Se confirma finalmente la dilatada visita de Bachelet a Venezuela. Tanto Maduro como Guaidó buscan sacar beneficios de la llegada de la Alta Comisionada de los DDHH. Mientras tanto, Chile se desmarca del UNASUR que formó Bachelet en su momento, y anunció su salida definitiva.
Lunes 17 de junio de 2019 13:52
Michelle Bachelet, la alta comisionada de la ONU para los Derechos Humanos, concretará la esperada visita a Venezuela entre el 19 al 21 de junio. Invitada por el gobierno chavista de Nicolás Maduro (para "constatar los esfuerzos" en promover los DDHH), la ex Presidenta de Chile tendrá reuniones con personeros del gobierno, así como con los presidentes de la Asamblea Constituyente, como el de la Asamblea Nacional, el golpista Juan Guaidó, quién hizo un llamado a movilizaciones durante la estancia de Bachelet en Caracas.
Pero no solo con miembros del gobierno chavista y de la oposición se reunirá la Comisionada, si no que también con víctimas de abusos y violaciones de los DDHH, líderes de la sociedad civil, delegados de sindicatos, líderes religiosos y autoridades universitarias. La idea de Bachelet, según sus palabras, es “Ir con neutralidad a conversar con todas las partes, no ser parte de alguna estrategia”, pero siempre aclarando que desde su Oficina, no se podrá solucionar las problemáticas humanitarias que viven los millones de trabajadores venezolanos y sus familias.
Desde la Oficina de DDHH de las Naciones Unidas se han elaborado informes sobre la crisis que se vive en Venezuela día a día, pero las presiones al organismo y en particular a la ex Presidenta chilena se intensificaron posterior a la intentona golpista de Juan Guaidó, todo avalado por el imperialismo de Trump y con el apoyo de la derecha que gobierna en Latinoamérica.
Desde Chile a inicios de la autoproclamación de Guaidó, Piñera fue uno de los primeros en emplazar a Bachelet a pronunciarse sobre la Crisis Venezolana, así como también criticarla por no haberse pronunciado nunca sobre el calificar al gobierno de Maduro como una Dictadura, como tampoco el condenar las violaciones a los DDHH cometidas por el chavismo.
Como una manera de desmarcarse de las políticas tomadas por Bachelet en su anterior mandato, y siguiendo la línea de potenciar las directrices del imperialismo de Trump, es que finalmente se concretó la salida de Chile del UNASUR (propuesto en su momento por Hugo Chávez) como ya se había anticipado en conjunto a la formación del PROSUR por parte del Grupo de Lima.
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Las declaraciones, y acciones de Piñera, muestran la cara más hipócrita de la derecha chilena, considerando (y tomando en cuenta las declaraciones anteriores del mandatario) por un lado, la falta de cuestionamiento al sistema de gobierno Chino (por los intereses chilenos con la Economía de ese país), y por otro, la constante tónica de abusos y violaciones a los DDHH que el gobierno empresarial de la derecha ha cometido en contra del pueblo Mapuche (con el asesinato a Catrillanca como ejemplo), o actualmente a los estudiantes de los liceos emblemáticos de Santiago, que día a día son reprimidos por las FFEE de Carabineros en los marcos de la Ley Aula Segura.
La visita de Bachelet a Venezuela, no dista de ser más que un “bálsamo” diplomático (a pesar de su intento de neutralidad) para ambas partes enfrentadas, tanto el chavismo quien llevó a esta crisis económica y social, como para la oposición quién solo pretender seguir la línea de imponer el imperialismo yanqui y que Latinoamérica se transforme en el patio trasero estadounidense. Este “bálsamo”, finalmente, no vislumbra mejoría alguna para las condiciones de trabajadores, mujeres y estudiantes venezolanos, quienes son los únicos quienes están pagando por esta crisis.
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