Faltando cinco semanas para las elecciones presidenciales, parlamentarias y regionales en Chile, las distintas candidaturas fortalecen su giro al centro buscando contentar a los sectores empresariales que piden "moderación".
Martes 19 de octubre de 2021 10:54
El candidato ultraderechista José Antonio Kast (izquierda), junto al de la coalición de centroizquierda Apruebo Dignidad, Gabriel Boric (derecha), durante el debate presidencial.
La última encuesta Cadem de esta semana muestra por primera vez al candidato ultraderechista José Antonio Kast como favorito en las presidenciales a tan solo un punto del candidato de centroizquierda Gabriel Boric, que por ahora venía liderando las encuestas.
Si bien las encuestadoras carecen de legitimidad y han venido equivocando los resultados de las últimas elecciones, la operación política y mediática (de todos los medios que levantan esa información) es suficiente para hacer girar a la derecha la agenda política de todos los candidatos. Siguen de esa manera el giro a la moderación que exigen los empresarios chilenos y del que Gabriel Boric ya dio cuenta adaptando su discurso.
El derrumbe del candidato oficialista de la derecha tradicional, Sebastian Sichel, que aparece relegado a un cuarto lugar, producto de las revelaciones de los aportes irregulares de pesqueras en su candidatura a diputado, ha sido capitalizado en parte por el candidato de la extrema derecha. También se vio beneficiada de esta caída Yasna Provoste, que vuelve a entrar en la conversación para pasar a la segunda vuelta. La candidata de la Democracia Cristiana (DC) optó por una estrategia de confrontación con el candidato de Piñera buscando posicionarse como la tercera en la carrera.
Si bien la caída en desgracia de Sichel por las denuncias de aportes irregulares han beneficiado a Provoste, algunos advierten el efecto "boomerang" que puede tener teniendo en cuenta que la DC es uno de los principales partidos financiados por los grandes empresarios y sostenedores del régimen neoliberal. En estas elecciones la DC se juega a mantener su actual bancada parlamentaria o reducirla mínimamente, para no repetir la catastrófica elección de la convención constitucional donde solo sacaron 1 representante. Buscan mantener su rol de "dadores de gobernabilidad" manteniendo alguna presencia que les permita negociar votos ya sea con un gobierno de derecha o con Gabriel Boric.
A su vez Boric, candidato del Frente Amplio dentro de "Apruebo Dignidad" (AD), ha visto cierto "estancamiento" en su campaña producto de las indefiniciones de su coalición. Mientras el Partido Comunista (PC), que también forma parte de AD, tira frases "para la galería" desafiando los tratados internacionales o asegurando que no gobernaran en forma posibilista, los economistas del comando de Boric hacen esfuerzos sobrehumanos para dejar contento a los empresarios garantizando moderación y gradualidad en su programa. Cabe preguntarse si los cambios que ofrece Apruebo Dignidad son algo más que solo slogans discursivos.
El PC ha salido con varios cruces a cuestionar los ejes de la transición, el Banco Central, los tratados de libre comercio, y un conjunto de instituciones pilares de los 30 años de herencia pinochetista. Este cruce tiene bastante de hipócrita. Por un lado es un intento por endosar a la candidatura de Boric un electorado "más de izquierda" que había votado por el candidato del PC, Daniel Jadue, en las primarias, pero tiene resquemores con el abanderado del Frente Amplio. De todas maneras, pese a estos reclamos, el Partido Comunista tiene un largo historial de inclinarse finalmente a la moderación y preferir preservar sus puestos en el congreso y en el gobierno antes que enfrentar seriamente a los poderes reales del país.
El alza de Kast sirve a Boric en la medida que puede imponer más tranquilamente su programa de moderación sin necesidad de rendir cuentas "a la izquierda" dado que solo quedaría esperar que el peso del mal menor haga su trabajo y lo encumbre cómodamente al sillón presidencial. Quedará por ver si en este exceso de confianza no termina por diluir la candidatura de Boric en beneficio de la vieja concertación.
En medio de este festival de moderación, que solo ocultan con retorica los problemas reales que atraviesa la población trabajadora a dos años del estallido, urge levantar una alternativa de izquierda de los trabajadores que se proponga enfrentar a los problemas reales y reagrupar a los sectores movilizados para enfrentar al régimen heredado de la dictadura. La convención constitucional, al igual que la carrera presidencial, cada día se vacían más de discusiones reales sobre el Chile neoliberal, remplazándola por los modales de la cortesía parlamentaria con la que la casta política rinde pleitesía a los empresarios.
En este escenario la batalla que damos como Partido de Trabajadores Revolucionarios junto al Frente por la unidad de la clase trabajadora se hace crucial para no permitir que el desvío de la rebelión, defendido por todo el arco político, termine por imponerse en el próximo ciclo. Levantando un programa para acabar con la precariedad laboral, nacionalizar nuestros recursos naturales bajo control de las y los trabajadores para financiar salud , pensiones, vivienda, educación, buscamos poner sobre la mesa precisamente aquello que las fuerzas políticas del régimen callan para contentar a los empresarios. Precisamente por eso hay que redoblar los esfuerzos para que la voz de los trabajadores entre al congreso y se exprese en las calles mediante la movilización.
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El presente artículo es una versión editada del original que se puede leer aquí