El papel clave del activista Armand de Fluvià, recientemente fallecido a los 92 años, en el éxito de un movimiento LGBTI en clave revolucionaria en los años 70 del siglo pasado.
El Vicent @_elvicent
Lunes 16 de septiembre
Armand de Fluvià, Roger de Gaimon en la clandestinidad, murió el pasado 6 de septiembre a la edad de 92 años, después de una larga vida como activista social y político. De familia burguesa y de origen nobiliario, ha sido un luchador por las libertades, entusiasta, incansable, honesto y dotado con un claro sentido de justicia. Armand era, también, lo que ahora llamarían un emprendedor social, no solo era él quien luchaba o apoyaba en la lucha de los otros: se dedicaba a promover la implicación y el compromiso de los demás. Recuerdo como siempre que comentaba con él alguna cuestión que afectaba al colectivo LGBTI me animaba a que organizara algún acto o que hiciera alguna reflexión y la publicase. A su vez, recuerdo como cuando realizaba las más de treinta entrevistas para el libro de Armand de Fluvià en el cual fui colaborador, “El moviment gai a la clandestinitat del franquisme (1970-1975)”, la inmensa mayoría de los entrevistados respondía a la pregunta sobre porque se puso a militar en el movimiento LGBTI diciendo, entre otros motivos, que Armand se lo había planteado o les había motivado.
Sus causas fueron la liberación sexual y de género, la liberación nacional catalana y las libertades y la democracia. Destacó en las tres. También ha sido destacado su papel en su trabajo y pasión: la heráldica y la genealogía, donde ha sido referente y autor “Manual de heràldica i tècnica del blasó (2011) y tiene como su obra magna el “Nobiliari general català” (2014-2021). Esta faceta lo llevó a ser asesor de diferentes instituciones catalanas. Desde este ámbito también luchó contra lo que creía injusto y en 1996 presentó un contencioso–administrativo contra un cambio al escudo de Barcelona, sin rigor histórico, que ganó en 2004. Armand tiene numerosos reconocimientos en todos estos ámbitos, con los cuales no os aburriré y que son consultables en Internet.
Las militancias de Armand
Su primer contacto con el activismo político fue la fundación en 1953, con otros compañeros, de la Juventud Española de Acción que con el tiempo se convirtió en Acció Monàrquica Catalana que representaba una corriente antifranquista monárquica catalanista y demócrata. En 1957 fue detenido después de los hechos del Paranimf y por su militancia a favor de una monarquía parlamentaria. En 1966 participó a la Caputxinada, acto de creación del Sindicat Democràtic d’Estudiants de la Universitat de Barcelona, que fue reprimido por el régimen fascista liderado por Francisco Franco. Formó parte del secretariado de Juan de Borbón hasta 1969. En los años 50 él veía la monarquía parlamentaria como única opción factible para volver a la democracia, pero su pensamiento cambiaría radicalmente en los años 70. Con todo, esta militancia fue un primer contacto para conocer la lucha clandestina que le serviría posteriormente para poner en marcha el movimiento LGBTI catalán y español.
Con todo, donde tuvo un papel más relevante es en la lucha por los derechos del colectivo LGBTI que inició a principios de los años 70. Si bien los cambios sociales no se producen nunca solo por el impulso de una única persona, hay personas que tienen un papel clave y este es el caso de Armand: liderando en algunos momentos, promoviendo en otros y teniendo la mente abierta para asumir nuevos planteamientos. La primera organización LGBTI, que fundo él, fue el Movimiento Español de Liberación Homosexual (MELH) que inicialmente tenía el planteamiento assimilacionista y más conservador como el movimiento anterior a la revuelta de Stonewall. En esta corriente las personas LGBTI luchaban por sus derechos, pero desde la “respetabilidad” de asimilarse al sistema y las reglas morales sobre el amor, la sexualidad y el género. Esto cambiaría radicalmente cuando apareció la activista comunista, Amanda Klein -que es el nombre ficticio del activista que no ha querido nunca dar su nombre real- que dio la vuelta al planteamiento y señaló que el objetivo político debía de ser cambiar la sociedad. Propuso lecturas como “El origen de la familia, la propiedad privada y el estado” de Friedrich Engels y otros textos marxistas, y aproximó la organización a los planteamientos del movimiento LGBTI internacional, entonces revolucionario y marxista.
