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Red Internacional
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Abajo todo el plan de Milei. Apoyar las luchas y tomar el paro del 9 de mayo en el camino de construir la huelga general

Después de casi 3 meses de tregua, la CGT se vio obligada a convocar a un paro general pero dentro de 30 días. El hecho no cambia su estrategia donde cada gremio o sector lucha por su cuenta y negocian el ajuste. Aceptó discutir una reforma laboral, no enfrenta el DNU y la nueva Ley Ómnibus y se niega a enfrentar de conjunto al plan de Milei. La izquierda quiere discutir con las y los luchadores otro camino. La necesidad de apoyar cada conflicto, apostar a la coordinación desde abajo y tomar con todo el paro general para hacerlo activo e imponer un plan de lucha, incluyendo paro y movilización cuando se trate la Ley Ómnibus. Solo la huelga general podrá derrotar el plan de conjunto.

Fernando Scolnik

Fernando Scolnik @FernandoScolnik

Lucho Aguilar

Lucho Aguilar @Lucho_Aguilar2

Jueves 11 de abril 22:54

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Miércoles por la tarde. Ya estaba oscuro cuando de Casa Rosada salían los dirigentes de la CGT sin hacer declaraciones. Horas antes, habían difundido un documento que abría la puerta a discutir la reforma laboral. No habían dicho una palabra sobre la represión a los movimientos sociales que había ocurrido apenas unas horas antes, ni de llamar a medidas de fuerza.

24 horas después, la situación parece distinta. Los choferes de colectivos protagonizaron un gran paro que conmovió al AMBA, reclamando por el salario, aunque no pudo torcer el brazo del gobierno y los empresarios. En Acindar, Villa Constitución, los metalúrgicos hicieron una gran marcha. Por despidos fue paralizada PepsiCo Mar del Plata. El gobierno volvió a rechazar la homologación de la paritaria de Camioneros y Hugo Moyano tuvo que prometer un paro en el plenario del gremio. Despedidos de GPS-Aerolíneas Argentinas y estatales se preparan el viernes para salir a las calles contra las cesantías pero también contra el nuevo proyecto de Ley Ómnibus. Los movimientos sociales vienen de marchar masivamente y resistir una dura represión en el centro de CABA. Docentes, no docentes y estudiantes de distintas universidades nacionales avisan que se preparan para ir hacia una gran movilización el 23 de abril. Los mismos burócratas del miércoles se reúnen el jueves pero esta vez sí llaman a un paro general. También convocan a un acto para el 1 de Mayo. ¿Qué pasó?

Si uno ve como Grabois y el PJ hablan de las elecciones de 2025 mientras nos destruyen, lo de la CGT parece otra política. Parece que cambió su estrategia, pero no: es la misma. Desde abajo se viene acumulando bronca con una situación económica que asfixia. La inflación pegó durísimo los últimos meses. Los salarios perdieron como nunca en tiempo récord. Los jubilados son los que más pagan el costo del ajuste fiscal que supuestamente iba a pagar la casta. Los comedores populares no reciben alimentos. Y encima vienen nuevos tarifazos. Mientras tanto, ganan los bancos, las patronales del campo, las mineras, las privatizadas de la energía.

La propia burocracia se vio apretada entre el malestar desde abajo y la dureza del Gobierno y los empresarios. No cierra.

Por eso la CGT anunció medidas de lucha, pero sin cambiar lo esencial. Apuestan a que el paro los ayude un poco a la negociación gremio por gremio, tratando de perder lo menos posible frente a la inflación y a descomprimir la bronca. Y “mejorar” el proyecto de reforma laboral que están dispuestos a discutir. Pero lo hacen, al mismo tiempo, dividiendo las luchas, dejando en banda a los despedidos, abandonando a su suerte a los precarios y abriendo la puerta a más flexibilización. En resumen: dividiendo a la inmensa fuerza social de la clase trabajadora en vez de unirla. Negándose a enfrentar de conjunto al plan de Milei, el FMI y los grandes poderosos (Rocca, Galperín, Bulgheroni) son funcionales a cada avance del ajuste.

La CGT se niega a enfrentar realmente el mega DNU. Aunque el capítulo laboral está frenado por la Justicia, el decreto trae muchos ataques. Todos lo saben. Destruye conquistas populares y desregula mercados para que hagan lo que quieran con nuestras vidas. Por eso aumentan los precios de todo: alquileres, medicamentos, naftas, prestaciones de salud, educación, alimentos. Eso está pasando ahora. Tampoco están convocando a paro y movilización para los días que la nueva Ley Ómnibus se trate en el Congreso Nacional. Si fuera por los burócratas de la CGT, discuten gremio por gremio mientras el plan motosierra avanza, las grandes mayorías se empobrecen cada vez más y el país se vuelve cada día un poco más una colonia yanqui.

Esa estrategia corporativa es criminal porque divide al pueblo trabajador. Si, por ejemplo, lograse un aumento a los choferes pero a costa de un nuevo tarifazo, estaría afectando el bolsillo de millones de trabajadores y sectores populares. Si lograse sostener los salarios de algunos gremios mientras se empobrecen los precarios, desocupados y hasta las clases medias, no podemos decir que estamos "frenando el ajuste".

El menemismo pudo aplicar sus planes justamente por eso: logró dividir cada lucha y reclamo para así imponer la política neoliberal de conjunto.

