Milei nos desafió y fuimos 1 millón a nivel nacional en la marcha universitaria. Ya tenemos planteado nuestro 2do round en las calles este próximo lunes y martes que se tratará la nueva Ley de Bases. Si se meten con los trabajadores y jubilados, se meten con los estudiantes.
Jueves 25 de abril 22:27
Algo nuevo está naciendo
La movilización del 23 fue una demostración de la fuerza que tenemos cuando nos organizamos. Las fotos inundaron los celulares y confirmaron lo que habíamos presenciado: fue inmenso. Tal vez la marcha más grande desde el fin de la dictadura. Nos hizo recordar las movilizaciones por el primer Ni Una Menos y la marcha contra Macri y su intento de indultar a los genocidas con el 2x1.
Milei pensó que sería muy fácil tocar la educación pública en nuestro país y se equivocó, porque la idea de que cierren las universidades públicas generó una respuesta contundente. No sólo en la ciudad de Buenos Aires, sino también en múltiples ciudades y provincias: en Jujuy, Tucumán, Córdoba, Mendoza, Neuquén, Misiones, Mar del Plata, Chubut, y un largo etcétera. La marcha de este martes da cuenta de la relación de fuerzas que Milei no puede ignorar, aunque se muestre provocador con su imagen del león tomando “lágrimas de zurdos”. Esa caricatura de fortaleza esconde su debilidad, y como dijo Christian Castillo, las lágrimas eran de felicidad porque un millón de personas hicieron temblar las calles.
Cada vez que los distintos gobiernos han querido atacar nuestro derecho a la educación pública, los estudiantes nos hicimos escuchar. Milei debería estudiar un poco la historia para saber con qué enemigo está pulseando. Pablo Semán y Nicolás Welschinger plantean en su nota de revista Panamá como tendencia histórica que las velocidades para la politización y radicalización entre los jóvenes de 18 a 20 años suelen ser sorprendentes. Luego del 23 sobran ejemplos de pibes que tuvieron su primera marcha. Una nueva generación de jóvenes estudiantes despierta a la vida política, y a una particularmente agitada. Se está gestando algo por abajo, y el gobierno “no la ve”.
Lejos del relato que sostiene que la marcha fue impulsada por “la casta”, esta movilización se preparó con vigilias, asambleas y festivales. Las clases públicas de Filosofía y Letras de la UBA se habían empezado a contagiar en las distintas facultades del país. Cientos de estudiantes pasaron la noche en sus casas de estudio para preparar la movilización, como en Ciudad Universitaria. En la Universidad Nacional de La Plata se realizaron asambleas en casi todas las facultades de las 17 que hay. Empezaron a surgir espacios de organización que exceden a las conducciones de los centros de estudiantes. La participación estudiantil que ya había empezado a florecer culminó en una masiva movilización. Este es el dato, relato es el de Milei. Y otra vez está ganando la ley con la que tropiezan todos los gobiernos de derecha: apoyo electoral no es igual a cambio en las relaciones de fuerzas, ni es igual al apoyo popular de los planes de miseria.
Muchos de los que impulsamos la movilización del martes ya habíamos comenzado a organizarnos durante el verano para enfrentar el protocolo antipiquetes, el ataque a la cultura, el DNU y la Ley Ómnibus. Empezaba a romperse el clima de resignación que nos quería imponer el peronismo, que desde el inicio insistía con que “la juventud se volvió de derecha” y que la clase trabajadora iba a aplaudir mientras la volvían más pobre en un llamativo acto de autodestrucción. Todo para no hacerse cargo del balance que le corresponde su gobierno que ajustó a las mayorías para pagarle al FMI y le abrió paso a Milei. En el acto de cierre de la movilización, se volvió a plantear el problema electoral de “no ganar las elecciones”, pero el mayor error de ese palco fue, no solo volver apuntar la discusión hacia el camino electoral con cero perspectiva de lucha, sino que no nombraron ni una sola vez que el paso a seguir es enfrentar todo el plan de Milei, y convocar para tirar abajo la nueva Ley de Bases que mientras estábamos en la marcha, se estaba rosqueando a espaldas del pueblo en reuniones secretas en el Congreso.