Armand fue un entusiasta de este giro desde el primer momento que le llevó en 1975 a fundar el Front d’Alliberament Gai de Catalunya (FAGC) y el manifiesto del FAGC que fue una plataforma reivindicativa visionaria y fruto de un amplio debate en una organización revolucionaria con centenares de afiliados. En parte, el papel clave de Armand tiene que ver con el liderazgo y con el impulso que dio a esta corriente con su activismo incansable, entusiasta y abierto de mente. En 1976 también ayudó a fundar el actual Casal Lambda y en 2008 estuvo entre los patrones fundadores de Enllaç, una fundación dedicada a las personas mayores LGBTI. Ambas entidades tienen una vertiente más social que trabajaban para generar comunidad.
Que tenía una mente abierta lo ratifica su evolución ideológica personal: de ser monárquico a republicano, de ser españolista a independentista, de ser católico a ateo, de ser conservador a participar en el movimiento LGBTI revolucionario y en partidos de izquierdas. Evoluciones, en las cuales tuvo un peso muy importante su participación en el movimiento LGBTI, dentro de una larga vida, casi hiperactiva en el ámbito político y social desde los años setenta del siglo pasado.
En el ámbito del catalanismo, fue militante en partidos políticos como Convergència Socialista de Catalunya (CSC), hasta que se fusionó con el PSC en 1979. Fue fundador de Nacionalistes d’Esquerres y de su escisión en 1985. Durante los ochenta y primeros noventa también fue miembro de la plataforma Crida a la Solidaritat en Defensa de la Llengua, la Cultura i la Nació Catalanes. En las últimas décadas ha participado del proyecto político de Esquerra Republicana de Catalunya.
Un activista clave en la lucha LGBTI
Y ¿qué le debemos a Armand y a toda su generación? Participar como tantos otros en la lucha por las libertades nacionales catalanas sí, pero donde su papel es realmente clave es en la fundación del movimiento LGBTI, un movimiento moderno y revolucionario lejos de asimilacionismos. Él y su generación puso el cuerpo, literalmente, bajo la dictadura fascista, para defender las libertades de las personas LGBTI y, también, bajo una transición que no fue fácil. Armand asumió, y promovió la asunción por parte del movimiento LGBTI catalán y español, de los postulados revolucionarios y marxistas que ya tenía en el ámbito internacional y que había surgido de Stonewall. Y esto se hizo, en concordancia con la estrategia y alianzas del movimiento LGBTI en el mundo occidental: en colaboración con el feminismo radical y con las nuevas izquierdas neomarxistas y libertarias de aquella época. Hay que recordar que durante toda la década de los 70 del siglo pasado, años de eclosión del movimiento LGBTI en Catalunya y España, todavía era importante la influencia de Mayo del 68. Esta revuelta, propiciada por el feminismo, el movimiento hippie y contracultural y las nuevas izquierdas, fue la chispa de una revolución cultural, especialmente al mundo occidental, respecto a la sexualidad y al género, y respecto a la liberación de las mujeres con avances en derechos y libertades que hoy en día son visibles.
Una corriente revolucionaria que ponía el foco en la opresión sexual y la necesidad de provocar un cambio social, lo que cuestionaba radicalmente el enfoque anterior. Hay que recordar que el movimiento LGBTI anterior a Stonewall tenía, en general, una postura asimilacionista que apostaba porque las personas LGBTI fueran “respetables” para ser aceptadas, mientras que la corriente a la que se sumó el MELH y, con posterioridad, el FAGC hacía hincapié en la necesidad de subvertir estructural y culturalmente la sociedad. El problema no estaba en las personas LGBTI sino en una sociedad LGBTI-fóbica que tenía que ser cambiada. Un planteamiento que, ya sean reformistas o revolucionarias, mantienen la práctica totalidad de las entidades LGBTI actuales. La lucha de una generación, la de los años 70 que claramente simboliza Armand, que, si bien puede ser analizada de forma crítica, nunca sin el reconocimiento y agradecimiento a los que se jugaron la vida para lograr libertades y justicia social.
Hay diversos Armands, fruto de su evolución personal -aunque desde los 70 permaneció en el lado del republicanismo, el ateísmo, la izquierda y el independentismo-, pero, sobre todo, fruto de su impresionante capacidad activista que le permitió participar en diversos frentes y organizaciones. Desde este artículo quiero reivindicar al Armand fundador del movimiento LGBTI revolucionario catalán y español vinculado a las nuevas izquierdas de los años setenta, al feminismo radical y al marxismo. Un activista que con su generación llevó a cabo una revolución cultural que dura hasta nuestros días y que sentó las bases para las libertades que tenemos actualmente. Y creo que esa valentía revolucionaria no debería de caer en el olvido y también debería de ser homenajeada.
Como persona de izquierdas, activista LGBTI y amigo sólo puedo añadir: Gracias Armand por tu lucha que continúa con nosotros. Te echaremos de menos.