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Red Internacional
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OPERACIONES POLÍTICAS. Cambiemos no pasa ciertos tests de inteligencia

Carrió le propone a Macri disolver la AFI, conducida por un amigo de él, y crear otras “instituciones”. La papa caliente del espionaje, entre centuriones heridos y gatopardos cívicos.

Daniel Satur

Daniel Satur @saturnetroc

Miércoles 31 de agosto de 2016

La diputada nacional de la Coalición Cívica-ARI-Cambiemos, Elisa Carrió, presentó el lunes un proyecto de ley en el Congreso Nacional para disolver la Agencia Federal de Inteligencia (AFI). Lilita propone desdoblar las funciones de la ex SIDE en dos nuevas instituciones: un Sistema de Inteligencia Nacional y un Sistema Nacional de Investigación.
 
Según se informó, antes Carrió le contó su proyecto a Macri. Fue el domingo, durante un asado en la quinta Los Abrojos (propiedad del hijo de Franco), donde no faltó un intercambio sobre las tarifas y sobre el apoyo público de la diputada al extitular de la Aduana Juan José Gómez Centurión. El excarapintada, exfuncionario porteño y amigo personal del Presidente fue desplazado “preventivamente” de su puesto luego de que el Ministerio de Seguridad de Patricia Bullrich presentara una denuncia por contrabando que lo involucra. Al menos parte de las “pruebas” presentadas en los tribunales son escuchas telefónicas en las que aparece, entre otras, su voz en mensajes de WhatsApp.
 
El escándalo aduanero también podría interpretarse como una pelea de amigos. Es que entre el círculo selecto de relaciones personales de Mauricio Macri, además del “mitómano de la Guerra de Malvinas” están Gustavo Arribas y Daniel Angelici, uno titular de la AFI (además de vendedor de jugadores de fútbol) y el otro operador macrista ante la justicia (además de presidente de Boca). Por estas horas no son pocas las miradas que enfocan a ambos como quienes podrían estar detrás de la denuncia contra Gómez Centurión. Y ambos, además, son blancos habituales del “republicanismo” de Carrió.
 

Asuntos (muy) internos

A principios de julio Carlos Pagni, columnista estrella del diario La Nación, afirmaba ante La Izquierda Diario que “hay un dispositivo bastante mafioso de inteligencia” en Argentina y que en ese sentido hubiera sido “un gesto fenomenal” de Macri “cerrar la SIDE”, sobre todo ante una sociedad que, según el periodista, pide cambios en esa línea.

En aquella entrevista, cuando el caso Gómez Centurión aún no existía, Pagni afirmaba que Macri le dio “el control de jurídicos de la AFI a (Daniel) Angelici, que es un empresario del juego ligado a la Justicia Federal, operador de la Justicia Federal, y todo esto auxiliado por (Juan José) Gallea que es el que se encarga de las finanzas que reporta a Darío Richarte, que era el abogado del elenco de corruptos del gobierno anterior al servicio de Stiuso”.

El lunes, esta vez en las propias páginas de La Nación, Pagni volvió con el tema. Ahora sí, con el caso de Gómez Centurión inundando la agenda política. En su columna el periodista plantea que “a ocho meses de haber llegado a la Casa Rosada, Macri debe despejar un interrogante estratégico: qué va a hacer frente a las mafias”. Y allí desarrolla una serie de intríngulis planteados a partir de la red de relaciones políticas, empresariales y judiciales que configuran el entramado de los organismos de inteligencia, de las fuerzas represivas y hasta de la Aduana (“sede” de la circulación legal e ilegal de mercancías).

Pagni, conocedor de lo que habla, deja entrever que Gómez Centurión podría haber sufrido una zancadilla proveniente de las mismas entrañas del macrismo. Incluso menciona que el titular de la Aduana suspendido justo estaba investigando a parte de las “mafias” que habitan los sótanos del Estado, uno de cuyos protagonistas principales a lo largo de estas décadas fue Antonio “Jaime” Stiuso, el “Señor 5” de la SIDE que “colaboró” con todos los gobiernos, desde la dictadura hasta el de Cristina Fernández.

Si quienes hablan por estas horas (con algún fundamento) tienen razón, se estaría dando una curiosidad: entre los servicios de inteligencia y sus comandantes habría, a grandes rasgos, dos fracciones en pugna, una identificada con Stiuso y otra que lo combatiría. Ambas integradas, en un mismo lodo, por espías, funcionarias, funcionarios y líderes de empresas con participación directa o indirecta en el gobierno anterior y/o en éste.

