La segunda de las dos votaciones necesarias para la aprobación del texto concluyó esta madrugada. Ahora pasará al Senado y el Gobierno espera que se apruebe a fines de setiembre.
Miércoles 7 de agosto de 2019 14:58
La reforma previsional fue aprobada en segunda instancia por los diputados, con la tregua por parte de las centrales sindicales que no convocaron movilizar masivamente contra la votación impulsada por el gobierno de Bolsonaro.
Este miércoles, en una nueva sesión convocada por el presidente de la Cámara de Diputados, Rodrigo Maia, se votarán ocho propuestas de modificación al texto, siete de ellas presentadas por la oposición, antes de encaminar la iniciativa del Ejecutivo al Senado. No obstante, Maia aseguró a periodistas que «no habrá sorpresas» y los ocho puntos específicos para modificaciones deberían ser rechazados por la mayoría de los diputados.
La propuesta de aprobada establece una edad mínima para las jubilaciones de 65 años para los hombres y 62 para las mujeres, y una contribución mínima de 15 años en un país donde varias regiones tienen una esperanza de vida muy por debajo de estas edades mínimas.
La reforma, propone endurecer el acceso a las jubilaciones en busca de un ahorro fiscal equivalente a unos 251.000 millones de dólares en diez años, según los cálculos del Ministerio de Economía publicados en julio. Un robo directo en el bolsillo de la población, especialmente los pobres.
El proyecto también garantiza a los miembros de las fuerzas armadas el salario que recibieron al final de sus carreras, y creó un nivel jerárquico adicional para beneficiarlos. Los jueces y fiscales también tendrán garantizados sus salarios actuales.
Al igual que en la primera ronda de votación sobre el proyecto de ley, el gobierno de Bolsonaro ha lanzado nuevamente miles de millones en enmiendas parlamentarias, esta vez por 3 mil millones de reales. Esas enmiendas son fondos para el uso discrecional de los diputados, en una descarada “compra” de votos.
Los parlamentarios del gobierno, como Marco Feliciano, admitieron que se trató de un "dar y recibir" a cambio de votar la reforma, para destruir los derechos de las personas y entregar el presupuesto a los banqueros, propietarios de grandes empresas y propietarios.
Mientras se preparaba para la votación final del proyecto de ley en la Cámara, que ahora se dirige al Senado, las centrales sindicales, como CUT dirigida por el PT, impidieron que se movilice masivamente en oposición al proyecto de ley. El próximo día de lucha será el 13 de agosto.
La pasividad de las direcciones sindicales está en línea con los gobernadores PT y PCdoB, que están a favor de negociar la reforma previsional, especialmente después de la retirada de los puntos más extremos como la capitalización privada y otros más absurdos, pero han mantenido la edad mínima muy alta y un tiempo mínimo de contribución.
El gobierno de Bolsonaro no dudaron en celebrar nuevamente: "Tuvimos una votación espectacular", dijo Onyx Lorenzoni, ministro de la Casa Civil (jefe de Gabinete). Ahora el proyecto de ley va al Senado, a través de la Comisión de Constitución y Justicia (CCJ) y en dos turnos en el pleno de esa Cámara. Se necesitará el apoyo de 49 de los 81 senadores. Y el gobierno planea que para el 30 de septiembre la reforma sea definitivamente aprobada.