey (secretario general) y el director de Comunicación y Prensa de la Secretaría General, presbítero Máximo Jurcinovic.

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De parte del Ejecutivo, además de Alberto Fernández estuvieron presentes el canciller Santiago Cafiero, el ministro de Desarrollo Social, Juan Zabaleta, y el secretario de Culto, Guillermo Oliveri.

Uno de los mensajes que llevó el Episcopado, según lo que reflejó en un comunicado, fue “la necesidad del cuidado de la vida en todas las etapas de su desarrollo, desde la concepción hasta la muerte natural”, haciendo clara referencia a su ferviente oposición al aborto legal, conquistado por el movimiento de mujeres tras años de lucha y movilizaciones.

A su vez, le regalaron al presidente un libro “con imágenes y reflexiones del papa Francisco como líder espiritual durante la pandemia”. El día previo, el Alberto Fernández participó del Primer Encuentro Federal del Plan de los 1000 días, lo que fue leído también como un guiño hacia la institución. Con dicho proyecto de ley, que acompañó en paralelo el tratamiento de la interrupción voluntaria del embarazo en el Congreso, el Gobierno buscaba mostrar un gesto hacia las cúpulas de las iglesias católica y evangélicas.