El excarapintada lo dijo en su declaración ante el Tribunal Oral Federal (TOF) 2 porteño en el marco de la causa por los crímenes cometidos en el Regimiento de Infantería (RI) 6 de Mercedes, en la que que se investiga el secuestro y tortura de 37 personas, de las cuales ocho fueron asesinadas o permanecen desaparecidas.
Domingo 24 de abril de 2022 12:40
Aldo Rico fue citado en calidad de testigo de concepto por la defensa del exsubteniente de la Compañía de Infantería "A", Emilio Pedro Morello y del exsubteniente Martín Eduardo Sánchez Zinny. Además de haber de haber estado implicados en el genocidio, ambos fueron también carapintadas y su abogado defensor es Ricardo Saint Jean, hijo de Ibérico, gobernador de Buenos Aires durante la dictadura cívico-militar-eclesiástica.
En la "trayectoria" de Rico está su ingreso a la Escuela Superior de Guerra en 1976, sy su graduación en 1979 de oficial de Estado Mayor en 1979. Más adelante, su conocido liderazgo del levantamiento carapintada de Semana Santa de 1987, luego de la que se sancionó la ley de Obediencia Debida en el gobierno de Raúl Alfonsín.
En la causa están imputados también el exjefe del Regimiento, coronel Alberto Ramón Schollaert; el exteniente Gustavo González Sass; el excabo Osmar Andrade; y el exsubteniente Horacio Linari y el exsubteniente de la Compañía de Infantería "B", Luis Alberto Brun.
Causaron sorpresa las declaraciones de Aldo Rico que, sin embargo, no hicieron más que expresar lo que se sabe pero no se investiga: que todos los integrantes de las Fuerzas Armadas fueron parte del accionar genocida. Sin embargo, solo una ínfima parte llegó a la justicia y recibió condena.
—¿Tiene conocimiento de que alguno de ellos [Morello y Zinny NdeR] haya entrado, mientras estaba en el Regimiento de Infantería 6 en Mercedes, en combate contra el terrorismo insurgente? —pregunta Saint Jean
La respuesta, dicha con toda seguridad, no se demoró: —En combate contra el terrorismo estábamos todos.
Preguntado luego con más precisión si conocía las actividades de Morello como integrante del RI 6 de Mercedes, Rico dice “Supongo que era oficial instructor de alguna sección. No estuve en ese regimiento destinado. No he hablado con Morello”.
Más adelante, sigue contestando a las preguntas del abogado defensor de tal modo que todo el Ejército y las Fuerzas Armadas quedan implicados en el genocida: “Todo el Ejército y todas las Fuerzas Armadas tenían un rol activo contra el terrorismo y la insurgencia de los años 70. No le puedo precisar eso [si Morello y el RI 6 fueron parte del “combate a la subversión” NdeR]. Pero, en general, casi todas las unidades entraron en combate”.
A su turno, el abogado de la querella, Pablo Llonto, le preguntó a Rico si tenía sabía si alguno de los oficiales del RIM 6 hubiera cumplido una orden ilegal, a lo que el líder excarapintada respondió: "Hemos tenido una ley de Obediencia Debida que fue una aberración". Y agregó: "Los oficiales que usted ha nombrado tienen convicciones, no creo que hayan cumplido órdenes indebidas. Morello estaba en un regimiento que luchaba contra la subversión, como todos los regimientos y todas las unidades militares”, concluyó, intentando por momentos no ser concluyente respecto a la actividad concreta de los imputados por los que era indagado. “No estuvo a órdenes mías, no sé si participó o no”, pero luego agrega: “todos participamos de la guerra contra la subversión. Estábamos en actividad.”
A confesión de parte, relevo de prueba, reza la famosa máxima tribunalicia. Las declaraciones de Rico deberían ser el puntapié para imputar a todos y cada uno de los genocidas, como exigen desde hace cerca de 40 años muchos de los sobrevivientes del genocidio, los familiares y los organismos independientes, que sean juzgados “todos los genocidas por todos los compañeros y compañeras detenidos desaparecidos”. Los juicios parcelados, que no se realizan por circuito represivo sino contra algunos represores que en muchos casos son juzgados varias veces y los y las testigos y víctimas deben declarar innmuerable cantidad de veces debiendo revivir el horror en cada declaración.
Esta exigencia va de la mano de la apertura de todos los archivos de la represión que permitan saber la verdad sobre el destino de los desaparecidos y los bebés secuestrados, además de los nombres de todos los implicados para poder sentarlos en el banquillo de los acusados.