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Red Internacional
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Copa Libertadores. Boca: enderezando la nave

El equipo de Guillermo empezó a acomodarse en la Libertadores valiéndose de sus individualidades.

Lionel Pasteloff @LionelPasteloff

Viernes 8 de abril de 2016

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Foto: sitio Canchallena

Si algo caracterizaba a Bianchi como entrenador era su simpleza. A veces, la transmitía en frases como "una victoria llama a otra". Más o menos de eso se trata el presente de Boca. Consiguió su segundo triunfo al hilo (primero por Copa) descansando en la materia prima que tiene, mientras busca hacer surgir al equipo.

Bolivar no fue un rival duro pero tampoco regaló nada. Insúa planteó una línea de 5 que de entrada ya se organizaba bien y evitaba eficazmente ser desbordada en exceso. Boca movía la pelota con paciencia pero sin profundidad, en esa delgada línea que divide la paciencia de la desidia. Lo tuvo Tevez con un tiro en el palo, que increíblemente no entró y permitió un mano a mano de Bolívar en la misma jugada. El local pasaba de ser peligroso a estar en peligro.

Fue Gago quien rompió el molde y metió el 1-0 tras capturar un rebote de una jugada que comandaba. Bolívar no se inquietó demasiado por un resultado que tanto no le dolía. Tevez agarró la lanza diez minutos más tarde y metió un golazo tras aguantar, encarar y amagar a casi toda la defensa bolivariana. El 2-0 permitía un entretiempo confortable.

Para evitar sustos como con Rafaela, Boca buscó el gol y lo encontró rápido en la segunda parte: Tevez habilitó a Pavón, quien le sirvió el gol a Carrizo. El 3 a 0 olía a definitivo.

Consumada la goleada, movió la pelota y buscó otra conquista sin desesperación. Ni siquiera el descuento de Juanmi Callejón de penal sirvió para poner suspenso. Los de Barros Schelotto bordearon el cuarto gol sin complicarse. Buscaron asociarse, ganar confianza, trabar fuerte en las divididas y generar empatía entre los líderes futbolísticos del grupo.

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Gago, Tevez y Carrizo fueron puntos altos del Xeneize y se espera que sean puntales de cara a lo que se viene, que no es fácil. Dejar de ser unos millones de dólares desparramados en la cancha y convertirse en un grupo de esos que llenan los posters.