Bahréin se convierte en la segunda nación árabe en el lapso de un mes en abrazar acuerdos más cercanos con Israel, sin tener en cuenta las objeciones palestinas y los sectores opositores.
Santiago Montag @salvadorsoler10
Lunes 14 de septiembre de 2020 17:21
No sorprendió el anuncio del Reino de la isla del Golfo Pérsico a la comunidad internacional. Las monarquías de la Península Arábiga vienen estableciendo lazos comerciales, diplomáticos y militares en los hechos desde hace años con Israel. Para profundizarlo el principal bloqueo es la posición con respecto al derecho de autodeterminación de Palestina, con lo cuál llegar a una "Paz" con Israel implica reconocer a este Estado. Hasta el momento sólo Egipto en 1979 y Jordania en 1994, habían dado ese paso.
Bahréin se prepara, junto a Emiratos Árabes Unidos, para concretar la firma de la normalización de las relaciones diplomáticas con Israel en virtud de un acuerdo negociado por Estados Unidos este martes en una ceremonia en la Casa Blanca organizada por Trump.
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El acuerdo fue festejado por el presidente Trump que lo anunció por Twiter el viernes, donde comentaba que Bahréin establecería relaciones diplomáticas plenas con Israel, "Este es verdaderamente un día histórico", dijo Trump a los periodistas en la Oficina Oval, y dijo que creía que otros países seguirían su ejemplo, todo un símbolo durante el aniversario de los ataques del 11 de septiembre de 2001 a las Torres Gemelas.
El anuncio se produjo después de uno similar el mes pasado por parte de Israel y los Emiratos Árabes Unidos (EAU) de que normalizarían las relaciones, con la condición de que el primer ministro Benjamin Netanyahu de Israel no cumpliera con los planes de anexar partes de Cisjordania. Los funcionarios de la administración Trump dijeron que esperaban que el acuerdo alentaría a otros países árabes con relaciones históricamente hostiles, aunque recientemente descongeladas, con Israel a tomar medidas similares. Al igual que con EAU, el acuerdo de Bahréin-Israel del viernes normalizará las relaciones diplomáticas, comerciales, de seguridad y de otro tipo entre los dos países. Bahréin, junto con Arabia Saudita, ya había permitido, entre otras medidas, que los vuelos israelíes utilicen su espacio aéreo.
Para Israel es clave conseguir la incorporación de otro país árabe a la pequeña lista de los que tienen lazos diplomáticos con Jerusalén. Bahréin es de importancia estratégica como puerto base de la Quinta Flota de la Armada de los Estados Unidos, ya había abierto su espacio aéreo a nuevos vuelos comerciales de pasajeros entre Tel Aviv y Abu Dhabi. Además allí en la isla se había establecido la sede donde discutir el “Acuerdo del Siglo” de Jared Kushner para entablar las conversaciones de "Paz" entre israelíes y palestinos.
Si bien, el anuncio de Bahréin no tuvo tanto impacto como el de EAU, su importancia descansa sobre su relación cercana con Arabia Saudita, que podría ser el verdadero premio diplomático para Netanyahu y Trump. Es sabido que Bahréin no realiza ningún movimiento diplomático sin el aval de Arabia Saudita, que puede estar analizando ser el próximo Estado del Golfo en normalizar sus relaciones, aunque en rigor de verdad en los hechos sería formalizarlas. Teniendo en cuenta que Arabia Saudita participó en la guerra árabe-israelí de 1948 con una historia de apoyo a la causa palestina, la custodia de los lugares sagrados del Islam, y que los monarcas son sensibles a la opinión pública que puede ver estos movimientos como una traición, complica los márgenes de maniobra del príncipe Mohamed Bin Salmán.
La Pax de Trump
El acuerdo entre Israel con Bahréin y EAU, muestra cómo la noción misma de paz en Medio Oriente ha cambiado bajo el mandato de Trump. No podemos decir que el actual es un “Acuerdo de Paz”, porque nunca hubo guerra entre estos países. En el caso del reconocimiento de Egipto en 1979 tuvo impacto geopolítico y a nivel social importante luego de tres guerras. Sin embargo, con las tensiones actuales y la política desplegada de Trump plagada de zig zags, el escenario regional sufrió una importante reconfiguración.
