¿Qué tipo de Estado y de poder político propone el marxismo? Una charla para discutir tanto con la idea de “democracia participativa” y “poder popular” del chavismo, como con los postulados de quienes se le oponen en nombre de la “democracia”.
Lunes 25 de junio de 2018
Fotografía: Asamblea del soviet (consejo) de obreros, campesinos y soldados, de Petrogrado, 1917.
Cerrando el ciclo de charlas que organizamos desde la Liga de Trabajadores por el Socialismo (LTS) y la agrupación juvenil anticapitalista Barricada, a propósito de los 200 años del natalicio de Carlos Marx, tendremos este jueves 28, en la escuela de Sociología de la UCV, el tema del tipo de poder político que propone el marxismo.
El marxismo propone la extinción del Estado, en cuanto forma de dominación política, es una de las apuestas del planteamiento comunista: una sociedad sin explotación de clase ni opresiones sociales, por tanto sin Estado. Sin embargo, entre la realidad actual, de una sociedad dividida en clases, donde la gran mayoría de los habitantes del mundo está bajo la explotación y dominación de los capitalistas y ricos –que controlan el mundo–, y la de una sociedad donde se hayan abolido las clases sociales, hay un trecho. La tarea histórica del presente para los trabajadores, en alianza con los demás sectores subordinados de la sociedad capitalista, es sacarse de encima esa dominación económica y política, emanciparse, autogobernarse. ¿Cómo es ese autogobierno de los trabajadores que propone el marxismo?
La experiencia histórica disponible hasta ahora muestra ejemplos de cómo puede hacerse real esta perspectiva: la democracia directa, los organismos de autodeterminación de los trabajadores, campesinos y pueblo pobre están en el centro del asunto. La historia también muestra sin embargo cómo dictaduras policíacas contra los trabajadores pueden hacerse pasar por “gobierno comunista”. Por supuesto, estos últimos ejemplos son los que propagandizan quienes toman partido por el capitalismo en contra de la perspectiva de una sociedad libre de explotación, pretendiendo mostrar como lo único deseable la democracia capitalista, que “no sería perfecta pero sí siempre mejorable”. Nos plantean una dicotomía: o se pierde la “libertad” por aspirar a la igualdad económica y social, o se vive en una sociedad desigual pero que preserva la “libertad”, desde la cual se podría luchar por mejoras. Democracia capitalista o totalitarismo, es el dilema que nos presentan. La perspectiva de emancipación social que plantea el marxismo, una “república de trabajadores”, el “semi-Estado” de que haba Marx, va más allá del faso dilema totalitarismo o democracia liberal.
Milicias obreras durante la revolución boliviana de 1952
En nuestro país, además, hay una complicación adicional para clarificar a qué tipo de sistema político de gobierno aspiran los marxistas: tenemos un régimen que se autocalificó “socialista”, habla de “poder popular” y en su debacle ha entrado en una deriva autoritaria, conculcando libertades y derechos democráticos elementales. ¿Cómo es que hay “poder popular” en Venezuela pero las mayorías trabajadoras y pobres llevan la peor parte de la crisis económica y social? ¿Cómo es ese cuento de un “presidente obrero y obrerista” pero los trabajadores padecen represión, amedrentamientos e incluso cárcel por ejercer derechos elementales como la protesta?
Cordones industriales, germen de doble poder obrero en el proceso chileno en los 70’s.
Las otras fuerzas políticas e ideológicas con peso nacional pregonan como alternativa a esto la “democracia” liberal, esa donde no importa cuántas libertades e igualdad política formal haya, pues la más brutal desigualdad económica permite que los capitalistas y los ricos manden, en los hechos, sobre la vida de millones. Bajo la democracia capitalista un puñado de ricos del capital financiero internacional puede decidir más sobre los destinos de un país que los millones de “ciudadanos” que votan y eligen gobiernos, para muestras recientes, el caso griego y la propia situación de nuestro país hoy, con relación a la deuda externa. En la democracia burguesa un gran empresario no necesita ser elegido a un consejo comunal, ser diputado ni ganar ninguna otra elección para decidir sobre la vida de miles de personas –o cientos de miles. Por todo esto la llamaba Lenin “democracia para ricos”.
Este panorama de discusiones es el que queremos abrir en esta charla.
La charla serán en el aula 6-28 de la Escuela de Sociología de la UCV, en el piso 6 del edificio de la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales (FACES).
Para recibir más información y los materiales recomendados previamente para cada charla, escribir a: [email protected]
Ángel Arias
Sociólogo venezolano, nacido en 1983, ex dirigente estudiantil de la UCV, militante de la Liga de Trabajadores por el Socialismo (LTS) y columnista de La Izquierda Diario Venezuela.