En la administración Biden siguen vigentes el Título 42, el Programa Permanecer en México y las deportaciones exprés. Mientras desaloja a miles de haitianos de su frontera, otros 12 mil están en espera de que las cortes resuelvan sus solicitudes de asilo.
Lunes 27 de septiembre de 2021 22:13
Después de que intentaran pasar al otro lado de la frontera, unos 20 mil inmigrantes –en su mayoría haitianos– la crueldad con la que algunos fueron detenidos por policías estadounidenses montados a caballo y con látigos, para someterlos y luego deportarlos de manera masiva hacia sus países, continúa causando polémica, pues resulta muy indignante el trato deshumanizado realizado contra hombres, mujeres y niños inmigrantes en la frontera entre EE. UU. y México.
A raíz de que varias organizaciones defensoras de DDHH demostraron su repudio en contra de estos lamentables hechos, las autoridades estadounidenses se vieron obligadas a decir públicamente que también repudiaban dicho actuar de sus agentes, cuando antes los habían defendido.
En este sentido, el gobierno de Biden tuvo que dar un comunicado, a través de su secretario de Seguridad Nacional, Alejandro Mayorkas, sobre que “liberaron” a 12 mil 400 haitianos en territorio estadounidense; pero los mismos migrantes comentan que los están enviando a lugares diferentes para continuar con sus deportaciones, mientras las autoridades siguen sin resolver sus solicitudes de asilo, lo cual dura meses.
Otra forma de expulsión es el caso de los 8 mil inmigrantes que reingresaron hacia México con la esperanza de entrar al Programa Quédate en México.
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Y es que, en los hechos, no existen acciones concretas contra el saqueo en toda Latinoamérica impuesta por los países imperialistas del mundo, que empobrecen y violentan a sectores de trabajadoras y trabajadores en países subordinados como Haití, Guatemala, Honduras, Nicaragua o México, quienes deciden huir de sus países en busca de una vida mejor.
“Mucho ruido y pocas nueces”
La lamentable actuación de los gobiernos a través de la Border Patrol, elementos a caballo con látigos del lado estadounidense, y del mexicano con la Guardia Nacional y elementos del Instituto Nacional de Migración pateando y golpeando inmigrantes, deja en evidencia la incapacidad de estas administraciones para atender a miles de inmigrantes.
Quedan muy atrás las promesas de abrirles las puertas y tratarlos con respeto; todo lo contrario, no sólo continuaron con las políticas xenófobas de administraciones anteriores, sino que las profundizaron con más militares en sus fronteras, campos de refugiados que parecen verdaderos campos de concentración, sin condiciones dignas, y deportaciones forzadas bajo el Título 42.
Por su parte, el gobierno mexicano, que en días recientes declaraba, muy patrióticamente, “viva México, viva la honestidad, viva la democracia, viva los derechos humanos”, en la práctica se queda corto el discurso "progresista" del presidente Andrés Manuel López Obrador.
Nada más hay que recordar la brutalidad con la que trataron a los migrantes hace unas semanas atrás miembros del Instituto Nacional de Migración (INM), elementos del ejército y la Guardia Nacional en contra de los haitianos, venezolanos, nicaragüenses y de otras nacionalidades centroamericanas cuando intentaron pasar por Tapachula, Chiapas. Incluso, por su participación en las recientes deportaciones masivas por tierra, mandando a miles de migrantes hacia Guatemala.
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Entonces, ¿qué independencia puede tener un gobierno que reprime migrantes centroamericanos, sudamericanos y caribeños por órdenes del imperialismo yanqui?
El gobierno mexicano dependiente del estadounidense acata, sin objetar, las disposiciones del imperialismo yanqui con más represión contra las y los inmigrantes, pero además tratándolos como gente de segunda, con peligro a que los copte el crimen organizado, siendo clara su aportación a las economías mundiales realizando los trabajos más precarios, pesados y sin derechos como limpiar casas, lavar ropa, cuidar niños, albañilería y un largo etcétera.
Los derechos de las y los migrantes
Quienes llegan a la frontera de Estados Unidos con México, incluso sin autorización previa, tienen derecho a solicitar asilo sin ser criminalizados, devueltos o separados de sus hijos; hasta durante una pandemia, pues es una protección otorgada a los ciudadanos extranjeros que ya se encuentran en otro territorio o que llegan a sus fronteras, que además cumplen con la definición de “refugiado” bajo el derecho internacional.
Las medidas que plantean los gobiernos son reaccionarias, ya que toda persona con o sin documentos tiene derecho a la libertad de expresión, a ser tratados con justicia, a la privacidad, al hogar y alimentos, a los servicios de salud y otros derechos fundamentales inalienables al ser humano.
Por el paso libre en las fronteras
Para construir una sociedad sin explotación ni opresión, también hay que exigir y recuperar los derechos humanos de las trabajadoras y trabajadores más pobres que salen de sus lugares de origen para tener una vida mejor, ya que en sus países mueren de hambre, de violencia, persecución política, feminicidios y otras causas derivadas de la aplicación de los planes neoliberales.
Estas duras condiciones se profundizan con la crisis sanitaria y económica actual, recayendo en nuestras espaldas con más precarización y más violencia, con más militares y crimen organizado en contra de una clase de trabajadores internacionales que se niegan a vivir en la miseria.
Por estas razones, reivindicamos nuestra postura sobre la necesidad de crear un movimiento desde la clase obrera, tanto de Latinoamérica como de EE. UU., la juventud, el movimiento de mujeres, los campesinos e indígenas pobres, así como aquellas organizaciones de DDHH que se reivindiquen democráticas, junto a los millones de jóvenes y trabajadores que se movilizaron contra el racismo y la violencia policial en el #BlackLivesMatter para que, entre todos, exijamos libre tránsito y derechos plenos, como el acceso a la salud en el marco de la pandemia, a todos los migrantes.
Diana Palacios
Profesora egresada de la Normal Superior, colaboradora en IdZMx