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Red Internacional
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Crisis climática. COP26: la hipocresía de las grandes potencias y capitalistas frente al calentamiento global

Este viernes terminó la COP26, instancia internacional donde grandes potencias, países en desarrollo y grupos empresariales discuten acuerdos para detener o aminorar el cambio climático resultante de la relación entre el capitalismo y la naturaleza. Sin embargo, esta instancia llega a acuerdos que no son obligatorios ni vinculantes para los países ni el empresariado y sin quebrar los marcos del sistema capitalista que genera la crisis climática, sino más bien a una versión "verde" del mismo.

Sábado 13 de noviembre de 2021

Este viernes 12 de noviembre terminó la reunión en Glasgow Escocia, de la 26 edición de la Conferencia de las Partes, la COP26, que declaraba por objetivo detener o aminorar el cambio climático además de llevar a cabo el Acuerdo de París. Esta versión, en comparación con las anteriores, cuenta con mayor participación de delegaciones y ha sido señalada por los medios como “la más importante hasta el momento”, en especial porque sucede en el marco del recrudecimiento de la crisis climática provocada por el calentamiento global y de la pandemia del coronavirus, dos subproductos de la relación que establece el capitalismo con la naturaleza.

En el nuevo borrador de las resoluciones de la COP26 se fijaron otros grandes objetivos: Revertir la deforestación para 2030, controlar la emisión de metano, principal componente del gas natural que es 20 veces más potente que el dióxido de carbono, a través de la reducción de un 30% de sus emisiones, la fijación de precios del carbono y descarbonizar el transporte, entre otros. El documento además establece reducir emisiones en 45% para el 2030 y cero para el 2050 para no superar la barrera de los 1,5°C de aumento en la temperatura global.

Sin embargo, no sienta bases para el fondo de USD$100 millones que los países desarrollados (y además los más grandes emisores de CO2) deben entregar a los emergentes como financiamiento para la mitigación y adaptación para hacer frente a la crisis climática. Tampoco los compromisos adquiridos en esta conferencia serían vinculantes, la actualización de los compromisos deben hacerse de acuerdo a las "diferentes circunstancias nacionales", no habla de exigencias y pide financiamiento a través de subvenciones, lo que eventualmente podría aumentar la deuda de cada nación.

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El capitalismo "verde" de la COP26

La salida a la gran crisis climática provocada por la relación del capitalismo con la naturaleza descansa en el compromiso formal de las grandes potencias y capitalistas a reducir, financiar y mitigar daños que, finalmente, solo revelan la voluntad de las grandes compañías de continuar con sus negocios mientras esperan una solución milagrosa, por lo que la instancia se transforma en un lugar de negocios para la etapa "verde" del capitalismo y desarrollar el mercado de las energías renovables, con la promesa de una futura creación de tecnologías que hagan eficiente la recaptura de CO2 de la atmósfera a gran escala, entre otras tecnologías de adaptación y mitigación. En este escenario, EEUU y China demuestran la contradicción de esta política, ya que mientras son los responsables de más del 40% de la emisión mundial de CO2, son quienes más demuestran "interés" por el desarrollo de alternativas energéticas.

Es evidente que las grandes potencias, magnates y políticos del régimen que participan de estas instancias buscan resguardar los intereses de los empresarios y grandes capitalistas, en detrimento de las condiciones de vida del pueblo pobre y explotado, y sobre todo de la naturaleza. Si la planificación de la economía se encontrase en manos de la única clase que por su situación objetiva y sus intereses materiales tiene la capacidad de acaudillar al resto de los sectores oprimidos para evitar la catástrofe, que es la clase trabajadora, el pronostico para la humanidad y el planeta sería diferente.

La clase obrera, en toda su heterogeneidad –que incluye a sus diferentes nacionalidades, pueblos originarios y la lucha de las mujeres contra la opresión patriarcal– cuenta con la fuerza social para llevar adelante una alianza obrera, popular y juvenil para terminar con la doble alienación del trabajo y la naturaleza que impone el capitalismo y avanzar hacia una planificación realmente democrática y racional de la economía.

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