Miércoles 17 de septiembre de 2014
Bahía no sólo se distingue por ser una ciudad "milica" por contar con una de las principales bases navales de Sudamérica (Base Naval Puerto Belgrano en Punta Alta) entre variadas instituciones militares, por su "reconocido" contingente de genocidas y colaboradores de la dictadura, o por tener diarios como La Nueva Provincia considerados entre los más fascistas del mundo. También es de aquellas ciudades donde los contrastes sociales se expresan con más agudeza.
Por un lado, cuenta con la ventaja de un puerto de gran calado ubicado en una zona geográficamente estratégica junto al cual se asientan empresas cerealeras, termoeléctricas y una serie de plantas industriales con alto valor agregado, innovación tecnológica y desarrollo productivo, como las pertenecientes al Polo Petroquímico más importante del país o el complejo de TGS en Gral Cerri. El nivel de carga general del Puerto, y la producción y transporte de las industrias petroquímicas le dan a la ciudad una ubicación de importancia nacional por su gran movimiento de capital.
Sin embargo, el nivel de expoliación de las multinacionales es altísima, con niveles muy bajos de retención y casi sin inversiones en la ciudad ( de hecho Bahía tiene desde hace décadas problemas de abastecimiento de agua potable ).
Mientras los empresarios que lucran de esta enorme riqueza productiva viven en su mayoría en countries y barrios privados alejados de las barriadas populares, la contracara más brutal es la condición de pobreza en la que vive el 30% de la población, con tasas de indigencia que superan el 6 % según estadísticas oficiales. Esta enorme franja de la población pobre, se encuentra representada en su mayoría por trabajadores-as que están en negro (el índice de informalidad supera el 25%), con subocupación o ya directamente sin trabajo, siendo Bahía con el 10 % la segunda ciudad de la Argentina con mayor desocupación.
Si el desarrollo urbano en general es pobre y limitado, las condiciones de vida de esta gran masa de pobres es de una enorme carencia en cuestiones elementales de infraestructura. Populosas barriadas obreras y populares que circundan el radio céntrico carecen de obras de asfalto, red de gas natural y agua potable, desaguas cloacales y el déficit habitacional es padecido por más de 10 mil familias.
Por estas razones, siempre vemos emerger luchas de los sectores más plebeyos de la sociedad, como fue la de los pescadores artesanales en Ing. White, tomas de viviendas de terrenos de Planes Federales, piquetes de desocupados, o las más recientes luchas de familias que se dedican al cartoneo en contra de la persecución policial y en rechazo a la ley municipal que impide la tracción a sangre en el radio céntrico.
La recesión económica y el ajuste en curso vía despidos, inflación y tarifazos, ataca principalmente a los estratos más bajos de la clase trabajadora, por lo que vamos a asistir a un mayor empobrecimiento y miseria social, y junto a ello a un aumento en los niveles de estos marcados contrastes sociales.