En Río Negro los contrastes sociales son altísimos y Bariloche los agudiza al doble. Al discurso reaccionario frente al nuevo foco de infección, se le suma la nueva represión a la comunidad mapuche en Villa Mascardi. Mientras, los negocios capitalistas no cesan.
Sábado 23 de mayo de 2020 21:32
El nuevo foco de infección que se desarrollara en los barrios de Bariloche desató la semana pasada el “dedo acusador” de Arabela Carreras y la funcionaria Ibero, culpabilizando a las personas por “juntarse a tomar mate” (Ibero) y llegando a la brutal comparación que hiciera Carreras del contagio de Coronavirus con el VIH: “si no me comporto, me contagio”. Un prejuicio reaccionario y de clase, en los barrios aumentan los casos por la enorme desigualdad social que los lleva a rebuscárselas en el día a día, con una IFE insuficiente y ni que hablar de la falta de testeos masivos y otras medidas sanitarias. Este discurso gubernamental contrasta con el silencio cómplice que mantuvieron cuando se desarrollara el primer foco infeccioso entre la policía aeroportuaria.
Bariloche ya llegó a los 138 casos, y de los 69 actualmente activos en toda la provincia, 44 son de esta ciudad. El nuevo crecimiento de los casos no impidió que Genusso y Carreras habilitaran la apertura de Shoppings e incluso habilitar a los pastores evangélicos a dar sus sermones, cuando varios de estos religiosos habían dado positivo de coronavirus.
No se trata de “desidia” o “desgobierno”, son decisiones políticas. Habilitar los negocios expone enormemente a las y los trabajadores, que por lo general trabajan en la precariedad de contratos y en sus condiciones laborales diarias, pero alienta la facturación de los dueños y muestra al sector turístico con actitud “pro-activa”. Algo que tanto le gusta a la gobernadora, ex Ministra de Turismo de Weretilneck.
“Pro-activos” se han mostrado los grandes medios nacionales de comunicación, quienes en los últimos días, previo a la nueva represión sufrida en la comunidad mapuche Lafken Winkul Mapu de Villa Mascardi, había desarrollado toda una ingeniería comunicacional para demonizar a la comunidad y que permita dar “bases” a la nueva escalada represiva. El gobierno provincial es parte interesada en esta nueva operación, con el Ministro de Gobierno de Río Negro, Buteler como vocero gubernamental de esa operación mediática. La política de los grandes medios y de Buteler es “miente, miente, que algo quedará”.
La provocación del último jueves fue sitiar a la comunidad por policías de la comisaría 42 quienes, según denunciaron desde la comunidad mapuche, provocaron el incendio de una casilla para luego culpabilizar a la comunidad. A las fake news le suman este accionar, una especie de “implantación de pruebas” dignas de los tiempos de Patricia Bullrrich. Tómese en cuenta que la comisaría 42 tiene más de 50 denuncias por torturas y abusos policiales.
Las provocaciones de la policía rionegrina son similares a los hechos que terminaron con la muerte de Santiago Maldonado en el Pu Lof de Cushamen Vale recordar que en la comunidad de Villa Mascardi la Prefectura reprimió en 2017, dejando muerto a Rafael Nahuel, una muerte que aún no tiene un solo culpable por parte de las fuerzas. Hoy Carreras, tras citarse con Alberto Fernández para pedir la intervención del gobierno nacional refuerza la idea de “grupos violentos”. Por su parte, el discurso reaccionario de Buteler, luego de demonizar sobradamente a la comunidad mapuche, termina con la frase “tenemos verdaderamente miedo de que ocurra una tragedia”. Brutal.
Bariloche es la ciudad más grande de Río Negro. Los negocios inmobiliarios espúreos están en el fondo de toda esta “preocupación de estado” de Carreras y Buteler. La línea del gobierno parece estar bien definida: a los padecimientos de las y los trabajadores y la demonización de las comunidades mapuches; utilizan los grandes medios para la culpabilización, demonización y medidas autoritarias. Mientras, habilita shoppings abiertos y continúa los negociados con la plata del Castello, como el PITBA, que sigue en marcha.
A las grandes desigualdades que se viven en los barrios altos de Bariloche, se le suma ahora el invierno que recrudece las necesidades, no sólo sanitarias sino también habitacionales. El gobierno hace todo al revés: utiliza en la ciudad los dólares del Castello para un parque industrial que beneficia a las empresas. Se hace necesario invertir las prioridades, destinando esos recursos para un plan habitacional y sanitario en las principales barriadas, brindando a su vez servicios y accesos a las comunidades mapuches que resisten como pueden. Los recursos están, es Carreras quien prioriza el negocio de unos pocos.