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Red Internacional
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Bolivia. COB vs CTB: una pelea burocrática a espaldas de las y los trabajadores

La Confederación de Gremiales, a la cabeza de Toño Siñani, anunció que tiene la firme intención de constituir una nueva Central de Trabajadores de Bolivia (CTB). Juan Carlos Huarachi y demás burócratas de la COB amenazan con expulsiones. Las y los trabajadores de base debemos recuperar nuestras organizaciones sindicales y expulsar a las burocracias sindicales, las oficialistas y las golpistas.

Martes 27 de septiembre de 2022

Juan Carlos Huarachi (Foto: ABI)

Juan Carlos Huarachi (Foto: ABI)

En las últimas semanas el dirigente de los gremiales, Toño Siñani, señaló que este sector tiene la firme intención de constituir una nueva Central de Trabajadores de Bolivia (CTB), la misma que esté compuesta por trabajadores comerciantes, vendedores callejeros, campesinos, choferes, cuentapropistas y otros pequeños propietarios de negocios. A este iniciativa se suma la ADEPCOCA de Machicado.

Esta decisión surge debido a que la la Central Obrera Boliviana (COB), como manifestó Siñani, ya no representa a las y los trabajadores de base: “Nos hemos dado cuenta que la Central Obrera Boliviana no representa al pueblo boliviano, y lo que hoy en día más preocupa es el tema de Huarachi, ya está por tres gestiones, a estado en la gestión de Evo Morales, Áñez y ahora Arce Catacora y es una pena que no haya llamado a congreso hasta ahora”.

Ante la amenaza de constituirse en un ente paralelo, la Central Obrera Boliviana (COB), en una resolución emitida en su último Ampliado Nacional, determinó “identificar a los actores y participantes en este teatro de intento de paralelismo sindical. Si existen trabajadores o trabajadoras que son afiliados a la COB y las Confederaciones o Federaciones Nacionales, COD’s, COR’s; serán expulsados con ignominia definitivamente de las filas del movimiento obrero sindical de Bolivia”. Al mismo tiempo, propuso denunciar a los que impulsan el paralelismo calificándolos como “serviles y artífices, principales cabecillas del Golpe de Estado que dio la derecha en la gestión 2019”. Huarachi olvida que el fue uno de los principales en pedir la renuncia de Evo Morales el 2019 y también olvida, de manera conveniente, que no tuvo ni un ápice de resquemor en beneficiarse de las prebendas que obtuvo del gobierno del MAS para luego seguir beneficiándose de las mismas, pero bajo la gestión de Áñez.

Si bien existe un descontento por parte de diferentes sectores de trabajadores y trabajadoras con la COB, ya que no atienden sus demandas salariales como desempleo, tercerización, despidos, falta de fuentes de trabajo, entre otros; el problema no es la COB en sí misma, sino la dirigencia burocrática vendida que a lo largo de las últimas décadas ha estado al servicio de los gobiernos de turno, garantizando la precarización laboral. Según los datos del Cedla (Centro de Estudios para el Desarrollo Laboral y Agrario) en Bolivia 8 de cada 10 trabajadores tienen un trabajo precario y 6 de cada 10 uno muy precario, lo que implica inestabilidad laboral, ingresos insuficientes e inseguridad social.

Pero además de lo señalado, sin ir muy lejos, en las últimas semanas, la COB hizo gala de un comportamiento abiertamente cómplice con los intereses empresariales y gubernamentales al permitir los ataques patronales contra las y los trabajadores de los aeropuertos. Recordemos que los trabajadores y trabajadoras de la ExSABSA, perdieron sus derechos laborales al ser incorporados a la antiobrera Ley del Estatuto del Funcionario Público, a través de la creación de una nueva empresa estatal de“Navegación aérea y aeropuertos Bolivianos” (NAABOL). Con esta medida no solo que se prohíbe el básico derecho a la organización sindical de miles de trabajadores, sino que a esto se suma que se están produciendo despidos arbitrarios y no se han pagado hasta el momento los finiquitos que por ley corresponde de la extinta SABSA. Éstas son muestras que evidencian los planes de ajuste de las políticas neoliberales del MAS y la complicidad de las burocratizadas dirigencias sindicales y de la COB.

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Sin embargo, tampoco podemos dar un voto de confianza a la dirigencia gremialista que defiende los intereses de un sector acomodado de grandes y medianos empresarios del comercio, los mismos que se sostienen con el trabajo altamente precarizado, con largas jornadas, con salarios bajísimos y en ambientes que afecta la salud física y psicológica de miles de trabajadores y trabajadoras. Esta dirigencia que hoy pretende construir o impulsar otra "Central” es la misma que se sumó a los paros cívicos de Camacho y demás derechistas durante fines del 2021. En este sentido, la dirigencia gremialista, al igual que Huarachi, no es otra cosa que una burocracia al servicio de intereses ajenos a la clase trabajadora y a los sectores más empobrecidos de la población.

Vale aclarar, que estos burócratas cumplen una función social que es la de contener a la clase obrera “educando” a los trabajadores en la conciliación con los patrones y garantizando el orden en las fábricas, las minas y los puestos de trabajo. Peor aún, cuando surge la lucha de clases, se convierten abiertamente en un aparato que colabora con el Estado y los patrones para imponer el orden, y ser la policía interna de la clase obrera y convertirse en instrumento necesario de los patrones para controlar “desde adentro” al movimiento obrero, es decir, se vuelven enemigos de clase. De este modo, los sindicatos en manos de la burocracia se constituyen en uno de los pilares del régimen de explotación capitalista.

En este sentido, lo que se tiene que hacer de manera urgente es enfrentar a todas las alas de la burocracia sindical y recuperar las organizaciones sindicales al servicio de los trabajadores y trabajadoras, sobre la base de la independencia de clase y de una verdadera democracia obrera en las fábricas y en los lugares de trabajo, y con absoluta independencia tanto del gobierno como de los diversos partidos patronales. Con esa convicción se podrá avanzar en la pelea por recuperar los sindicatos y la COB, no sólo para ponerlos al servicio de los trabajadores y trabajadoras, sino también para ayudar a forjar esa alianza obrera, campesina, estudiantil y popular impulsando diversas formas de auto-organización, desde abajo, y al servicio de los intereses de las mayorías trabajadoras, del campo y la ciudad, y de la lucha contra la explotación y contra toda forma de opresión.