Esto recién empieza: si se meten con los trabajadores y jubilados, se meten con los estudiantes
La pregunta de muchos al encarar la vuelta después de la marcha fue “y ahora… ¿cómo la seguimos?”. En esta nota planteamos dos escenarios posibles, con el objetivo de pensar y debatir cómo seguir. Queremos hacerlo junto a todos aquellos con los que movilizamos codo a codo, y que hoy quieren tirar abajo el conjunto del plan de Milei.
1. Que el gobierno de Milei continúe haciendo oídos sordos, endurezca su respuesta, y no aumente el presupuesto. Esto plantea la urgente necesidad de que continúe una lucha de masas construida desde abajo, aún más amplia en cada universidad, con organización en cada facultad y que se consolide una vanguardia de estudiantes, docentes y no docentes, que radicalicen sus métodos y construyan un plan de lucha a la altura del desafío planteado por el gobierno. Solo desarrollando esta capacidad de respuesta y de lucha podremos llevar el conflicto más allá, porque la voluntad de los rectores está guiada por defender tal cual está la universidad y cuidar sus privilegios.
2. Otro escenario posible es que el gobierno abra la negociación con los rectores. No nos extrañaría que rectores peronistas y radicales rifen parte de nuestro presupuesto y opten por “normalizar” la situación, mantengan a docentes y no docentes con salarios de miseria, y miles de docentes ad honorem sosteniendo la universidad. La pelea por un movimiento estudiantil unido a los sectores en lucha que pelee contra todo el plan de ajuste y no solo por presupuesto se volverá decisiva, dónde se mantenga un amplio sector organizado y siendo parte activa de continuar la pelea por la educación y contra los distintos ataques de este gobierno. No podemos confiar en los rectores que lejos de estar buscando un financiamiento acorde que hace años se viene recortando, su interés está guiado por cuidar sus negocios.
El marco general para ambos escenarios es el mismo: ni rectores, ni dirigentes de los sindicatos docentes nacionales, ni la mayoría de la Federación Universitaria Argentina quiere que la lucha en defensa de la educación pública sea un puntapié para derrotar el conjunto del plan de Milei. No son teorías o suposiciones conspiranoicas, ya ha pasado en otros conflictos, como hemos desarrollado aquí. Si no forjamos un movimiento estudiantil autoorganizado, que confíe en sus fuerza junto a la de los trabajadores, sabemos que el gobierno tiene a su favor la voluntad dialoguista y negociadora de las autoridades, burocracias y diputados.
Los radicales, al mismo tiempo que dicen defender la universidad, ya negociaron con el gobierno el dictamen para votar este lunes y martes la Ley Ómnibus con reforma laboral incluída, que implica más precarización, matar de hambre a los jubilados y restringir el derecho a la protesta volviendo la educación un “servicio” esencial. Para dar un gráfico ejemplo, el día posterior a la movilización muchos diputados (UCR, PRO, el bloque de Pichetto) no dieron quórum para que se trate un proyecto de ley de aumento del presupuesto universitario. ¿De qué lado están entonces? Se pronuncian a favor de la educación pública pero cuando hay que actuar deciden dar la espalda. Diputados ¡los estamos mirando! El que negocia con el presupuesto, se mete con nosotros ¡El que vota las leyes de hambre de Milei, es también enemigo de los estudiantes!
El amplio peronismo también aporta su “granito de arena” para que Milei no fracase completamente. Sabemos por experiencia previa, como fue la lucha educativa del 2018 contra Macri, que sus rectores están dispuestos a negociar un presupuesto mínimo que mantenga la universidad tal cual está, dejando a medio camino la lucha y usando como base de negociación a los estudiantes. También vimos que hay diputados de este espacio que “se dieron vuelta” y le otorgan votos a un gobierno con minoría legislativa. Y que la CGT está discutiendo la reforma laboral, no se movilizan contra la Ley Ómnibus y anuncian paros sin movilización para descomprimir la bronca que hierve cada vez más alto en los lugares de trabajo. También lo vivimos en las facultades: la mayoría de las asambleas de estas semanas fueron a costa de, y no gracias, a las agrupaciones peronistas, que incluso llegaron a votar varias mociones con la Franja Morada para frenar el despertar estudiantil. El 8M, el 24M, el paro del 24E y esta impresionante marcha educativa son una muestra de que hay fuerza y voluntad de lucha. Si esto aún no se unió para darle el golpe decisivo a Milei, es porque quienes conducen los sindicatos, centros de estudiantes y federaciones, no apuestan estratégicamente a liquidarlo en la calle, sino a dosificar su ajuste y a “volver mejores” en 2027. Esta ya la vimos en 2019 y así terminó. Los jubilados y el 60% de niños pobres no pueden esperar, y denunciar estas políticas se vuelve fundamental, porque como venimos viendo, Milei no es nada sin el colaboracionismo parlamentario.
