Presentamos la última clase de la Cátedra Libre Karl Marx realizada el 3 de noviembre en la Universidad Nacional de General Sarmiento (UNGS). La charla se denominó "Capitalismo - Socialismo. La lucha del neumático. Una perspectiva para luchar por un futuro" y fue impulsada por la agrupación "En Clave Roja”. Contó con la participación de Nicolás del Caño, diputado por el Frente de Izquierda Unidad y dirigente del PTS. Estuvo acompañado por Enzo Pozzi, trabajador de Fate y miembro de la agrupación Granate, y por la investigadora y docente de la UBA, Paula Varela, autora del libro La disputa por la dignidad obrera.
En la exposición se desarrolló cómo se gestó el conflicto del sindicato de neumáticos contra las patronales, y la importancia de la organización de los trabajadores para lograr su triunfo. Por otra parte, se comentó la situación actual de la clase obrera argentina y los debates en torno a la reducción de la jornada laboral, así como también la necesidad de una salida socialista y revolucionaria para terminar con este sistema. Frente a la idea de la resignación que intentan imponer desde el peronismo, los trabajadores del neumático muestran, al igual que los trabajadores de la salud, que con organización, unidad y lucha se puede enfrentar los planes de ajuste del gobierno y el FMI.
A continuación destacamos las reflexiones de la charla.
Enzo Pozzi: “Hemos puesto en pie una alianza de clase estratégica, y por ese lado podemos ganar contra la idea de la resignación”
Primero que nada, gracias por abrirnos este espacio a los compañeros de En Clave Roja. También quiero agradecerles a los estudiantes primero que nada, porque durante el conflicto nos llegaron muchas muestras de solidaridad y de apoyo. Soy trabajador de la industria del neumático hace ya alrededor de catorce años, hace casi trece que trabajo en Fate, anteriormente lo hice en Pirelli.
Al conflicto del neumático hay que pensarlo y entenderlo en el marco de una política que venimos sufriendo el pueblo trabajador, que son las consecuencias de una decisión profunda que tomó el gobierno del Frente de Todos, seguir honrando la deuda y gobernar abiertamente para las para las patronales, para todos los sectores empresariales. Una continuación de lo que hacía Macri. Como consecuencia de esa política, el pueblo está sufriendo cada día más. En ese marco cobra sentido la lucha de los trabajadores del neumático.
Todo comenzó en una asamblea general de gremio con más de 1300 trabajadores en el camping de Pilar. El 13 de abril nos propusimos y votamos ir a discutir el último tramo de revisión paritaria 2022, ya que teníamos una cláusula de revisión. Ahí lo que nos propusimos y votamos fue pelear por aumento de salario real y un punto de convenio, que sabíamos que las empresas no iban a querer ceder, que era la recuperación del pago de las horas al 200% los fines de semana. Para quienes no saben, los trabajadores del gremio del neumático trabajamos turnos rotativos. Varía entre sistemas de siete días a la semana por dos descanso, o seis por uno. Eso quiere decir que sí o sí vos estás encerrado trabajando los fines de semana. Ese era un punto del convenio que abroqueló a todas las patronales que no quisieron ceder bajo ningún punto de vista. Bajo el gobierno de Menem, en acuerdo con las burocracias sindicales que le firmaban todo, perdemos las horas al 200 % que se pagaban los fines de semana.
