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Red Internacional
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Precarización Laboral. Carta a los usuarios de PILARES ¿qué pasa con sus docentes y talleristas?

Si eres usuario de alguno de los 241 Pilares de la CDMX, seguro has notado que, a partir del 4 de enero, luego de que se reactivaron las actividades tras vacaciones, varias clases y talleres dejaron de estar disponibles. Compartimos el testimonio de una tallerista y te contamos porqué.

Lunes 31 de enero de 2022

Hace unos días recibí un mensaje de uno de mis usuarios más pequeños. El mensaje era cortito “¿Maestra, una duda el sábado si va a haber clase de lectura? Es que voy y no los he visto”.

Ha pasado más de un mes que asistí a mi última sesión y en medio de la incertidumbre sobre si el programa al que pertenezco continuará, este mensaje me hizo pensar en que los usuarios, parte fundamental del programa PILARES, no tienen idea de lo que está pasando. Muchos no volverán a ver a sus talleristas y docentes pues estos no serán recontratados o deliberadamente no aplicarán a la convocatoria debido a las precarias condiciones y el hostigamiento laboral.

Incluso algunos de mis compañeros fueron convocados a la Universidad Marista para participar en las jornadas de vacunación la última semana antes de vacaciones, razón por la cual no pudieron concluir el proceso iniciado con sus usuarios o si quiera despedirse.

Si tras la protesta del 29 de noviembre del 2021, Benjamín González, se excusaba en el apartado 8.4 de los lineamientos de los talleristas de TAOC*, cuando se le interpelaba sobre nuestra participación en las jornadas de vacunación, ejemplos como éste, demuestran que la construcción de la Cultura Comunitaria, objetivo primordial de nuestra función dentro del programa, pasa a segundo término para las autoridades, pues a nadie le importó que no pudiéramos concluir nuestros procesos acertadamente.

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Hay una parte velada, en los discursos de éxito con los que Claudia Sheinmbaum y Vanessa Bohórquez** se llenan la boca cada vez que hablan de los PILARES; el proyecto se basa en la precarización de miles de trabajadores (a los que ni siquiera reconocen como tales) quienes dejamos mucho en el campo, la mayoría de las veces sin apoyo de las autoridades de la Secretaria de Cultura, coordinadores o LCPs, únicamente con la firme convicción de construir Cultura Comunitaria.

Uno de los aspectos positivos del programa que las autoridades remarcan una y otra vez, es que el 100% de la oferta de actividades que se ofrecen dentro de los PILARES son gratuitas. Sin embargo, esto no significa que las actividades no tengan un costo, sino que quienes absorben esos costos con su salario, además de su preparación, somos quienes brindamos los talleres.

Las autoridades son conscientes de ello y al respecto mantienen un discurso contradictorio. Cuando los beneficiarios de los programas interpelábamos a nuestros coordinadores a cerca de los insumos para poder realizar las actividades, su respuesta era siempre que por ello nuestras “becas” eran de x o y monto y que nosotros debíamos destinar una parte de nuestra remuneración mensual a dichos insumos.

Por su parte, cuando se interpelaba a Benjamín González sobre ¿por qué no se entregaba el material de trabajo a los talleristas? su respuesta ante los medios era la siguiente:

Sería insostenible. Garantizamos el servicio, un lugar digno, mesas, sillas, equipamiento para dar la clase, pero es importante que el tallerista sensibilice a los usuarios, quienes no pagan, que como una manera de corresponsabilidad y compromiso, lleven su material.

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Cuando leí esto, no pude más que recordar en que muchas veces la única pregunta que tiene la gente que se acerca a los PILARES por primera vez es el costo de las actividades. Recuerdo a un profe de ajedrez llegar con pan dulce y refrescos porque sus alumnos “no se concentraban si tenían hambre”. La madre del usuario que yo misma comento al inicio de este relato, tenía el número de varios docentes y talleristas porque era la única manera en la que podía monitorear a su hijo. Era trabajadora de limpieza, laboraba todo el día y como ella misma decía, prefería que su hijo estuviera ahí a que se quedará sólo en casa o anduviera en la calle.

