De reciente estreno, la película “Los Estados Unidos contra Billie Holiday” cuenta los últimos diez años de vida de la artista. Perseguida por el FBI por su consumo de drogas, pero sobre todo por cantar contra la brutalidad hacia la comunidad afrodescendiente, fue una mujer que no utilizó su trágico pasado para victimizarse, sino que allanó el camino para otras como ella.
Jueves 8 de abril de 2021 20:52
Si bien la película, dirigida por Lee Daniels de Precious (2009) o El Mayordomo (2013) y producida por Hulu, logra generar algunos momentos valiosos, especialmente cuando se dedica a contar la vida íntima de Holiday, las giras con los músicos y asistentes que trabajaban con ella, no logró convencer a la crítica.
Perseguida por el FBI por su consumo de drogas y hasta “infiltrada” con un amante (que años más tarde se arrepentirá de la traición), la biografía retrata su ascenso a la fama, su paso por la cárcel, sus matrimonios, sus “todo vendido” en el Carnegie Hill. Todo en la última década de la vida de la artista que aunque con un pasado doloroso y perturbador, no lo utilizó para victimizarse si no para tratar de ser la mujer más libre y feliz que su época se lo permitiese.
Se destaca el gran trabajo de actuación y canto de Andra Day como Billie Holiday, aunque la película cae en clichés y obviedades (como sucede cada vez que aparecen los miembros del FBI o la División Narcóticos, que parecen sacados de un film de superhéroes). La intérprete que ganó el Globo de Oro como mejor actriz dramática por éste trabajo y está nominada para la 93° ceremonia del Oscar en la misma categoría, es, junto a la banda sonora, lo poco rescatable de esta “biopic”.
Eleanora Holiday Fagan, más conocida como Billie Holiday y apodada Lady Day, nació el 7 de abril de 1915. Como reseñamos aquí, en su autobiografía “Lady sings the blues”, la misma Billie cuenta cómo fue su vida desde la infancia: pobreza, abandono de sus padres siendo niña, una violación a los doce años, prostitución, reformatorios, racismo, etc. Sin embargo, como en un golpe de suerte, una puerta de escape se abrió a sus quince años al entrar en un bar ofreciéndose como bailarina y fracasar desastrosamente en la prueba. Fue entonces que a instancias del pianista comenzó a cantar “Trav’lin all alone” (Viajando sola) y dejó a todos mudos. Eran los años de la gran Depresión económica, y de la resaca del jazz que había brillado en los años 20.
A partir de ahí, toda la fama fue en ascenso, gracias a su voz, personalidad, talento y desparpajo, en la época post crisis del 29, apogeo del estado de bienestar. Fue víctima pero se negó a serlo y utilizaba los avances conquistados para demostrarles y transmitirles a las mujeres contemporáneas una moral distinta, una fuerza arrolladora para sobreponerse de las miserias en las que se veían enclaustradas por las reglas del patriarcado. Esa fuerza también la entonó en su canto, con su voz quebrada, con sus melodías sutiles, con su profundo cantar. Su voz era un instrumento modulado, que bien podía alzarse hasta la altura de una refinada canción de salón o hasta los sollozos sensuales y definitivamente eróticos de un blues. Tenía un registro de voz impecable y muy amplio.
Un anticipo del Black Lives Matter
Fue una activa vocera contra la xenofobia y el racismo brutal de la época, que aún mantenía linchamientos en el sur del país. A su manera, quiso contribuir al incipiente movimiento por los derechos civiles y en 1939 hizo uno de los primeros temas que se convirtieron en himno para la comunidad afroamericana, Strange Fruit, una crítica a la costumbre sureña de colgar de los árboles (es decir, ahorcar) a afrodescendientes sospechosos de haber cometido crímenes contra blancos. Mención aparte merece que esta canción caló tan profundo como un grito de guerra contra el racismo y la xenofobia, que cruzó generaciones y fue versionada por Diana Ross (cuando protagonizó en 1972 la primera biografía de Holiday), por Annie Lennox, UB40, U2, Sting y Gil Evans, Jade Nova y la inolvidable Nina Simone, entre los más destacados. La actriz Andra Day (que utiliza ese apellido en honor a Billie) ha dicho que la cantante “fue la primera en hablar de derechos civiles” en el mundo del espectáculo de los 30.
Cuando su popularidad empezó a crecer y cuando su grito “las vidas negras importan” se escuchaba más fuerte, el FBI utilizó su adicción a las drogas para acabar con su reputación. Sin embargo, no pudo borrar la fuerza de la primera estrofa, como declaración de guerra:
Los árboles del sur dan frutos extraños
Sangre en las hojas y sangre en la raíz
Cuerpos negros balanceándose en la brisa del sur
Extraña fruta colgando de los álamos
Billie Holiday tenía 44 años y apenas unos dólares en el banco cuando murió el 17 de julio de 1959 en la cama del Metropolitan Hospital Center de Nueva York tras ser arrestada por posesión de drogas.
Nos deja su talento y su legado, el camino allanado para que mujeres como Janis Joplin, Nina Simone o Tina Turner por sólo nombrar algunas, rompieran el molde y se ganaran su lugar en el podio del jazz, del blues y del rockanroll.