Solidaridad con la lucha de PepsiCo, la realidad de la juventud precarizada y/o desocupada en el Gran Buenos Aires y una salida por izquierda.
Lunes 10 de julio de 2017 15:23
600 familias valen más que las ganancias de Pepsico
Tras el cierre sorpresivo de la planta de la multinacional estadounidense Pepsico ubicada Vicente López, que pretende dejar seiscientas familias en la calle, sus trabajadores y trabajadoras decidieron que sus vidas valen más que las ganancias de la empresa y plantaron pelea por mantener los puestos de trabajo. Camilo Mones, trabajador y delegado de la planta explica el conflicto así: “lo que quiere Pepsico es que arreglen indemnizaciones todos los trabajadores, para después reabrir la fábrica con gente nueva contratada por agencia, tercerizados, aplicar más flexibilización laboral, que es lo que estaban tratando de hacer, pero con la comisión interna y los compañeros en asambleas lo estábamos evitando.”
Esta lucha que va por su segunda semana, enfrenta ahora el pedido de desalojo de la patronal y ya cosechó la simpatía y solidaridad de amplios sectores de la sociedad a través de la difusión de su lucha por los medios de comunicación y en redes sociales. Además, organismos y personalidades de derechos humanos, como Nora Cortiñas, Mirta Baravalle y Osvaldo Bayer, sindicatos, organización es políticas, Centros de estudiantes como el de Filosofía y Letras de la UBA, el de Artes Visuales de la UNA y agrupaciones sindicales y estudiantiles vienen brindando un apoyo importante y necesario a la lucha.
Así fue el caso de la red de agrupaciones Giro a la Izquierda y Pan y Rosas, en UNDAv y del ISFD N°1 de Avellaneda. Desde el primer día estuvieron junto a lucha de los trabajadores, acompañándolos en la toma de la fábrica, en sus manifestaciones callejeras y buscando la solidaridad entre los jóvenes estudiantes y trabajadores de Avellaneda.
Despidos y desocupación, un problema jóvenes trabajadores y estudiantes
La enorme solidaridad que despertó la lucha de los despedidos en Pepsico, tiene su reflejo en una realidad que recorre toda la provincia. La desocupación en Gran Buenos Aires llegó al 11,8%, y si se le suma la subocupación llega al 23%. Esta realidad impacta más fuertemente en los jóvenes trabajadores que si durante el período kirchnerista vivieron con trabajos precarios y con períodos de contratación que iban de unos pocos meses a menos de dos años, con el gobierno de Cambiemos, se profundiza esta precarización, sumada a un impasse en el mercado laboral, que en los últimos meses ha tenido escasas ofertas laborales. Esta es la realidad de muchos de los jóvenes que estudian en los institutos terciarios y universidades del conurbano bonaerense. Quienes están empleados, trabajan largas jornadas, muchas veces con horarios rotativos, realizando cada vez más tareas o teniendo que ceder ante la exigencia de horas extras por temor a perder el empleo y a cambio de salarios en su mayoría por debajo de los diez mil pesos. Otros perciben ingresos por debajo de la línea de pobreza producto de la subocupación, o directamente no consiguen trabajo. Así es que sumado al recorte en becas educativas e incentivos económicos, la inflación y los aumentos de tarifas, estudiar una carrera se hace cada vez más cuesta arriba, provocando que muchos abandones y vulnerándose de esta manera el acceso a la educación pública.
Una salida por izquierda
Las agrupaciones estudiantiles que impulsa el PTS en el Frente de Izquierda, vienen siendo activos en la solidaridad con los trabajadores de Pepsico, a la par de que continúan con la campaña de “Nuestras vida vale más que sus ganancias” en las universidades, institutos y barrios de Avellaneda. En estas últimas semanas donde hubo decenas de cierres y/o despidos masivos, la propuesta de repartir las horas de trabajo entre todos los trabajadores para terminar con el desempleo toma más fuerza. ¡Qué todos trabajen 6 horas, 5 días a la semana, con un sueldo acorde al costo de la canasta básica familiar! Que las riquezas que explotan las grandes patronales del campo y de la industria se inviertan en educación y en mejorar la calidad de vida de todos. Sólo con lo que dejaron de pagar en retenciones el sector del Agro, se podrían otorgar 400 mil becas de $11 mil pesos. Y que el boleto educativo gratuito sea una realidad para todos los estudiantes del país, como marca el precedente del exitoso amparo que presentamos junto al CEPRODH en el Polo Judicial de Avellaneda.
Evidentemente a los empresarios no les remueve la conciencia “recortar gastos”, perjudicando la vida de miles personas. Y al gobierno de Cambiemos, no le interesa evitarlo, ni siquiera para hacer demagogia electoral. Del otro lado el peronismo y el kirchnerismo vienen de haber levantando la mano en la Cámara de Diputados y Senadores para votar 83 leyes de ajuste.
Pero hay cientos de jóvenes, trabajadores y estudiantes que no están dispuestos a agachar la cabeza. En Avellaneda se van sumando decenas todos las semanas a difundir las propuestas de Nicolás del Caño y Myriam Bregman recorriendo los barrios, hablando con sus amigos y familiares, difundiendo los spots por redes sociales y colaborando económicamente para sumar fondos y poder llegar a millones con la idea de que otra vida merecemos vivir. Ellos son los únicos políticos que están en cada lucha de los trabajadores, donando sus sueldos de diputados a los fondos de huelga, y el Frente de Izquierda es la única alternativa política que se opuso sin fisuras al ajuste del gobierno nacional y los gobierno provinciales, tanto en el Congreso como en las calles. Fortalecer esta alternativa en el Congreso, fortalece la lucha en cada escuela, en cada barrio y lugar de trabajo. Porque es posible enfrentar el ajuste y los despidos organizando la fuerza de los jóvenes, las mujeres y la juventud y conquistando diputados de los trabajadores.