Con gol de Villa y actuación destacada del arquero Rossi, el equipo de Battaglia se impuso en el Superclásico. El DT acertó con los cambios y algunos errores defensivos de River sellaron el resultado.
Augusto Dorado @AugustoDorado
Domingo 20 de marzo de 2022 22:00
Villa baila para festejar el gol del triunfo de Boca ante River en el Monumental. Se acerca Vázquez para el abrazo.
Aunque las estadísticas digan otra cosa, Boca ganó bien el Superclásico: supo aprovechar algunas flaquezas del equipo de Gallardo y fue de menor a mayor, para un triunfo sustentado en la gran tarea de Agustín Rossi que le cerró al arco a River. El local pasó más tiempo en el campo de Boca, pateó más al arco y tuvo más tiros de esquina, pero Boca fue contundente y práctico.
Y así como Sebastián Battaglia recibía una lluvia de críticas hasta hace apenas dos semanas, en la noche del domingo en el Monumental demostró su oficio desde el banco: el ingreso de Luis Vázquez por Benedetto fue un acierto, pese a que era sabido que el “Pipa” no estaba para los 90 minutos. Otro cambio obligado por el trámite del partido también fue una mejora: la entrada de Figal tras un primer tiempo de Advíncula desbordante de faltas. Y también un cambio en el rival le destrabó el medio: la salida de Barco en River por una molestia muscular, le liberó a Pol Fernández en el centro del mediocampo y le permitió ganar un poco más la pelota.
Tras un primer tiempo con más intensidad que fútbol, con superioridad futbolística de River, Boca salió a jugar el segundo tiempo mejor parado, por esos cambios que detallamos. Y a los 8 minutos, pase de Vázquez que parecía simple de controlar, pero la duda liquidó a González Pires que vaciló entre cubrir la pelota o colaborar con su arquero Arnani sacándola del radar de Villa. El delantero colombiano fue el único despierto en esa jugada y eludió a Armani para el gol del triunfo.
Con la ventaja, Boca jugó prácticamente otro partido, ganó terreno y emparejó el trámite. Villa lo volvió literalmente locos a Simón y Rojas, el mayor peligro siempre llegaba por la franja derecha del ataque del xeneize. La entrada de los experimentados Campuzano y Oscar Romero por los pibes Medina y Molinas le dio más solidez todavía al equipo y hasta la posibilidad de estirar la ventaja. Aun así, algunos sobresaltos pasaron porque enfrente estaba el River de Gallardo que con Juanfer Quintero desde casi la mitad de la segunda etapa (entró por Simón) ganó peso ofensivo. Pero Rossi tuvo su noche consagratoria y resolvió todas bien, en especial un cabezazo bombeado de Agustín Palavecino que era el empate seguro: pero el arquero supo retroceder los pasos necesarios para la mejor atajada de la fecha.
River y Boca entregaron un buen partido, sobre todo por el segundo tiempo, y aunque el empate hubiera sido un resultado acorde al trámite del encuentro, si alguno merecía desequilibrar, ese equipo fue Boca. De amarillo, con una camiseta que homenajea a su querida Casa Amarilla, casaca por la cual recibió cargadas desde Núñez y alrededores. Pero la jugada le salió bien: Boca recuperó identidad y con autoridad futbolística, escribió su página amarilla en este Superclásico.