Hay sectores de la CGT y la CTA que vienen diciendo que están de acuerdo con “hacer otro paro” y “un plan de lucha”. Que “hay que derrotar el plan Milei”. Pero se quedan en las palabras. No han convocado medidas conjuntas, “solidarias”, que podrían impactar sobre sectores importantes de la industria y los servicios. Incluso en sus propias centrales o gremios convocan medidas separadas, como hemos visto en la CTA con CTERA y ATE, o incluso dentro del propio ATE. También en gremios de la CGT de la misma rama. O en la propia UOM. Por eso, más allá de sus discursos, son funcionales a la estrategia de la CGT.

La actitud de la izquierda y el sindicalismo combativo viene siendo toda la contraria. Desde diciembre, fuimos los primeros en salir a las calles enfrentando el protocolo represivo de Patricia Bullrich junto a miles de luchadores. En esas movilizaciones confluimos con las asambleas barriales y los cacerolazos. Dijimos: hay que exigirle a las conducciones, pero no los podemos esperar para protestar. En enero fuimos parte con todo del primer paro general que se vio obligada a convocar la CGT, criticando que lo hicieron todo a medias, sin garantizar la contundencia de la medida y permitiendo que el transporte funcione normalmente casi todo el día. Exigimos que la medida tenga una continuidad que tardó mucho en llegar.

El 8 y el 24 de marzo confluimos junto a cientos de miles en las calles. Junto a los trabajadores y trabajadoras de la cultura estamos peleando codo a codo. En las universidades, colegios y terciarios estamos al frente de la lucha por la universidad pública. En cada una de esas luchas no solo ponemos el cuerpo: planteamos nuestro programa, que resumimos en estos 10 puntos para unir al pueblo trabajador, la juventud y las mujeres contra Milei y el poder económico saqueador.

¿Qué hacer?

Nos parece importante debatir todo esto en cada gremio, cada lugar de trabajo, cada conflicto, cada asamblea popular: ¿cuál es la estrategia del peronismo y la CGT? ¿Con qué objetivos convocan este paro? ¿Qué hacemos los que queremos derrotar todo el plan ajustador para construir una alternativa a esa estrategia y ganar?

Las próximas semanas serán de importantes luchas que tenemos que tomar en nuestras manos. Este viernes saldremos a las calles junto a los despedidos de GPS y estatales, INCAA, contratistas de Aysa, entre otros. El 23 seremos parte de la gran marcha nacional universitaria. Nos veremos en las calles junto a miles para movilizar frente al Congreso Nacional para rechazar los despidos y dar un nuevo mensaje como en febrero: vamos a impedir que aprueben la reaccionaria Ley Ómnibus. Y le exigiremos a los sindicatos y centrales que paren y se movilicen cuando se trate.

Para fortalecer todas esas peleas, pondremos en pie un encuentro de los sectores combativos, apostando a juntar fuerzas y coordinarnos desde abajo, para poner en pie un punto de reagrupamiento para dar estas batallas.

Y el 9 de mayo participaremos con todo del paro convocado por la CGT, pero sin depositar un minuto de confianza en su conducción. Ese día los trabajadores y trabajadoras tenemos que paralizar el país haciendo una gran demostración de fuerzas. Para que no sea un paro dominguero, habría que garantizar con piquetes y acciones la contundencia de la medida. Eso se lo reclamamos a todos los sindicatos y lo proponemos a los sectores combativos. Si depende de los burócratas lo harán como una medida de presión para negociar algo mientras el conjunto del plan de Milei avanza.

Por eso, como siempre decimos, lo haremos con el objetivo de “golpear juntos, marchar separados”. Toda la unidad para la lucha, pero manteniendo la independencia de los sectores democráticos y combativos. Porque de lo que se trata no es solamente de pelear por gremio o sector por sector, ni de hacer medidas nacionales aisladas alguna vez de vez en cuando. Se trata de pelear por la continuidad de un plan de lucha y hacerlo como parte de construir la huelga general. Porque esa es la única forma de derrotar el conjunto del plan de Milei.

A los luchadores y luchadoras les decimos: es necesario desde hoy organizarse desde abajo en asambleas en cada lugar de trabajo, de estudio y en cada barrio como hacen las asambleas populares. Coordinarse en instancias democráticas y así tener también más fuerza para apoyar cada pelea y para luchar contra la burocracia. En ese camino, queremos abrir paso a la lucha por otra salida. Una salida que empiece por plantear que hay plata para salarios, educación, salud, ciencia, jubilaciones, pero se la llevan los grandes empresarios y el capital financiero. Que plantee la ruptura con el FMI, el no pago de la deuda y la nacionalización de la banca y frente a los tarifazos levante la nacionalización y expropiación bajo control obrero de todo el sistema energético, en el camino de un programa de conjunto para que la crisis la paguen los capitalistas e imponer un gobierno de los trabajadores y el pueblo pobre que cuestionando el dominio de los dueños del país comience la reorganización de la sociedad en función de las necesidades de las grandes mayorías y no del lucro capitalista. Eso implica también que al calor de cada pelea apostamos a construir una fuerza política socialista de los trabajadores, sin caer en las trampas del peronismo que viene de fracasar y ajustar durante sus gobiernos, dejando un 41,7 % de pobreza, y que hoy apuesta a dejar pasar el plan de Milei para después “volver” y administrar las ruinas empobrecidas del país.


Fernando Scolnik

Nacido en Buenos Aires allá por agosto de 1981. Sociólogo - UBA. Militante del Partido de los Trabajadores Socialistas desde 2001.

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