Nuestro pacto es con los trabajadores, nuestro método es la democracia estudiantil
Desde la Juventud del PTS, con nuestras agrupaciones en más de 75 facultades a lo largo y ancho del país, que se reunirán este fin de semana y estas líneas son para profundizar la pelea que damos en cada aula y asamblea para que la lucha en defensa de la universidad se una al rechazo del conjunto del plan de Milei, el FMI y los empresarios. Defender la educación es también luchar contra la Ley Ómnibus, el DNU y la Reforma Laboral. A pesar de las conducciones de los centros, en múltiples asambleas como en las de la UNLP, en la interfacultades de Mendoza, las asambleas por carrera en Tucumán, en la Facultad de Artes de Córdoba, la Red en defensa de la UNCO en Neuquén, como también en Chubut, en Sociales, Psicología y Filosofía y Letras de la UBA, y en diversas universidades del conurbano como la UNQ, UNLa, UNSAM, UNPAZ y UNLu logramos que se levanten estas consignas para la movilización. Y nos movilizamos junto a miles de estudiantes en todo el país que defendieron esta política. También propusimos movilizarnos junto a los trabajadores, como hizo la asamblea de FADU en Lucha, que votó movilizar con los laburantes despedidos de GPS-Aerolíneas Argentinas.
¿Cómo utilizamos el poder de fuego que mostramos el 23? Tenemos que mantenernos en estado de alerta y movilización. Como primera tarea inmediata, planteamos que la misma fuerza que mostramos tiene que estar en la calle este lunes y martes en el Congreso cuando quieran votar la nueva Ley de Bases. No se puede “pegar el faltazo” cuando quieran privatizar empresas, echar trabajadores y saquear jubilados. La universidad puede poner la fuerza en la calle que mostró el martes, con esa misma convicción tenemos que defender a nuestros abuelos, a nuestros viejos que quieren sacarles más derechos laborales. El movimiento estudiantil tiene que ser solidario y sobre todo comprometido con las causas de los más atacados. De lo contrario, no hay forma de triunfar. El gobierno tiene “cagazo”, como decían los cánticos de la marcha, a la unidad de trabajadores y estudiantes “como en el Cordobazo”, donde estudiantes y trabajadores derrotaron a la dictadura de Onganía. La fuerza y el apoyo que nos dieron los trabajadores de amplísimos sectores de trabajadores en la marcha nacional educativa, se lo tenemos que devolver con nuestra entrega, poniendo el cuerpo si quieren robarle todos sus derechos.
Este imaginario nos estremeció a todos. Una imágenque mostró el espíritu de la marcha fueron los albañiles cantando desde la punta de un edificio en construcción al unísono con los estudiantes “universidad de los trabajadores y al que no le gusta se jode”. En esa unidad, en ese pacto, está la fuerza social estratégica, donde los estudiantes mostramos la amplia capacidad de movilización y los trabajadores la capacidad de poder frenar el país, que puede liquidar el plan del gobierno y abrir una perspectiva de salida a esta crisis que sea favorable a las mayorías populares. Que la crisis la paguen el FMI y los grandes empresarios que se la fugan toda. Que la plata vaya a educación, salud, vivienda, trabajo con derechos, y no al bolsillo de unos pocos empresarios millonarios y funcionarios de este gobierno como Adorni y Karina Milei.
