La recientemente difundida encuesta de la empresa Opción Consultores da cuenta de la importante caída en la aprobación del presidente Tabaré Vázquez, el cual cuenta con el 29% respaldo popular según encuestas. Otras encuestas difundidas esta semana dan cuenta de un 54% de rechazo o disconformidad con la gestión Vázquez.
Martes 24 de noviembre de 2015
Las bajas cifras de popularidad cobran aún mayor relevancia si se tiene en cuenta que el mismo Tabaré Vázquez en su primer mandato y el ex presidente José Mujica tenían a esta misma altura del mandato un índice de apoyo del 62%.
Los datos han traído preocupación al entorno del presidente y su asesor (el empresario dueño de la empresa de transporte CUTCSA) Juan Salgado ha salido a relativizar estos números. En un momento de sinceramiento el empresario amigo señaló que estas cifras tienen que ver con que este primer año de la nueva gestión ha sido de mucha conflictividad social y que “el porcentaje es la consecuencia de eso”.
El gobierno y sus allegados toman nota que sus medidas y pronunciamientos políticos y económicos generan rechazo y resistencia en los trabajadores y el pueblo.
Las ilusiones que no se cumplieron
Lejos están los votantes del Frente Amplio de la expectativas que se generaron con el primer gobierno frenteamplista, cuando con un panorama económico excepcional y luego de la gran crisis del 2002 el gobierno podía con pequeñas concesiones ganarse el apoyo y la simpatía de amplios sectores populares. La esperanza que el fin del bipartidismo en el país iba a traer aparejados cambios económicos y políticos profundos aún generaba ilusiones y se expresaba en los altos índices de popularidad.
Hoy, y en el marco de la amenazante situación económica regional e internacional Tabaré Vázquez dejó de lado los cuidados o las concesiones y desde ya antes de asumir anunció que sería duro con los trabajadores y que si hay crisis los que pagarán las consecuencias será el pueblo y no los empresarios y las multinacionales.
Con menos margen de maniobra por los efectos de la crisis, Vázquez ha mostrado su faceta más derechista, incluso llegando a reprimir, criminalizar y demonizar a los que salen a luchar y se movilizan contra la política de ajuste. Ejemplo de esto son la medida de esencialidad contra la huelga docente, y el desalojo a los estudiantes ocupantes del Co.Di.Cen.
La baja popularidad es expresión de la resistencia a las medidas impopulares del gobierno frenteamplista pero los trabajadores y el pueblo también tienen que tener claro que los otros partidos patronales que posan de oposición apoyan completamente la intención de ajustar del gobierno y de proteger los negocios capitalistas.
Otro factor importante que erosiona las bases de sustentación del gobierno por derecha y por izquierda es la discusión abierta a partir del escándalo que fue la gestión de ANCAP por parte de Sendic y Daniel Martínez. Este punto además ha generado más crisis al interior del Frente Amplio entre el “bloque de los 8” y el Frente Liber Seregni.
En este marco es que irrumpe el paro general parcial del PIT-CNT. Con un discurso preocupado por no generar molestias al gobierno, pero poniendo a los trabajadores en las calles, la dirección mayoritaria de la central se encuentra en pleno zigzag político. Es que en menos de 9 meses de gobierno, Vázquez y el FA parecen seguir la misma línea del devenir histórico de los gobiernos posneoliberales de la región.
Una situación regional a la derecha y de ajuste
Esta situación incómoda para el FA y los “progresismos” tiene su postal con la carta del ex Canciller uruguayo y Secretario General de la OEA, Luis Almagro, sobre la situación de las elecciones en Venezuela, lo que abrió una gran crisis en el bloque gobernante con pases de facturas entre los distintos sectores.
El otro hecho importante que está preocupando a Vázquez y la dirigencia frenteamplista es el resultado favorable a Macri en el balotaje en Argentina. Rumbo a la primera vuelta, Vázquez se mostró apoyando a un Scioli seguro de poder alcanzar el 40% de los votos y la ventaja de más de diez puntos que le permitiera acceder directamente a La Casa Rosada. Frustradas las pretensiones del candidato del Frente Para La Victoria, Tabaré ahora acomoda el cuerpo, pidiendo aplausos para Macri.
Es que el resultado electoral en Argentina y la dinámica general internacional de la crisis capitalista marcaran los tiempos del ajuste que prepara Astori y su equipo económico. La devaluación, la política hacia el MERCOSUR, y la ida a buscar acuerdos con los países del pacífico y otros son temas de agenda donde el Frente Amplio deberá enfrentar, por un lado a gobiernos regionales, y por el otro, la resistencia de los trabajadores ante la amenaza de eliminación de sus conquistas.
Giro a la derecha exterior e interior
En estos meses de mandato, la triada Vázquez-Astori-Nin confirma las presunciones acerca de la política exterior y económica. No solo opera una línea de ajuste económico que tiene sus primeros indicios en el presupuesto quinquenal y las pautas salariales privadas. A nivel de la cancillería, la línea dubitativa de Mujica-Almagro ha dado paso a un claro realineamiento con el imperialismo norteamericano y el estado sionista. En este sentido es que hace tres semanas fueron las declaraciones de Nin a su paso por Francia, planteando su apoyo a la línea guerrerista francesa contra el ISIS en territorio sirio. A su vez, Vázquez siguiendo su gira por Japón se mostró despegado de los gobiernos nacionalistas burgueses de la región (como el gobierno venezolano y el argentino), intentando no caer en desgracia como kirchneristas y chavistas, al costo de mostrarse más amigables aún frente al capital financiero.
Resistencia y alternativa política
En Latinoamérica operan vientos de cambio a nivel económico que ensombrecen cada vez más el porvenir de los gobiernos “posneoliberales”. Estos gobiernos que accedieron al poder asimilando demandas populares como forma de desvío o prevención de estallidos sociales, hoy encuentran a Dilma Rousseff aplicando uno de los ajustes más grandes de la historia de Brasil. Es frente a este panorama que la izquierda obrera y socialista latinoamericana en general y uruguaya en particular debe discutir a partir de las tareas planteadas. Recuperar los sindicatos y centros de estudiantes para la lucha y construir una alternativa de independencia de clase para enfrentar los ajustes y pasar a la ofensiva.