El programa radial El Círculo Rojo entrevistó a Bruno Gilga, director de base del Sindicato de Trabajadores de la Universidad de San Pablo, sobre la situación del gobierno de Bolsonaro tras las grandes movilizaciones del 15/5 contra el recorte del 30% en la educación.
Martes 21 de mayo de 2019 00:07
ECR: Muchos dicen que el paro y las movilizaciones marcan el final de la luna de miel con Bolsonaro, ¿es así?
BG: El gobierno ya venía sufriendo un proceso gradual de desgaste. De enero a marzo su tasa de aprobación ya había caído de 49% a 34%. Bolsonaro fue elegido y comenzó su gobierno apoyándose entre otras cosas en el descontento con la situación económica y el desempleo, con la expectativa de que un cambio de gobierno pudiera traer alguna mejora.
Después de 5 meses, el desempleo solo ha aumentado, llegando al 13%, con otro 13% de subocupados, totalizando casi 30 millones de personas. Pero ahora, con la entrada en escena de la juventud, especialmente de los estudiantes con movilizaciones tan fuertes, la situación de Bolsonaro se complica mucho más. Las movilizaciones tuvieron la participación de sectores masivos de los estudiantes, y ese sector tiene una gran capacidad de diálogo con una amplia capa de la población y tiende a ganar su apoyo aunque por ahora pasivo, y a profundizar el desgaste del gobierno.
Además, esta situación genera mucha desconfianza hacia el gobierno entre sectores burgueses que vienen dándole apoyo. Las previsiones de crecimiento de la economía brasilera para este año se están reduciendo cada semana, grandes editoriales discuten el riesgo de recesión, parte del empresariado ya venía descontento con el gasto de energía del gobierno en cuestiones que sirven para su base de extrema derecha pero que no responden a las prioridades inmediatas del mercado, y ahora con las movilizaciones aumenta mucho esta desconfianza.
ECR: Hubo muchas asambleas autoorganizadas muy grandes en universidades en distintos puntos del país, ¿qué rol vienen cumpliendo las organizaciones estudiantiles más tradicionales y los sindicatos?
BG: Bueno, la cuestión principal en este momento es que no podemos separar la lucha contra los recortes en la educación, con la lucha contra la Reforma Previsional. Eso es lo que precisamente las direcciones de estas organizaciones están haciendo. Más de 1 millón de personas en las calles el día 15 mostraron la fuerza capaz de enfrentar los recortes en la educación como de unirse al conjunto de la clase obrera, cuya mayoría todavía es contraria a la Reforma Previsional, para derrotarla e impedir que nos hagan trabajar hasta morir.
Incluso la defensa de la educación no es posible separando esos temas. Tanto porque es necesario mostrar que las universidades no salen a las calles solo para defender sus “privilegios” como dice Bolsonaro, como porque aunque se vea obligado a retroceder ahora, Bolsonaro se fortalecería mucho con la aprobación de la Reforma Previsional, y tiene en los sectores de la educación y de la intelectualidad un enemigo declarado de su base social.
Pero lo que pasa es que las mayores centrales sindicales del país y la Unión Nacional de los Estudiantes, que convoca ahora la movilización para el día 30 como seguimiento de la del día 15, son dirigidas por el PT y el PCdoB. El PT habla contra la Reforma pero sus gobernadores defienden su aprobación con modificaciones. Y el PCdoB ayudó a elegir al Presidente de la Cámara, Rodrigo Maia, que es el principal articulador de la Reforma Previsional. Por eso es fácil comprender por qué la Unión Nacional de los Estudiantes convoca el día 30 solamente contra los recortes en la educación, sin hablar una palabra sobre la Reforma Previsional.
Mientras, las centrales obreras llaman a un paro nacional para otra fecha, quince días después, contra la Reforma Previsional. Separan esas luchas porque quieren desgastar al gobierno siempre mirando en las elecciones 2022 y no derrotarlo por la movilización.
ECR: Varios medios vienen resaltando la radicalización del discurso de Bolsonaro contra las protestas. ¿Cómo se puede desarrollar la situación teniendo en cuenta el rol de las direcciones de los sindicatos, pero también la ubicación de Bolsonaro tan ofensiva?
BG: Sí, Bolsonaro atacó a los manifestantes y en los últimos días difundió un discurso demagógico de que son las grandes corporaciones que no lo dejan gobernar de acuerdo con los intereses de su base social que lo eligió, y que hay que enfrentarse a estos sectores que están en el Congreso. Incluso llamó a movilizaciones callejeras en apoyo a su gobierno para el próximo domingo.
Al mismo tiempo en el Congreso, la derecha que dirige ambas cámaras, comenzaron a hablar de una propuesta alternativa de Reforma Previsional, para proteger como dicen la agenda del empresariado del desgaste político que el presidente está sufriendo. Si esto avanza, Bolsonaro tiende a quedar muy aislado y su gobierno estaría fracasando en la primera misión prioritaria atribuida a él por el empresariado y se debilitaría mucho.
Por otro lado, hay señales de que sectores internos del gobierno como los militares y el ala más ideológica de extrema derecha que vienen de conflictos abiertos, están buscando un cierto “armisticio” en relación a sus disputas. Si el gobierno logra mayor unidad en su propia base, puede fortalecerse. Es importante ver cómo avanzan esas cuestiones y cómo serán las movilizaciones convocadas por el gobierno para el próximo domingo, que las principales organizaciones que llamaron al Impeachment a Dilma, no están convocando todavía.
Pero el factor determinante será cómo se desarrolla la movilización de la juventud. Si logra mantenerse y ampliarse el día 30, y principalmente si consigue superar la separación entre la lucha por la educación y la jubilación, unificando a la juventud que salió al frente, con el conjunto de la clase trabajadora que no quiere trabajar hasta morir.