Pero esto solo lo podemos construir y continuar desde abajo. Por eso nuestro método es otro. La Federación Universitaria Argentina (FUA), presidida por la Franja Morada, leyó un documento al cierre de la marcha, que además de no nombrar a Milei, no decía una palabra de cómo seguir. Ninguna agrupación peronista plantea algo distinto. Como se viene cantando desde el paro general “un solo paro, no va a alcanzar”, opinamos que las movilizaciones aisladas, por masivas que sean, no pueden quedar solo en eso, sino que está en nuestras manos pelear su continuidad. Por eso apostamos a volver a cada facultad y potenciar los espacios de organización democrática que vienen surgiendo. Mientras seguimos exigiendo asambleas generales a nuestros centros, preparamos a un movimiento estudiantil autoorganizado, donde los estudiantes podamos debatir y decidir los próximos pasos. Y esta pelea no la damos solos como Juventud del PTS, sino junto a todos los estudiantes que comparten esta perspectiva, junto a miles de activistas que no quieren que nuestra lucha sea carta de negociación de los de arriba.
Es de primer orden la tarea política de hacer crecer las asambleas autoconvocadas, las comisiones, o espacios de organización y lucha que venimos poniendo en pie en cada facultad, como “FADU en Lucha”, “Psico no finge demencia” en la UNLP, la interfacultades de Mendoza, el centro de Ciencia y Técnica de UNSAM, autoconvocados de UNDAV, UNLZ, UNAJ, UNaHur, UNLa entre otros ejemplos. Nuestra propuesta es que estos espacios, si se generaliza el proceso de lucha, impulsen cuerpos de delegados en cada facultad como mecanismos que expandan la organización, donde los estudiantes se vuelvan protagonistas y se desarrolle con todo la deliberación colectiva, atrayendo así a quienes aún no están movilizados. La fuerza de las aulas puesta en acción, donde hagamos ir y venir el debate de las cursadas debatiendo las propuestas para llevar a las asambleas generales.
Otra tarea planteada, es la exigencia a las federaciones y centros que quieran enfrentar a Milei, de construir asambleas interfacultades para potenciar la coordinación de las distintas facultades donde los estudiantes coordinemos y construyamos una alternativa democrática para la lucha. Lo tenemos que desarrollar junto a los docentes y no docentes, a quienes vienen atacando hace meses con un salario a la baja.
Esta perspectiva de autoorganización del movimiento estudiantil no sólo es necesaria para desplegar la mayor cantidad de fuerzas posibles sino también para debatir los objetivos de nuestra pelea de forma democrática. Como planteamos, las conducciones van a querer restringir nuestra lucha únicamente a conseguir un mejor presupuesto. Para nosotros es fundamental pelear por triplicar el presupuesto universitario, y así lo expresa el proyecto de ley presentado por nuestros diputados Christian Castillo, Myriam Bregman, Nicolás del Caño y Alejandro Vilca. Pero nuestra apuesta estratégica, y lo decimos sin ocultarlo a nadie, es que el movimiento estudiantil entre en escena como un actor político, y que potencie la resistencia contra el conjunto del plan de Milei.
La defensa de la universidad pública implica también transformar la universidad y la sociedad. No hay universidad de los trabajadores y sus hijos en un sistema que no garantiza las condiciones mínimas de vida para la mayoría de la población. La Universidad ha sido históricamente un lugar donde se gesta la politización, el debate, y diferentes luchas como la pelea por el derecho al aborto, la defensa de la cultura y el ambiente. Construir otro horizonte de lo posible también está en manos, en importante medida, de quienes somos parte de las nuevas generaciones que entran a la vida política enfrentando un gobierno que viene por todo.
Es momento de empezar a organizarse, a quienes comparten esta perspectiva los invitamos a que sean parte de las agrupaciones de la Juventud del PTS en las distintas facultades a lo largo del país.
La marcha federal fue solo un primer paso, un despertar. Preparemos el próximo round y que esta vez la crisis la paguen los de arriba ¡Por nuestro presupuesto y contra todo del plan de Milei! ¡Contra la ley ómnibus, el DNU y la reforma laboral! ¡Arriba la unidad obrero estudiantil! ¡Si el presente es de lucha, el futuro es nuestro!