El gobierno de López Obrador hace el trabajo sucio de Donald Trump, al perseguir, deportar y detener a los inmigrantes centroamericanos.
Sábado 6 de abril de 2019
El titular del Instituto Nacional de Migración (INM), Tonatiuh Guillén López, aceptó este jueves que en el primer trimestre del año, fueron detenidos 30 mil migrantes en México, cifra que seguirá aumentando con el tiempo. Según informó, en enero se detuvieron a 7,500 personas, en febrero este número se incrementó a 9,894; en marzo a 12,746 y en lo que va de abril a 1,259.
La mayoría de los deportados por el gobierno mexicano son centroamericanos. Según Guillén, esto se debe al incremento del número de inmigrantes que llegan a nuestro país, el flujo es tan grande que tan sólo los centroamericanos podrían superar las 350 mil personas este año.
Otra cosa que aceptó es que este gobierno está deteniendo más inmigrantes que en el sexenio de Enrique Peña Nieto, lo que da muestra de la enorme crisis migratoria que se está desarrollando en México ocasionada tanto por la política persecutoria de Donald Trump como por la subordinación de López Obrador a dicha política.
El problema migratorio se concentra en especial en la frontera norte, a donde se dirigen miles de inmigrantes que son frenados por el gobierno mexicano. Junto con ello, ahí mismo se concentran los inmigrantes mexicanos que son mantenidos en situación de espera en tanto la administración estadounidense determina si los recibe o no.
Actualmente hay más de 10 mil inmigrantes detenidos en la frontera norte y otros 10 mil repartidos a lo largo del país, con grandes deseos de encontrar trabajo pero con la persecución del Estado mexicano encima de ellos. Padeciendo el hambre, la indefensión laboral, el secuestro de grupos del crimen organizado y las campañas xenófobas que los grupos de derecha levantan en su contra.
Después de todo no habrá trabajo
En octubre del año pasado, en una visita que López Obrador hizo a Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, en calidad de presidente electo, prometió visas de trabajo, refrendando su apoyo a los inmigrantes centroamericanos, declarando que lo hacía “porque va a haber empleo para los mexicanos y para los centroamericanos en nuestra patria, en nuestro país”. También pidió al entonces gobernador del estado, Manuel Velasco y al gobernador electo para aquel momento, Rutilio Escandón que garantizaran protección a los inmigrantes.
Además López Obrador agregó que: "no queremos que haya injusticias ni en México ni en Guatemala, ni en Honduras ni en El Salvador; que no haya injusticias en Canadá ni en Estados Unidos, queremos un mundo sin injusticias y con el derecho al trabajo, a poder buscarse la vida".
Sin embargo, luego de más de 30 mil deportaciones, pareciera que AMLO ya no se acuerda de otro de sus dichos:
"no se puede estar enfrentando este problema sólo con el uso de la fuerza, con medidas coercitivas, hay que garantizar los derechos humanos y la principal garantía humana es a la vida, mitigar el hambre y la pobreza donde sea, para salir adelante".
"no se puede estar enfrentando este problema sólo con el uso de la fuerza, con medidas coercitivas, hay que garantizar los derechos humanos y la principal garantía humana es a la vida, mitigar el hambre y la pobreza donde sea, para salir adelante".
En el caso de las visas migratorias "humanitarias", lo cierto es que ya sólo se emiten para los trabajadores de Guatemala y Belice, con las que se generan 700 mil cruces fronterizos anuales. En los hechos no hay empleo para el resto de los centroamericanos, y en múltiples casos tampoco para los trabajadores mexicanos quienes son despedidos a causa de la "austeridad republicana".
¿Quién hace el trabajo sucio?
Hace pocos días, a finales de marzo del año en curso, el representante del imperialismo estadounidense, el presidente Trump, mediante su cuenta de Twiter estableció su posición, “México debe usar sus leyes migratorias para detener a los miles de indocumentados que buscan entrar a Estados Unidos”. Como forma de presionar al gobierno mexicano para que lleve adelante está política, comenzó a plantera la posibilidad de cerrar la frontera al comercio bilateral, a su vez López Obrador en una visita que realizó a Veracruz, sólo reiteró que no iba a pelear con él.
En una burda consulta a mano alzada le preguntó a los asistentes si debía contestarle al mandatario estadounidense, a lo que respondieron que no, acorde a la voluntad de su líder, también López Obrador dijo que: “No nos vamos a pelear; amor y paz. Vamos a ayudarles (a Estados Unidos) en todo lo que podamos”. Y vaya que lo están haciendo, ya que estas respuestas del titular del ejecutivo mexicano son para evadir el hecho de que le están haciendo el trabajo sucio a Trump al detener a los centroamericanos.
Precisamente porque la persecución y detención de inmigrantes son parte de la política imperialista de la cual el gobierno mexicano está demostrando jugar un rol subordinado, aunque el Morena llegase a alegar que hace esto porque no le queda otra opción al ser tantos inmigrantes, se omiten las causas más profundas de la emigración. Que ha sido la política imperialista de expoliación y saqueo de los distintos países de América Latina para beneficio de los capitalistas estadounidenses, en complicidad con las burguesías locales.
Sólo un gobierno de los trabajadores, apuntalado por los movimientos de las mujeres, y la juventud y los obreros que enfrentan a las maquiladoras extranjeras, en unidad con los campesinos sin tierra y los pueblos originarios, puede dar salida a esta situación, un gobierno que se apueste a la solidaridad internacional de la clase obrera y no uno, que por muy popular que sea su discurso en el fondo sea defensor de los intereses de los poderosos empresarios, totalmente opuestos a las necesidades de las grandes mayorías. Esa es la reflexión que hay hacer, o se está con la patronal y el imperialismo o con los que mueven los hilos de la producción, los trabajadores del campo y la ciudad.