Después de un 21D con mayoría independentista, los jueces continúan imputando a sus líderes y las empresas con el chantaje.
Domingo 24 de diciembre de 2017
FOTO: EFE/Javier Lizon
Este mismo viernes, el juez Llarena aumentó la lista de imputados en la causa por el delito de “rebelión”. La lista ahora incluye a Artur Mas, a la diputada Marta Rovira de ERC, y la dirigente cupaire Ana Gabriel. También se están haciendo diligencias en relación Marta Pascal del PDeCAT; Mireia Boya de la CUP; y la presidenta de la Asociación de Municipios por la Independencia (AMI), Neus Lloveras.
El mismo juez está ampliando la investigación en dicha causa planteando que las manifestaciones de la díada podrían ser también parte del delito de rebelión y sedición. Ya era forzar la realidad de manera bestial que las manifestaciones del 20S o las del 3O y el referéndum fuesen una rebelión, y menos aun cuando la única violencia que hubo procedió de las fuerzas públicas. Si todo esto es cierto, podríamos decir que cualquier manifestación de masas, incluso dentro de un estadio de futbol, podría ser tipificada como rebelión.
La Guardia Civil habla de la manifestación del 20S como “asedio” a la Conselleria d’Economia mientras ésta sufría los registros. En la investigación que la GC presentó al Juez Llerena se indica que los diputados Gabriel Rufián y Joan Tardà no hicieron intento alguno para “frenar la intimidación”. Muchos diputats y cargos públicos han participado del 20S “sin que conste que hubiesen hecho llamamientos a la disolución, a frenar la intimidación o a permitir la labor de la comitiva judicial garantizando su integridad física”.
En el mismo sentido siguen las investigaciones hacia otros dirigentes políticos. Es el caso de Ada Colau que participó en la mani del 17O exigiendo la libertad de los presos políticos. La Guardia Civil sostiene que ese acto fue organizado para cuestionar los poderes del Estado. Del mismo han participado Puigdemont, Junqueras, Forcadell, Rovira y centenares de miles. Colau también participó de actos organizados en escuelas en los días previos al 1O.
La Fiscalía ha pedido a Llarena que en la causa abierta por rebelión cite como investigados al exmayor de los Mossos Jose Lluís Trapero y a Josep Maria Jové, segundo de Oriol Junqueras. Según el escrito de la Fiscalía, ambos dos era integrantes de un presunto “Comité ejecutivo” del Referéndum del 1O.
También continúa la intervención económica dictada por Montoro sobre las cuentas catalanas. Todos los gastos serán justificados, uno por uno, ante el Gobierno central. No hay que olvidar que las cuentas de Madrid también lo están y esta víspera de Navidad anunciaron que “el Rey” les traerá “carbón” a la Generalitat valenciana que también sufrirá el control de sus cuentas por parte del Gobierno más corrupto de Europa. Es decir, que de “Estado de las autonomías”, ná e ná. Y, esto solo el comienzo, Montoro tiene en la mira otros municipios y autonomías.
Al 155 hay que derrotarlo en las calles
La aplicación del artículo 155 de la archireaccionaria Constitución del 78 solo sirve para aplacar (o aplastar si fuese necesario) el masivo movimiento nacional de Catalunya. Se trata de acabar con las movilizaciones de millones de catalanes que piden o la independencia o el referéndum. Para ello suspendieron las instituciones catalanas, encarcelaron a medio Govern (porque la otra mitad se fue a Bruselas) y protagonizan una durísima represión judicial.
Volver a la legalidad significa impedir que cualquier pueblo del Estado español pueda reivindicar su derecho a la secesión e incluso sus derechos a tener una cultura singular. El rodillo centralista y homogeneizador de las instituciones es lo que quiere aplicar el Gobierno y la oposición. Siguiendo la máxima atribuida al general Espartero: A Barcelona hay que bombardearla cada 50 años. Al fin y al cabo, ellos “comen” de los presupuestos públicos.
El diálogo con el Gobierno de Rajoy ha quedado claro que será imposible. Como dijo el presidente, sólo hablará con Inés Arrimadas. El apoyo de las naciones europeas es más difícil de encontrar que un oasis en un desierto. Sin embargo, el 21D volvió a demostrar, por enésima vez, la voluntad de los catalanes que quieren la independencia. Casi 2,1 millones, el 47,5% de los votantes. El 155 no logró someterlos.
Una República de los trabajadores, no una de los recortes
Pero para hacer efectivo el mandato del 1O no basta con demostrar la voluntad de querer la independencia. No basta con asistir a las urnas en cuanta contienda aparezca. No basta con desobedecer al Régimen del 78. Para hacer efectivo el 1O hay que movilizar a la gran mayoría de la sociedad, esto es, a las masas trabajadoras y al pueblo pobre. Hay que demostrarles que la República es la solución de todos los problemas sociales.
El 21D demostró que muchos barrios y municipios obreros y populares se han volcado al voto a la derecha “moderna” de Ciudadanos. Esto es así porque a la cabeza del bloque independentista está la derecha catalana, la antigua Convergència. La del 3% y el Caso Palau, la de los recortes mil millonarios.
Para ensanchar la base social de la lucha por la República hay que cambiar la dirección en primer lugar. Sacarnos de encima a Puigdemont y Junqueras que nos llevan una y otra vez al día de la marmota. Y, en segundo lugar, hay que ligar el objetivo de la república a todas las demandas sociales de los trabajadores y el pueblo. Así, sí se ensanchará la base social y serán posible las mayores movilizaciones callejeras de la historia de Catalunya.
En síntesis, la República catalana del 1O será una realidad palpable sobre la base de conquistar una República obrera que enfrente el reaccionario Régimen del 78 y que busque la complicidad, el diálogo y la fraternidad de los trabajadores y el resto de los pueblos de la península ibérica.