Para el periodista Ezequiel Kopel, en referencia al avance de EAU y Bahréin con Israel dice: “La verdadera explicación del acuerdo, que dejó de lado a los palestinos, hay que buscarla en la preocupación conjunta frente a los nuevos polos de poder regional: Irán y el eje Turquía-Qatar”. Estas potencias que tienen una influencia importante en los países del Medio Oriente disputando la hegemonía regional en la medida que EE. UU. se retira. En este sentido, para Trump y gran parte del establishment norteamericano, es necesario fortalecer alianzas que custodien sus intereses económicos o bloquear los de sus enemigos.
Los avances diplomáticos entre las potencias, responden a los intereses regionales de los países del Golfo Pérsico. El movimiento de Bahréin, así como el de EAU, deja percibir la dinámica cambiante de Medio Oriente que acerca a varias de las naciones árabes a Israel, para equilibrar las tensiones con Irán y Turquía. Pero que pueden tener una expresión inesperada en las calles.
Por otro lado, Donald Trump intenta con estos últimos acuerdos compensar en el terreno internacional sus problemas domésticos con vistas a las elecciones del 3 de noviembre. Entre ellos están la "Paz" entre Kosovo y Serbia y un plan de retirada de Afganistán discutido con los Talibán.
¿Qué pasa con lo Palestinos?
De manera histórica, los acuerdos internacionales del imperialismo con los líderes regionales jamás tuvieron en cuenta las divisiones culturales y etno-religiosas de la región. En este sentido, las monarquías del Golfo y los distintos regímenes han ido claudicando en relación a la causa palestina que para las masas de la región ha sido objeto de lucha histórica contra el imperialismo. Tanto en Gaza como en Cisjorndania condenaron este nuevo Acuerdo diciendo que se trata de "otra puñalada por la espada".
La causa palestina aún mantiene una carga simbólica para los árabes de la región que en la medida que los líderes abandonen puede tener repercusiones serias en su propia imagen. Kopel dijo a este medio que “Son los Estados los que abandonan la causa palestina, la calle árabe apoya a los palestinos en su derecho a la autodeterminación, aunque para ellos [los líderes palestinos] el apoyo del polo árabe se está debilitando”.
El último intento de apoyo a los palestinos fue la “Iniciativa de Paz Árabe” liderada por Arabia Saudita en 2002 que tenía el objetivo de vincular la normalización de las relaciones entre países de la Liga Árabe e Israel con la retirada de este último de los territorios palestinos ocupados desde 1967. Algo que parece imposible, ya que los asentamientos israelíes están arraigados en Cisjordania.
A pesar de que la Liga Árabe ha reafirmado dos veces su apoyo a la Iniciativa, muchos de sus miembros han estado normalizando silenciosamente los lazos con Israel, dejando de lado el problema palestino. Lo que recientemente logró el príncipe de los EAU, Mohamed bin Zayed, formalizando la relación con Israel de manera pública, disociar el conflicto árabe-israelí del conflicto palestino-israelí, aunque pedía cortésmente que Israel abandone sus pretensiones de anexar los territorios de Cisjordania.
Bahréin no es EAU, es un estado de mayoría chiíta gobernado por monarcas sunitas, donde además hay una mayoría de trabajadores migrantes que no tienen acceso a la ciudadanía. Esta isla del golfo tiene una larga historia de movilización de la sociedad civil, tal como vimos en las protestas durante la Primavera Árabe, con la existencia de sindicatos y partidos de distintas tendencias ideológicas, incluyendo a la izquierda. Por esto mismo es que hubo distintas manifestaciones de rechazo al Acuerdo.
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Un grupo de asociaciones políticas y de la sociedad civil de Bahréin, expresó el domingo su oposición al acuerdo en una declaración conjunta: "Lo que resulte de la normalización no contará con el respaldo popular, en línea con lo que se ha criado a generaciones de bahreiníes en términos de adhesión a la causa palestina", decía el comunicado.
La analista del Arab Gulf Institue in Washinton, Kristin Smith Diwan, explica en un artítulo reciente la dinámica social que se expresa a través de la redes sociales y grupos de la sociedad civil como Federaciones sindicales dentro de los regímenes del Golfo contra estas normalizaciones diplomáticas con Israel. Quizás estos avances puedan desatar el descontento social que ponga un freno a las ambiciones de las monarquías árabes.
Santiago Montag
Escribe en la sección Internacional de La Izquierda Diario.