Cuando arrancamos esta pelea nos encontramos con que las empresas estaban muy intransigentes y que no iban a querer ceder en ese punto. La lucha duró más de cinco meses. En este conflicto los trabajadores demostraron una unidad impresionante de todo el gremio de las tres fábricas: Fate, Pirelli, como Bridgestone. Lo que se fue desarrollando con el tiempo fueron distintas medidas de fuerza para dar la pelea. Pasado los meses se demostraba que los paros parciales no doblegaban la posición de las patronales intransigentes. Entonces se avanza en las medidas de fuerza y en las acciones de lucha, que constaron de distintos tipos de acciones: desde movilizaciones, cortes de acceso, paros de producción en las tres grandes fábricas, hasta que empezamos a hacer los paros unificados en todas las fábricas. Cuando empezó a haber desabastecimiento, empezamos a sentir un gran ataque mediático, porque las patronales empezaban a marcar la política, tanto de las automotrices como la de las cámaras de neumático. Lejos de que los compañeros se desorganizaran, se desmoralizarán o quisieran volver a trabajar aceptando como perdida la pelea, hubo más fuerza, más decisión. Ahí fue cuando las empresas se pasaron de rosca y quieren hacer un aumento por decreto de un 38%, cuando sabíamos que anualmente la inflación era alrededor del 100% que generó, justamente, que las acciones se radicalizaran al máximo. A partir de ese momento pasamos a sostener la toma del Ministerio de trabajo y a desarrollar paros por tiempo indeterminado con bloqueo de portones en las tres grandes fábricas, es decir, con los métodos clásicos/históricos de la clase obrera en Argentina. En ese plano el conflicto toma carácter político.
A partir de esto se expresan dos claros campos en disputa. Por un lado las patronales empezaron a contar con el apoyo del gobierno, de Massa principalmente, pero anteriormente de Moroni, ministro de trabajo en ese momento e incluso el viejo burócrata sindical, Pedro Waseijo, llamando a los obreros a que teníamos que aceptar las migajas que daban las patronales. También tuvieron el apoyo de la burocracia sindical, que le exigía al gobierno que fuera duro con los trabajadores del neumático. Tuvieron el apoyo de todos los medios de comunicación, de la derecha más recalcitrante, de Espert, Milei, de Juntos por el Cambio, de Bullrich que fue a arrastrarse a la puerta de Firestone a repudiar la lucha de los trabajadores.
Por otro lado estábamos nosotros, frente al movimiento de desocupado y las organizaciones sociales, junto a los estudiantes que nos rodeaban solidaridad, junto a trabajadores que nos mandaban también su solidaridad a la distancia o se hacían presentes en las luchas. También estuvimos acompañados por la izquierda, por los diputados del FIT Unidad, Nico del Caño, Miryam Bregman, Romina del Plá, y Alejandro Vilca, ellos fueron nuestra voz en el Congreso. En estos dos campos en disputa se mostraron dos alianzas de clase: las patronales, con sus gobiernos que son sus representantes, con los burócratas sindicales, con los medios de comunicación y con la derecha; y por otro lado nosotros, con los ocupados y desocupados, los estudiantes y la izquierda. Esta pelea no la hubiéramos podido ganar si no hubiera sido en base a esa alianza de lucha.
Decimos que es un triunfo político porque logramos doblegar esa principal intención de las empresas de tenernos con salarios de pobreza. Lo que demostramos los trabajadores es que organizados, irrumpiendo en la escena política nacional, podemos poner en cuestión el salario, en un momento donde entregan el país al FMI, donde nos ajustan día tras día. Es más, tuvimos que salir a responder mostrando nuestro recibo de sueldo, que no ganábamos lo que decían ellos, pero las empresas en ningún momento mostraron sus ganancias, esas que son las principales planeras, son ellos los que todo el tiempo buscan favores del Estado. No teníamos nada que esconder, teníamos todo por ganar. La voluntad estaba, la organización estaba.
Entonces, cabe preguntarse: ¿Por qué hubo tanta unidad entre los trabajadores del neumático para dar esta pelea? y ¿cómo fue que llegamos a esto? Acá quiero abrir un paréntesis y me quiero referir a una cuestión central, que es la acumulación: para dar peleas y poder triunfar, lo que tenemos que tener es organización, sin organización previa es difícil poder triunfar en las demandas que nos propongamos como colectivo.