Es increíble que las autoridades se sigan parando el cuello hablando de Cultura Comunitaria, cuando desconocen totalmente lo que ha implicado construirla, y peor aún que se mantenga el discurso de los PILARES como el programa estrella de Claudia Sheinmbaum cuando a pesar de las deficiencias, lejos de invertir para mejorar en el diagnostico e implementación del programa, lo único que se mantiene son los recortes.

En mi caso, junto a mis compañeros, ahora me encuentro desempleada, en la espera de que sean publicadas las Reglas de Operación *** y la convocatoria, sin embargo, nuestra reintegración al programa dependerá en primer lugar de que nuestros programas se abran, después de que mis compañeros y yo encontremos condiciones favorables para poder aplicar en la convocatoria, y en última instancia, de que seamos seleccionados por la SECULT.

Hoy la única certeza que tenemos es que las cosas no serán como hasta hace un mes. Muchos de quienes conformaron la plantilla de trabajadores ya no regresarán y aunque vuelvan, muchos de nosotros seremos reubicados y tendremos más y nuevas funciones, por lo que los procesos de cultura comunitaria que tanto tiempo nos costó forjar, serán gravemente coartados. Esto no sólo significa un importante retroceso en lo ya conquistado, sino que plantea un límite para avanzar en los retos que se abren a dos años de pandemia, con el incremento del desempleo, la deserción escolar e incluso el aumento de la violencia que se vive en la Ciudad de México, y de manera aún más acentuada en aquellos 333 pueblos, colonias y barrios de atención prioritaria de los que tanto se habló los últimos tres años.

Por supuesto, esto no está en las preocupaciones reales de Claudia Sheinmbaum, Vanessa Bohórquez o del recién nombrado Xavier Aguirre, para quienes nuestros usuarios y nuestros procesos en comunidad son únicamente cifras en los informes de eficiencia de una de sus principales cartas de presentación, rumbo a las elecciones del 2024.

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Mi nombre es Beatriz, soy parte del Programa de Promotores Culturales y al igual que el resto de mis compañeras y compañeros realice labores en condiciones de suma precariedad en los PILARES, hasta el 19 de diciembre del 2021. En las últimas semanas me sume a las movilizaciones y asambleas, en las que los mal llamados “beneficiarios” de los programas de las distintas secretarias, exigimos derechos laborales básicos y estabilidad en nuestro puesto de trabajo, una demanda que los trabajadores de la cultura sostienen hace décadas en la CDMX.

Durante estas semanas las autoridades han intentado desviar el descontento pretendiendo a toda costa que guardemos silencio frente a la desaparición de algunos puestos de trabajo e incluso programas enteros. Xavier Aguirre ****, se atrevió a declarar que nuestro salario debía bajar porque los trabajadores de cultura “no podemos ostentar ser de clase media”, mientras él gana un sueldo de 82 mil pesos.

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Por todo esto estoy más convencida que nunca de que mis compañeros y yo, así como los trabajadores de todos los programas que dan vida a los PILARES, debemos seguir nutriendo las asambleas de manera independiente a las autoridades, a través de discusiones democráticas que nos permitan trazar una ruta de organización y lucha para arrebatar lo que nos corresponde: derechos laborales básicos y un salario justo.

Por ello escribo esta carta que espero llegue a cada uno de los trabajadores, niños, mujeres y jóvenes con quienes tejimos comunidad durante los últimos meses, quienes merecen saber lo que ocurre y a que se deben los cambios, pero sobre todo, que la pelea que estamos dando los trabajadores de PILARES es para poder seguir llevando el derecho a la cultura a nuestras comunidades.

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* El apartado 8.4 de los lineamientos de los talleristas de TAOC establece que debemos “colaborar cuando sea necesario en la implementación de las medidas preventivas para salvaguardar la integridad de las personas que participen en actividades culturales y en general con aquellas que contribuyen al bienestar social, aun cuando no sean de índole artístico-cultural, como las acciones de combate al covid-19”

** Actual Secretaria de Cultura de la CDMX.

*** Las Reglas de Operación del resto de los programas de Cultura Comunitaria han sido publicadas este lunes 31 de enero. En ellas se registran importantes recortes.

**** Nuevo director general de Vinculación Cultural Comunitaria, quien remplazó a Benjamín González en este cargo el pasado 15 de enero.