La Selección de Scaloni sigue sin encontrar el rumbo e igualó 1 a 1 con la albiroja. Deberá ganarle si o si a Qatar para obtener la clasificación y para eso tendrá que revertir de manera urgente su pobre imagen.
Jueves 20 de junio de 2019 00:00
Demasiado temprano para acudir a las matemáticas y pensar en los puntos necesarios para clasificar a los cuartos de final de la Copa América. El mal arranque contra Colombia, reflejado no solo en la derrota por 2 a 0 sino también en el paupérrimo nivel, no hizo más que poner a la Selección dirigida por Lionel Scaloni en una situación que nos retrotrae a lo ocurrido en Rusia 2018, donde el equipo nunca apareció y se acudió (¿cuándo no?) al talento inagotable de Lionel Messi como único salvador. Por todo esto, el duelo ante Paraguay era clave para saber si el cuerpo técnico y los jugadores serían capaces de revertir una disposición a priori desfavorable.
Los primeros minutos del partido encontraron a Argentina jugando en campo paraguayo. Con la pelota corriendo de un lado a otro, intentaba abrir a la dura defensa guaraní integrada por Arzamendia, Junior Alonso, Gustavo Gómez y Piris. El manejo de la pelota por parte de Giovani Lo Celso, Leandro Paredes y Rodrigo De Paul, más las subidas de Milton Casco y las rápidas apariciones de Lionel Messi, ponían en aprietos al arco albirojo. Más allá de los intentos del conjunto de Eduardo Berizzo por desempeñarse de igual a igual, el equipo nacional fue el que tuvo el control del trámite, al menos en el tramo inicial.
A pesar del funcionamiento y el manejo, los dirigidos por Scaloni no lograban crear peligro real, perdían la pelota en zonas comprometidas y por momentos invitaban al contraataque paraguayo, que en los pies de Derlis González pudo haber abierto el marcador. Con el correr de los minutos la intensidad mostrada por parte de la Selección Argentina se fue diluyendo y su rival, en consecuencia, agrandándose. Tal es así que llegando a los cuarenta minutos, una corrida maratónica de Miguel Almirón atravesó cuanto jugador se cruzaba por la banda izquierda, jugando luego al medio para Richard Sánchez, quien con un remate bien esquinado desde afuera del área venció la humanidad de Franco Armani y puso el 1 a 0. Por supuesto, otro baldazo de agua fría y por consiguiente una nueva prueba de carácter para Leo Messi y compañía.
Después de las confusiones y nerviosismos inevitables con sucesos como la salida de Armani a disputar una pelota afuera de su área (lo que le valió una amonestación), la Selección salió a jugar el segundo tiempo con otra disposición táctica y fue nada menos que con la entrada de Sergio Agüero por Roberto Pereyra, en busca de ese gol tan ansiado. Y así fue, Argentina atacó nuevamente como en los primeros minuto de la etapa inicial, tuvo opciones claras en los pies de Lautaro Martínez y provocó el primer cimbronazo en el arco de Robert Fernández. Acto seguido, el árbitro recibió un llamado del VAR, desde donde vieron una mano de Piris, y finalmente cobró el penal que le posibilitó a Messi convertir el empate con un zurdazo a la izquierda del guardameta guaraní. Con el encuentro 1 a 1 estaba por comenzar otra historia.
El tanto significó una inyección de ánimo para los argentinos, la actitud era otra, pero Paraguay seguía siendo peligroso. Luego de otra corrida y diagonal de Almirón, la pelota llegó a los pies de Santander, que cayó en el área chica luego de una falta de Nicolás Otamendi. Otro penal, esta vez para el equipo de Berizzo y a cargo del autor del primer gol. Sin embargo, la suerte estaba del lado albiceleste: Armani voló a su izquierda y sacó el balón afuera. Grito de desahogo por parte del arquero de River Plate y una nueva oportunidad para la selección nacional de cara a la victoria.
Con el cambio de Ángel Di María por Lautaro, la disposición en el terreno fue otra. Esto le quitó intensidad a lo mostrado hasta el empate y por momentos el juego de los argentinos se tornó intrascendente. La presión y el circuito generador ya no estaban presentes en el trámite del partido y ambos equipos apostaron a los pelotazos frontales y laterales que terminaban en la nada misma. La lectura de lo que estaba ocurriendo por parte del DT Scaloni sin dudas perjudicó a sus dirigidos, quitándoles el protagonismo que ostentaron durante una parte importante de la segunda etapa, donde su rival se mostró confundido y sin reacción alguna.
Argentina obtuvo su primer punto en el certamen y sigue con chances de clasificar a cuartos de final. El 1 a 1 solo le permitió ganar en confianza, ya sea por el gol y el penal atajado, pero desde el rendimiento todavía hay una deuda muy grande. El juego no aparece, los jugadores aún no muestran rebeldía y el entrenador está cada vez más desconcertado. Si Scaloni y sus dirigidos no logran revertir el pésimo nivel que vienen exhibiendo, el seleccionado argentino tendrá dificultades muy grandes para progresar, no solo en esta Copa América, sino también en el largo recorrido que le espera de cara a las eliminatorias sudamericanas.