En el gremio del neumático tenemos alrededor de 16 años de experiencia. Entre el 2007-2008 arrancaron algunos conflictos muy duros en contra de los despidos y también por salario. Brigestone y Pirelli fueron derrotados. En Fate se logró recuperar la seccional del sindicato, que dirigía quien hoy está frente al Astillero Río Santiago, Pedro Waseijo, que lo quiere privatizar de manera disimulada como sociedad del Estado. A esos burócratas nos enfrentamos año tras año, sobre todo por algo muy sentido que era cómo se trabaja en la industria del neumático, cosa que también esta lucha dejó planteado. En el 2016 les ganamos el sindicato con una alianza, una unidad con listas de lucha. Logramos barrer a la burocracia sindical kirchnerista que estuvo 16 años ininterrumpidos frente al sindicato, y que anteriormente había estado con un mandato más de 4 años, 20 años entregando conquistas obreras. A partir de ese momento hemos comenzado un camino de 8 años de recuperación de cuerpo delegado, intentando recuperar la relación con el resto de las fábricas. Esa acumulación fue con la que nosotros llegamos a dar esta pelea y la quiero reivindicar porque fue una acumulación de muchos años, donde nos enfrentamos los distintos gobiernos que han pasado en esos 16 años, a la burocracias sindicales, sin embargo los hemos podido derrotar. Con esa fuerza llegamos a tener la unificación y la unidad tan grande que se expresó en las fábricas, en las movilizaciones, en cómo los trabajadores bancaron en las puertas del ministerio, cosa que muchos obreros dicen que nunca habían visto.
Tenemos que hacer un esfuerzo como trabajadores de no pensarnos sólo como asalariados, sino como productores sociales de cosas importantes, como de repente, nadie pensaba en los neumáticos, pero te paraban un país. Entonces tenemos que vernos como productores de bienes sociales que permiten que se desarrolle todo el engranaje de esta maquinaria social que es el capitalismo.
Este conflicto ha sido una gran escuela para los trabajadores. Por ejemplo, Fate es una fábrica con mucha tradición peronista en los obreros y hoy todos ellos están viendo que se unieron todos en contra nuestro, que el gobierno no solamente está aplicando ajustes tras ajuste, sino que en la lucha propia y principal de los trabajadores el gobierno se puso al lado de las patronales, ni siquiera Cristina salió a repudiarlos, y ahora Máximo fue uno de los que levantó la mano en el último presupuesto de ajuste. Nosotros hemos puesto en pie una alianza de clase estratégica, de ocupados, desocupados, estudiantes, trabajadores, mujeres, juventud y la izquierda, nuestros diputados, eso es algo clave que tenemos que pensar. Por ese lado podemos ganar contra esa idea de la resignación y de que solamente crece la derecha. Hemos dejado en claro que se puede.
Nosotros hemos demostrado que lo que crece y lo que irrumpe es la rabia y la bronca de los trabajadores, sobre todo cuando somos atacados abiertamente como fuimos a nivel nacional. Por último, decirles como conclusión que lo que queda es una tarea infinitamente importante. Acá nadie puede hacer la plancha. Tenemos que pensar, sobre todo los trabajadores neumáticos y la dirección sindical de nuestro gremio, una reflexión: nosotros hemos marcado de alguna manera el camino, con la lucha que dimos hemos logrado que se empiecen a cerrar algunas paritarias por encima de lo que se preveía. No podemos hacer la plancha, tenemos que llevarnos una reflexión. Esto fue importantísimo: cuando estábamos tomando el Ministerio de trabajo, en ese mismo momento, estaban los desocupados acampando en la 9 de julio, había 20 escuelas tomadas en capital, estaban las familias movilizándose en contra del ajuste en discapacidad, que hay ahí una compañera que vino con todos los que estaban a la vuelta al ministerio a traernos la solidaridad. Toda esa fuerza y esa lucha hay que organizarla, hay que coordinarla. Nos llevamos una tarea pendiente: pensar cómo coordinamos, cómo ponemos en pie un gran encuentro nacional de trabajadores, cómo podemos hacer para que esta fuerza se despliegue en el marco de que nos están entregando con un moño en la cabeza al fondo monetario.
