A pesar del llamado de la ANFP a reanudar el campeonato nacional de fútbol las barras, e hinchas en general, mantienen su intención de interrumpir el llamado a retomar "la normalidad" de esta actividad deportiva.
Sábado 23 de noviembre de 2019
El estallido social ha impactado de manera transversal todas las actividades de la sociedad chilena, y el fútbol profesional no ha sido la excepción. La Asociación Nacional de Fútbol Profesional (ANFP) ha debido suspender cinco veces la reanudación del campeonato oficial y ayer 22 de noviembre, la ANFP nuevamente se vio en la obligación de suspender el reinicio de este, debido a que un grupo de barristas organizados interrumpiera el desarrollo del partido entre Unión La Calera y Deportes Iquique. Los barristas forzaron el ingreso a la galería del estadio, quemaron la caseta de seguridad y arrojaron elementos a la cancha.
Siguiendo la línea discursiva del gobierno de volver a la normalidad porque de a poco las movilizaciones irán menguando, la ANFP ha insistido en retomar el fútbol pese a que el Sindicato de Futbolistas Profesionales (SIFUP) ha planteado en reiteradas oportunidades que no están las condiciones dadas para el desarrollo de la actividad ni para otorgar seguridad a los futbolistas, así lo expusieron en un nuevo comunicado ayer 22 de noviembre tras los hechos ocurridos en el estadio Bicentenario de La Florida:
“Resulta claro que las medidas de seguridad no estaban dadas para llevar adelante los partidos programados, por tanto solicitamos a la ANFP, atendido esto y a la promesa incumplida de las autoridades para proteger la voluntad de los jugadores de volver a la actividad, que suspenda la fecha que correspondía para este fin de semana.” (…) “Como siempre lo manifestamos, el fútbol no puede volver a cualquier precio, siendo una condición infranqueable que se garantice la vida, salud y seguridad de los trabajadores, situación que hoy en un partido con menos de 100 asistentes no se logró”
Además de la variable de seguridad, el SIFUP no acuerda con el discurso de normalidad que busca instalar el gobierno de Sebastián Piñera:
“Los futbolistas pusieron todo de su parte para volver a trabajar, pero como lo dijimos desde un comienzo las condiciones actuales de nuestro país NO están para retomar normalmente nuestras labores, sumado al hecho que el ente programador y la entidad encargada de otorgar la seguridad de los encuentros no fueron capaces de garantizar las condiciones de seguridad requeridas y necesarias para trabajar.”
Por otro lado, lxs barristas e hinchas han sido los más críticos con la reanudación del campeonato, ya que consideran que es usado para desviar la atención de las masas y así estas dejen la protesta a un lado olvidándose de los heridos por balas y perdigones, las muertes, torturas, violaciones, mutilaciones de ojos y todo el sufrimiento y dolor al que ha sido sometido el pueblo, que en su legítimo derecho de querer modificar estructuralmente su país, no ha dejado de manifestarse desde el 18 de octubre. En esa línea las distintas hinchadas han realizado llamados a boicotear cada posible fecha de reanudación del campeonato, ya sea no asistiendo a los partidos, cerrando el estadio con cadenas como en San Carlos de Apoquindo, o irrumpiendo en el partido como ayer lo hicieron en el Bicentenario de La Florida.
Este tipo de expresiones nos muestran que el nivel de politización de la población chilena la ha llevado a romper con las viejas prácticas republicanas, esas donde la clase político – empresarial negocia la salida de conflictos entre cuatro paredes arrojándose el derecho a decidir sin preguntar, bajo los términos que ellos consideren correctos y usando aparatos de control estatal como las FF.AA, policía y PDI para imponer sus decisiones. Frente a esta realidad la ciudadanía Chilena a decidido no volver a callar.
Esta ruptura ha hecho que lxs barristas, y la ciudadanía en general, dejen de mirarse y sentirse enemigos para comenzar a tratarse como aliados y a reconocerse como parte de una misma clase: la de lxs trabajadores; ocupan y conviven en las calles y plazas sin problemas, se auxilian cuando la represión de la policía no cesa o algún compañerx cae herido, se unen para rechazar el pacto entre los partidos burgueses y el gobierno, y para denunciar la criminalidad de un gobierno que no cesa en su escalada represiva y su sistemática violación a los DD.HH.
La situación del fútbol chileno es la más clara expresión de que no habrá normalidad en Chile hasta que se logren las demandas gritadas por millones en las calles, exista juicio y castigo para todxs los responsables de la violación sistemática de los DD.HH y hasta que caiga el responsable político de todos estos vejámenes a los que sigue siendo sometido el pueblo de Chile: su Presidente Sebastián Piñera.