Sería, en última instancia, una gran “interna” que, tarde o temprano, debería dirimirse (habrá que ver mediante qué métodos) consagrando a una de las fracciones como ganadora circunstancial.

Gatopardismo cívico y republicano

Lilita Carrió no sólo lee atentamente a Pagni en La Nación. También lee con cierta suspicacia la realidad política . Por eso su bloque legislativo, pese a ser parte de Cambiemos, se opuso a la designación de Gustavo Arribas y Silvia Majdalani, al frente de la Agencia Federal de Inteligencia. Por eso también, una vez desatado el escándalo, se puso del lado del excarapintada Gómez Centurión, yendo incluso a la quinta de Macri a decírselo en la cara.

Y por eso, como parte de su propia jugada, acaba de presentar una serie de proyectos de ley para “disolver” la AFI. Sin embargo en la fundamentación de su propuesta no figura nada que permita siquiera sugerir que con las nuevas “instituciones” que se pondrían en pie se eliminarían las más que solidificadas prácticas de “inteligencia” de espías, fuerzas de seguridad y amplios sectores del funcionariado ejecutivo, legislativo y judicial.

“Cambiar todo para que nada cambie”, escribió en su novela Il Gattopardo Giuseppe Tomasi di Lampedusa. Una frase que ya fue convertida en refrán y que en política se aplica cotidianamente. Ni la agencia DyN ni mucho menos los voceros de Macri y Carrió informaron quién de los dos referente de “Cambiemos” pronunció esa frase, entre achuras y vino, el domingo en Los Abrojos. Pero lo más probable es que tanto el Presidente como la “señora de la derecha” la hayan pensado por igual.

Pesada (y útil) herencia

La aparición de Juan José Gómez Centurión ayer, pasado el mediodía, en la quinta de Olivos no causó mucho revuelo, pese a haber obligado a Macri a trastocar su agenda para recibirlo en una reunión a solas.

El amigo del Presidente fue a escuchar lo que quería. “Creemos que Gómez Centurión fue denunciado en el marco de una operación de exefectivos de la SIDE contratados por mafias y empresarios de la Aduana”, señalaron a DyN desde Olivos. Y, según trascendió, Macri le transmitió que, si logra la falta de mérito y demuestra su inocencia ante la Justicia, le permitirá volver inmediatamente al cargo.

Hay quienes al leer la noticia entendieron sin vacilar que el “que nada cambie” es, para Cambiemos, un objetivo mucho más urgente que el “que cambie todo”.

Cuando el amigo de Macri ya se había ido de Olivos, Lilita Carrió escribió en su perfil de Facebook que “la denuncia conjunta de Abad y Gómez Centurión sobre la defraudación en la Argentina por 12 mil millones de dólares de importaciones no realizadas no solo preocupa a las mafias, sino también al establishment”. Y al apretar “publicar” soltó una sonora sonrisa.

Otra vez, pasado y presente en el mismo barro. Carrió no lo dice, pero esa denuncia realizada por el jefe de la AFIP y el amigo de Macri la originó nada menos que el antecesor de Arribas, Oscar Parrilli. Una denuncia que pega de lleno en el “stiusismo” y fue producto de la pelea entre el kirchnerismo y quien fuera su “Señor 5” durante más de una década.

También con una sonrisa ayer el ministro del Interior Rogelio Frigerio dijo que “se respira otro aire en la Argentina, hay mayor democracia y más confianza. Hay un cambio en términos de lo que significa la convivencia política”. Fue en un Simposio Internacional de Economía organizado por la Universidad de Tel Aviv.

La Izquierda Diario está en condiciones de sospechar que el ministro Frigerio no lee con mucha inteligencia las suspicaces columnas de Carlos Pagni en La Nación.


Daniel Satur

Nació en La Plata en 1975. Trabajó en diferentes oficios (tornero, librero, técnico de TV por cable, tapicero y vendedor de varias cosas, desde planes de salud a pastelitos calientes). Estudió periodismo en la UNLP. Ejerce el violento oficio como editor y cronista de La Izquierda Diario. Milita hace más de dos décadas en el Partido de Trabajadores Socialistas (PTS).

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