La clave es pensar seriamente cómo seguimos de acá en adelante los trabajadores del neumático y nuestro gremio particularmente. Tenemos que saber, como dice la canción que siempre cantamos en las marchas: que la clase obrera marca el camino, porque nuestro es el futuro, porque nuestro es el poder. Esa es la ambición que tenemos que tener, porque si el futuro para las nuevas generaciones es estar sometido a los planes del FMI, del imperialismo yankee, entonces nosotros tenemos que pelear por un gobierno de trabajadores. Hay que elevar las expectativas, las ambiciones, ponernos objetivos más altos y, con eso quiero terminar, me parece que tenemos que ir por ese camino, los trabajadores podemos gobernar, ya lo hemos hecho en la historia durante el siglo XX y podemos hacerlo nuevamente.
Paula Varela: “Es espectacular que los obreros del neumático hayan puesto la discusión de las condiciones de trabajo”
Agradecer la invitación a los compañerxs En Clave Roja. Para mí es una alegría enorme compartir esta mesa con Enzo con quien nos conocemos hace mucho tiempo, y con Nico. Quería tomar una de las cosas que dijo Enzo, acerca de la lucha de los trabajadores del neumático puso sobre la mesa: la idea de que se puede combatir la resignación. Si ustedes hacen una marcha atrás de un par de meses, nadie hubiera dicho que se podía conseguir una paritaria un par de puntos por encima de la inflación, nadie hubiera dicho que, una industria que no es particularmente considerada estratégica, podía llegar a conseguir un aumento como el que consiguió y sin embargo pasó.
Nosotros acá en la universidad también tenemos un territorio de lucha contra la resignación, porque muchos de los discursos acerca de que no se puede conseguir aumento de salario, que no se pueden conseguir mejores condiciones están construidos en nuestras universidades públicas. Los discursos de la resignación no son solamente construidos por la derecha, son también construidos por buena parte del progresismo. Es decir, acá también se establece cuál es el límite de lo posible, qué es lo que se puede hacer y qué es lo que no.
Cuando empecé a hacer la investigación del libro sobre Fate había un discurso muy claro. La CTA lo resumió en una frase particular que se llamaba “de la fábrica al barrio”. Esa frase se usaba para decir que ya las fábricas no era el espacio donde había que luchar, que ya no era ese espacio donde había que resistir, si no que había pasado al barrio. El lugar de la militancia, de la resistencia, era únicamente el barrio. Unos años después aparece el sindicalismo de base. Aparecieron los fenómenos de Fate, Kraft, Donnelley, que después se iba a transformar en nada más y nada menos que en Madygraf. Empezó un enorme proceso de organización en la fábrica con jóvenes que se hicieron parte de la lucha por sus derechos que empezaron a cuestionar condiciones de trabajo. Al calor de eso, se empiezan a recuperar comisiones internas. En el caso del neumático se recupera la seccional. Al día de hoy tienen, efectivamente, recuperado todo el sindicato.
El discurso de la resignación en ese momento era: ya no se luchan las fábricas, hay que ir al barrio, porque la clase obrera pasó y establece ahí su lugar de lucha. Hoy hay otro discurso de la resignación, que es pariente de aquel. ¿Cuál es el discurso actual? Que la clase obrera está separada en dos grandes sectores completamente diferentes: uno es los asalariados, los que están en las fábricas, los que están en la administración pública, los que están en los comercios, etcétera, y una especie de “lado B” de la clase trabajadora que son los informales, o lo que algunos llaman los trabajadores de la economía popular. Eso aparece como absolutamente naturalizado y es ese discurso que nosotros tenemos que combatir acá y también en las calles, con la unidad entre los sectores que se organizan en el territorio, en las cooperativas de la economía popular y los sectores que se organizan en los sindicatos.
¿Por qué es terriblemente funcional a la resignación? Porque para quienes todavía tenemos trabajo asalariado es una forma de decir “no jodas, no salgas a luchar, no luches por tu condiciones, porque vos siempre podés caer en la en ese lado B de la clase trabajadora”, y como estás en el “lado A”, tenés que aferrarte antes de hundirte en el lodo. A los trabajadores de la economía popular, a ellos también les enseña algo: que su único horizonte es mantenerse ahí y luchar en el mejor de los casos por un plan Potenciar Trabajo por ejemplo. Esta idea empieza a instalar algo: aquellos que todavía tenemos algunos derechos laborales somos unos privilegiados.
