A principio de este mes y en medio de una alza de los casos, el Gobierno de la Ciudad cierra Dispositivos de testeo de la terminal Dellepiane, Ezeiza y Aeroparque y reduce el personal del dispositivo de testeo de Costa Salguero.
Martes 25 de mayo de 2021 16:57
Imagen extraída del sitio reportur.com
El fin de semana del 8 de mayo, coordinadores de la Terminal Dellepiane, Ezeiza y Aeroparque, comunicaron las interrupciones de los contratos de sus trabajadores, quienes se ocupaban de testear al público para asegurar la circulación de personas no infectadas y reducir la propagación del coronavirus. Además se redujo el personal del Centro de Testeo Vehicular en Costa Salguero reduciendo la capacidad de testeos del dispositivo y concentrando la demanda en otros, propiciando todas las condiciones para producir aglomeraciones y obstaculizar el distanciamiento social.
Dichos dispositivos de testeos se habían abierto en diciembre en diferentes puntos de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires donde, el Gobierno de la Ciudad junto con el Gobierno Nacional tomaron cientos de jóvenes, alrededor de 200 personas distribuidos en los 3 dispositivos en diferentes turnos, que se desempeñaban como administrativos, orientadores y enfermeros, atendiendo y testeando a miles de personas por día en la primera línea. La decisión de Horacio Rodríguez Larreta se implementó a cargo de distintos Ministerios que se encargaron de contratar a jóvenes desocupados ofreciéndoles contrataciones trimestrales y sujetos a inciertas renovaciones.
Debido a la segunda ola de pandemia, se aconseja testear masivamente y cada vez más. Evidentemente, el Gobierno de la Ciudad no desconoce esta situación y frente a ello opta por hacer alarde de una campaña de testeo supuestamente intachable. Sin embargo, la realidad es otra: hoy hay tres lugares menos para testearse. Esta noticia se la desayunaron en un momento en el que la inflación mensual arrojó un %4,1 y suma así un %17,6 en lo que va de este año. Y además, dado que se les suma trabajar como monotribustistas, ni siquiera cuentan con una indemnización. Simplemente, les dejaron la promesa de que podrían reasignarlos: esas son las condiciones que infligen a laburantes de primera línea de los cuales, algunes, tienen hijes a cargo.
Mientras el discurso del Gobierno de la Ciudad y el Gobierno Nacional plantean la idea de defender la salud basándose en los resultados de gestión, administración y contención del incremento de casos de contagio y muertes en la ciudad a causa del Covid-19, se tiene laburando a jóvenes en absoluta precariedad. Empresas y Gobiernos les sacan la última gota de jugo y luego los descartan. A esto se suma que para este año, como si la pandemia terminara con el calendario, el IFE desapareció y el presupuesto nacional en Salud se vio disminuido. Así, se acumulan a la fecha cientos de jóvenes despedidos sin criterio alguno, que se suman a la gran masa de desempleados (%11,7para el 2020), donde el sector juvenil (con %21) casi duplica el promedio nacional. Esta cifra, además, se agrava en las feminidades jóvenes (con un %23,1).
A estos trabajadores que están en contacto con quienes van a testearse, que son quienes le ponen el cuerpo a la lucha contra el COVID-19, no se les considera esenciales: se los expone sin vacunación, a veces sin equipos de protección, o en lugares cerrados. Encima, se les descarta y se les paga tardíamente. Ante todo esto, las conducciones sindicales brillan por su ausencia. La situación sería radicalmente diferente si saldrían a pelear por pase a planta permanente para quienes siguen trabajando y por IFE de 40mil para quienes quedaron desocupados, ya que la tarjeta alimentar anunciada por el gobierno este fin de semana, fue tan criticada incluso por sectores del mismo oficialismo por las limitaciones que presenta.
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La pandemia no solo expuso la crisis del capitalismo y sus efectos en la clase trabajadora sino que también expone la gestión de los gobiernos y el Estado a la hora de “ocuparse” de la emergencia sanitaria y los efectos que produce. Alberto Fernandez por su parte, a travez de un mensaje nacional grabado, hace lo suyo anunciando nuevas restricciones pero sin dar ningúna medida de fondo para apalear la crisis. Distinto hubiera sido si se liberaran las patentes de las vacunas para vacunar a toda la población, ya que tenemos en Argentina un laboratorio que las fabrica y centralizaran el sistema de salud.
Para terminar con la precarización a manos del propio Estado Nacional y el Gobierno de la Ciudad, para terminar con el trabajo sin derechos, es necesario que los sindicatos dejen de ser ministerios sin carteras de los gobiernos de turno y se pongan al servicio de la organización, la coordinación y la defensa de quienes sostienen el sistema de salud. Se trata de una tarea de primer orden, que vuelve a dejar a la vista la segunda ola del covid.