A Hoy a las 17 horas está convocada en colón y cañada la tercera marcha del Ni Una Menos. El femicidio de Ana, es el noveno en lo que va del año en la provincia. Hoy sus amigas marcharán para pedir justicia.
Sábado 3 de junio de 2017 13:24
En el día de ayer una terrible noticia nos atravesó, encontraron a Ana Barrera en la vera de la ruta 5, camino a la localidad de Alta Gracia. Su marido quien salió por todos los medios de comunicación de la provincia para relatar que su pareja había desaparecido en la madrugada del lunes, era su femicida. Abrumado por que sus declaraciones no tenían consistencia, contó donde ubico su cuerpo.
Su testimonio, que se fue cayendo uno por uno, decía que él no la escuchó cuando se levantó para irse a la casa de la localidad de Los Cedros (a la vera de la autovía de la ruta 5) a trabajar y recién se enteró de su ausencia cuando lo llamaron extrañados desde la Secretaría de la Niñez, Adolescencia y Familia (Senaf) para preguntar por qué ella no había aparecido. Al día siguiente radico su denuncia y encontró el auto de ella por casualidad. Fue el único testimonio de su desaparición, y aunque nadie lo dijera el único sospechoso.
Las claves para conocer que pasó fueron las redes sociales, el marido de Ana la hostigaba continuamente. Él celoso, tenía todas sus claves de acceso a sus cuentas de internet, la manipulaba, la asfixiaba con preguntas y reproches.
Todos estos datos no son para individualizar el caso de Ana, sino acompañar las cifras que nos dicen que de las 258 mujeres asesinadas durante el 2016, que el 61 % de los feminidas fueron parejas o ex parejas.
Hace casi dos años, miles de mujeres comenzábamos a organizarnos en cada rincón del país. Nos movía la bronca ante la imagen cotidiana de los femicidios, el hastío ante la impunidad que garantizan la justicia y las fuerzas represivas del Estado. Hemos conquistado una gran organización de mujeres, un gran movimiento está en las calles para decir basta, vivas nos queremos, ni una menos. Le hemos arrancado a la justicia la libertad de Dahyana Gorosito, y la de Belén injustamente detenidas.
Logramos que se extienda la empatía a nuestras demandas tan postergadas, nuestros reclamos se hicieron una fortaleza e hicieron temblar la tierra, y fuimos un ejemplo para millones en el país como en otros lugares del mundo.
Sin embargo, las mujeres no dejaron de sufrir las consecuencias de esa violencia, que garantiza, produce y reproduce constantemente este sistema capitalista y patriarcal. En Argentina, vimos a numerosos candidatos, legisladores y funcionarios públicos sacarse una foto con el cartel de #NiUnaMenos, dijimos no en nuestro nombre! Y ante la enorme potencialidad de nuestra lucha, los gobiernos de turno, la jerarquía de la Iglesia, los partidos tradicionales y las instituciones del Estado buscaron proteger con mayor impunidad a este régimen social.
La violencia machista no se frena con demagogia, es por eso que hoy marchamos nuevamente, tenemos miles de motivos para hacerlo.
En la provincia de Córdoba gobierno de Schiaretti, Vigo y la funcionaria Claudia Martinez se negaron a declarar hace 15 días la emergencia en violencia de género en la provincia, que implica un plan integral con presupuesto para prevenir las violencias de género, y no medidas cosméticas.
Laura Vilches legisladora del PTS en el Frente de izquierda en un comunicado que convoca a la movilización decía que “a horas de una nueva marcha en contra de la violencia de género otro femicidio nos llena de bronca, para la foto y los anuncios demagógicos están todos, pero cuando una mujer es asesinada cada 18 horas por su condición de ser mujer, como hoy en Córdoba con el femicidio de Ana Barrera, se comprueba que nada de eso es suficiente. Hay que declarar ya la emergencia en violencia de género”.
Necesitamos que nuestra fuerza se extienda, se multiplique y se fortalezca en un gran movimiento de lucha, independiente de todos los sectores que garantizan nuestra situación de opresión. Pan y Rosas participa de cada movilización y busca aportar a esa gran tarea. Necesitamos un gran movimiento de mujeres, que teja sus alianzas entre los trabajadores y la juventud y entre las miles de personas que en los últimos años han hecho propia la bandera por nuestros derechos.