Lo primero que quería señalar es que tenemos que recuperar las universidades como espacio de pensamiento crítico como espacio de pensamiento rebelde. La segunda cuestión que quería marcar es que los compañeros del neumático pusieron un dedo en una llaga que ninguna patronal quiere abrir, que es la de las condiciones de trabajo y, particularmente, de la jornada laboral.
Esto es así porque la jornada laboral es una enorme lucha por la rentabilidad empresaria, que conocemos como lucha clásica por la puja salarial. Entonces cuando los compañeros del neumático ponen sobre la mesa discusión las famosas horas al 200, están poniendo el dedo en una llaga que no quiere abrir, no solamente la patronal del neumático, sino las patronales en general, que son las conquistas en condiciones de trabajo que obtuvieron en la década del 90 .Cuando hacía la investigación y me cruzaba con los obreros que habían estado antes de los 90 en la fábrica, que eran pocos, me decían: “acá se trabajaba ocho horas, cinco días por semana”. Fue la derrota del ’91 la que permitió y abrió la puerta al famoso turno americano y rotativo. Si uno tomara el ejemplo del siete por dos, ¿saben cuánto ganó la patronal del neumático con esa conquista? 11 horas por semana. Logró una jornada laboral de 56 horas por semana contra las 45 horas de 8 por 5, más el mediodía del sábado.
Cuando se discute la jornada laboral se está discutiendo rentabilidad pero también la intensidad del trabajo. Hoy en distintas partes del mundo la forma en la que se suele discutir la jornada laboral acá llegan lavadas de toda contradicción. Cuando se plantean algunos proyectos de reducción de la jornada se basan en producir lo mismo con trabajadores que trabajan menos horas pero no menos intensidad, incluso por menor salario. La intensidad es algo que produce cuerpos rotos. Lo saben los compañeros y compañeras que tienen 30 años y tienen triple hernia de disco que no pueden levantar a sus hijos, que no pueden hacer otras actividades.
Cuando discutimos la reducción de la jornada, sí o sí hay que discutirla sin afectar el salario y en relación con el reparto de las horas de trabajo. La reducción de la jornada es efectivamente una gran lucha por la rentabilidad empresarial. Es espectacular que los obreros del neumático hayan puesto la discusión de las condiciones de trabajo en la mesa, y hay que discutirla en relación con el reparto de las horas. Por dos cuestiones que tienen mucho que ver con nuestro país. En primer lugar, porque en Argentina, como explicó Rubinstein, no hay problema de rentabilidad empresarial, entonces se puede tranquilamente plantear una reducción de las jornadas sin aumento de la intensidad de trabajo. En segundo lugar, más importante, tiene que ver con lo que planteábamos recién, una clase obrera partida en dos, un fenómeno que aparece como terriblemente contradictorio: una enorme tasa de sobreocupación y, a su vez, una enorme tasa de sub-ocupación y de informalidad del trabajo. Lo que quería plantear acá es que tenemos que aprovechar el hecho de que se están discutiendo condiciones de trabajo y que aparece la discusión de la reducción de la jornada para discutir el combo completo, que es la reducción de la jornada con el reparto de las horas entre aquellos sí que pueden trabajar y que no están trabajando lo suficiente como para poder vivir.
Por último quería señalar una cosa, que está relacionado con algo planteó Enzo: qué significa trabajar en el neumático, y creo que también se puede extender a otros otras fábricas. La discusión de la jornada no solamente tiene que ver con la discusión de la rentabilidad, tiene que ver con algo que aparece como fuera del ámbito de discusión que es el derecho que tenemos las y los trabajadores de establecer las condiciones de nuestra reproducción social. El derecho que tenemos de establecer nuestros tiempos, el derecho que tenemos de establecer a qué queremos dedicar nuestro tiempo, nuestro ocio, nuestra cultura, es decir, el derecho que tenemos de discutir qué es lo que queremos hacer con nuestras vidas. Un turno como el que tiene los compañeros, que tienen turnos americanos y rotativos, impide, por ejemplo estudiar, pero también impide planificar una vida social, impide desarrollar un oficio. Es decir, una vida dedicada enteramente al trabajo. Tenemos que empezar a defender nuestro derecho a establecer las condiciones de cómo vivimos, de cómo nos reproducimos, de cómo usamos el tiempo, y defender eso como parte de los derechos de las y de los trabajadores y parte de los derechos de los y las estudiantes.
Hace mucho tiempo hacía una encuesta obrera tomando el modelo de la encuesta obrera que Marx había planteado para los sindicatos franceses en el siglo XIX, y en la última pregunta de la encuesta preguntábamos para vos qué es el socialismo, y lo que salía era espectacular. Creo que nosotros tenemos que volver a pensar en ese tipo de preguntas y creo sin lugar a dudas que tenemos que volver a pensar la idea de que el socialismo es salir de este reino de la necesidad y entrar a vela a desplegada en el reino de la libertad.
Nicolás Del Caño: “La única salida de fondo es la lucha por otro tipo de sociedad, y la clase trabajadora tiene la capacidad de hacerlo”
Muchas gracias por invitarme, quería retomar algunas cuestiones, en primer lugar en relación al problema de la crisis del trabajo, que es una de las aristas de la crisis capitalista y en la que confluyen varias crisis del capitalismo. Una de ellas es el problema del trabajo. Hoy existe lo que se llama el precariado, un sector de la clase trabajadora que tienen serios problemas, como la informalidad, los bajísimos salarios, o quienes tienen dos o tres empleos. Acá, en las universidades hay muchos problemas de deserción, o estudiantes que les cuesta porque tienen que laburar.
Nosotros estamos planteando el problema de la reducción de la jornada laboral. Muchos nos dicen: “¿pero es posible esto?”, a lo que les respondo, sí es posible. Por el desarrollo de la tecnología, de la técnica, hay estudios que demuestran que categóricamente es posible reducir la jornada de trabajo. En algunos lugares se piensa para aumentar la rentabilidad empresaria, sin embargo nosotros lo pensamos como una manera de alivianar la carga del trabajo, repartiendo las horas de trabajo entre ocupados y desocupados. Los compañeros economistas del PTS hicieron un estudio que demuestra que aplicando esta medida en las 12.000 grandes empresas del país, podemos generar un millón de puestos de trabajo. Eso va a afectar la rentabilidad empresaria, va a afectar la ganancia capitalista, por supuesto. A lo que muchos nos dicen “entonces la empresa se va a fundir porque va a pagar este dos salarios”. Esto decían también cuando se conquistaron las 8 horas.
La ofensiva neoliberal, como decía Paula, con derrotas que se impusieron a la clase trabajadora ha generado esta situación para millones de trabajadores y trabajadoras en todo el mundo, porque esto no es un fenómeno solamente en Argentina o en América Latina. Son distintos tipos de precarización en otros países como en Estados Unidos o en Europa. Fíjense el fenómeno de trabajadores que en Amazon han logrado conquistar sindicatos sobreponiéndose a un sistema anti sindical brutal. En Estados Unidos para hacer un sindicato tenes que hacer un plebiscito. A partir de esa lucha en Amazon, en otras multinacionales empezaron a sobreponerse a esta situación ganando los plebiscitos. Hay una juventud que ha surgido en Estados Unidos que se llama la generación Union que empieza a conquistar sindicatos. Ahora estamos viendo un fenómeno más amplio en Europa. Es esa clase obrera que decían que no existe, o los sectores más concentrados de la clase trabajadora con gran tradición de lucha, los que empiezan a aparecer en escena. Podemos ver sindicatos como los ferroviarios en Gran Bretaña, o los metalúrgicos en el Estado Español. En Francia, que es el lugar donde más movilizaciones hemos visto, comenzó un proceso por los petroleros de la refinería TOTAL que terminó en movilizaciones multitudinarias contra la inflación producto de la guerra entre Ucrania y Rusia. Hay grandes huelgas que muestran esos sectores, que no hacían este tipo de movilización hace 30 o 40 años.
Digo esto porque nos dicen que, lo que puede pelear el sector precarizado de la clase trabajadora en Argentina, puede ser una renta mínima, además de los planes sociales. Nuestro planteo de reducción de la jornada laboral es también en oposición a los que dicen que hay que aplicar una reforma laboral como proponen los liberales que dicen que si flexibilizamos las leyes laborales va a generarse más empleo formal. En los ´90 se aplicó una flexibilización laboral mayor a la actual y tuvimos una desocupación cercana al 20%. En los convenios más flexibilizados es donde más trabajo informal y precarizado hay. Quieren liquidar las conquistas de los sectores que aún mantienen producto de años de lucha importantes derechos. Por eso dolió tanto lo del neumático, porque los trabajadores se organizaron, como decía Enzo, con tradición de lucha, acumulación, en la asambleas, democráticamente, y lograron un importante triunfo contra el gobierno y la oposición de derecha.
Esto a nosotros nos hace pensar, primero, en esta idea del sujeto de transformación. El marxismo planteó que la clase trabajadora no solamente es la única productora, sino que puede ser la partera de un nuevo tipo de sociedad. Somos los que todos los días movemos todo, desde las escuelas, los hospitales, las fábricas, los trenes, los colectivos, las universidades, etc. Esa clase social no solamente puede pelear por sus demandas inmediatas, por sus condiciones de vida, contra la ganancia capitalista, sino que tiene la capacidad de poner en pie otro tipo de sociedad. Hoy es un pequeño puñado de grandes monopolios, de grandes capitalistas, los que de manera completamente irracional organizan la producción, contaminan todo, destruyen el planeta, empujan al hambre y a la miseria a millones en el mundo.
En Argentina tenemos al Fondo Monetario Internacional, que determina la política económica del gobierno. Todo pasa por conseguir dólares para pagarle la deuda, por eso el dólar soja. Tuvimos los últimos dos años 33 mil millones de dólares que entraron por el comercio exterior, y el que más perdió fue el Banco Central, porque además de pagar la deuda, los capitalistas también fugan divisas. La solución que dice Milei de dolarizar la economía, primero que es inaplicable, pero si se llegara a aplicar sería una devaluación del 1000% mínimo. Para hacer la conversión de la moneda primero tendrías que tener dólares, y en otros países donde se llevó adelante esta medida, como Ecuador por ejemplo, fue un ataque brutal al nivel de vida de la clase trabajadora. Entonces, lo que hay que explicar, es que la única forma de combatir la inflación es como hicieron los compañeros del neumático o los de salud, que organizados salieron a pelear y cada uno de estos sectores logró ganar. Después hay que tomar distintas medidas como la nacionalización de los bancos bajo control de los trabajadores para frenar la fuga de capitales, y que todos los recursos que hay puedan estar al servicio de otorgar créditos baratos a pequeños comerciantes y a los trabajadores. También es necesario el monopolio del comercio exterior para que un puñado de cerealeras dejen de llevar toda la plata afuera, y además son quienes manejan el precio del dólar porque tienen puertos privados y tienen el control de las exportaciones e importaciones. Todas estas medidas anticapitalistas también son para preservar el ambiente que este sistema se encarga de destruir todos los días. Tampoco es que el socialismo lo resolvería automáticamente pero abre la posibilidad a resolverlo realmente desde un vínculo amigable entre la naturaleza y la humanidad.
La única salida de fondo es la lucha por otro tipo de sociedad, y es la clase trabajadora la que tiene la capacidad de hacerlo. Para eso necesitamos construir un gran partido de la clase trabajadora, una gran fuerza política que también sea, de la juventud, de las mujeres, y de todos los oprimidos que quieran pelear por un mundo sin explotación ni opresión. Queremos invitar a que ustedes sean parte de construir esta fuerza.
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