Rearme, más enfrentamiento con Rusia y China, ampliación escandinava, lucha por los combustibles fósiles y control militar de las migraciones causadas por la guerra del pan.
Jueves 2 de junio de 2022 08:30
Los próximos 29 y 30 de junio Madrid acogerá una Cumbre de la OTAN que promete ser trascendental. La reaccionaria invasión de Ucrania por parte del régimen de Putin ha servido de estímulo para la revitalización de la más importante alianza militar de las potencias imperialistas.
La agenda de la reunión no deja ninguna duda: EEUU y sus socios europeos se preparan para una ofensiva imperialista sin precedentes. Los pueblos de África y el resto de países semicoloniales verán engrosar sus cadenas. Luchar contra el imperialismo en nuestros propios países imperialistas se torna una necesidad cada vez más urgente para evitar que nuestros gobiernos y Estados capitalistas nos conduzcan a la barbarie.
Un rearme sin precedentes desde la Segunda Guerra Mundial
La demanda histórica de EEUU a sus socios de la Alianza de que eleven su gasto militar ha sido finalmente atendida. El canciller alemán Scholz, con el acuerdo de la oposición, acaba de modificar la Constitución para poder desbloquear un fondo de 100.000 millones de euros con el que se podrá alcanzar el 2% del PIB para el gasto de Defensa. Un hecho sin precedentes desde el final de la Segunda Guerra Mundial y que significa todo un relanzamiento del imperialismo alemán. Este porcentaje del 2% se convierte así en una referencia para el resto de los socios de la UE. Empezando por el anfitrión de la cumbre, Pedro Sánchez, que anunció este lunes en el acto de conmemoración del 40 aniversario de la entrada en la Alianza del Estado español, que el aumento de gasto militar empezará a plasmarse en los próximos Presupuestos Generales de 2023.
Un nuevo concepto estratégico contra Rusia y China
La Cumbre actualizará el concepto estratégico de la Alianza. Se trata del principal documento que se actualiza cada 10 años y que sirve de guía para su desarrollo político y militar. Será el octavo desde su fundación en 1949, cuando EEUU y el imperialismo europeo definieron el cerco a la URSS y el despliegue de armas nucleares. Confirmar el antagonismo creciente contra China, al que EEUU ha logrado sumar a la UE y otros socios oceánicos como Australia, y el enfrentamiento con Rusia serán ahora las dos líneas maestras para el próximo periodo. Las tendencias a nuevos y mayores choques entre potencias ponen en el horizonte inmediato la posibilidad de conflictos de consecuencias impredecibles.
La ampliación escandinava: cerco a Rusia y control de las nuevas rutas del Ártico
Una de las decisiones más trascendentes que se abordarán será la solicitud de entrada en la Alianza efectuada por Finlandia y Suecia. Una decisión que supone la ampliación de 1.300 kilómetros de la frontera OTAN con Rusia e incrementa la posibilidad de “accidentes” que encadenen una escalada. El cerco de la Alianza sobre Rusia se acelera, a pesar de haber sido señalado hasta por defensores acérrimos de la misma como una de las razones de fondo del actual conflicto. Otros países como Dinamarca no han dado todavía este paso pero acaban de aprobar su integración en la política de defensa común de la UE. La expansión militar de la OTAN y la UE en esta región tiene también como objetivo posicionarse en la guerra por el Ártico. El deshielo provocado por el cambio climático augura la apertura de nuevas rutas comerciales marítimas y la explotación de sus reservas de gas y petróleo, que representan el respectivamente el 30% y el 13% de todas las mundiales.
Proteger la energía: la punta del iceberg de una guerra comercial
Precisamente la guerra por la energía será otro de los ejes de la Cumbre y del nuevo concepto estratégico de la Alianza. Rusia ya ha cortado el suministro de gas a Polonia, los Bálticos, Bulgaria y Países Bajos. La UE ha logrado esquivar el veto húngaro para boicotear las importaciones de crudo. Las consecuencias ya se hacen sentir en una caída del crecimiento y en una inflación que en marzo alcanzó el 7,8% interanual en la UE. El cierre total del grifo gasístico que podría provocar un verdadero cataclismo económico en Europa aún no se ha producido, pero tampoco es completamente descartable. En este marco, la OTAN discutirá un plan económico y militar, que proteja y blinde el suministro energético de sus miembros. Las promesas de “reconversión verde” con las que vendieron los Fondos Next Generation dejan paso a una renovada apuesta por los combustibles fósiles y a una pelea por ellos a nivel global que solo puede augurar mayor competencia, enfrentamientos y nuevas guerras imperialistas por el control de estos recursos finitos.
Combatir el hambre a cañonazos: la propuesta del imperialismo español contra África
La otra región que la Cumbre de Madrid discutirá incorporar dentro del nuevo concepto estratégico de la Alianza es el norte de África y el Sahel. Rusia viene ganando presencia militar en la región, en países como Mali, República centroafricana o Burkina Faso. A su vez la UE discute tres nuevas misiones imperialistas, una en este último país, además de Níger y el Golfo de Guinea. El más ferviente defensor de esta línea es el gobierno de Pedro Sánchez. Las razones oficiales para que esta región pase a tener una atención similar a la que ya tiene Europa del Este es el peligro del terrorismo yihadista y las crecientes tensiones entre países alineados con diferentes potencias, como la que se desarrolla entre Marruecos y Argelia. Sin embargo, la insistencia de Sánchez está muy relacionada con las previsiones a corto y medio plazo para el continente y las consecuencias que pueda tener en el terreno migratorio. El bloqueo de las remesas de cereales ucranianas y rusas - producto combinado del bloqueo de la flota de Putin en el Mar Negro y las sanciones de la UE y EEUU a la economía rusa - amenaza con matar de hambre a varios millones de seres humanos, sobre todo en África y Medio Oriente. La OTAN y sus Estados miembros quieren garantizar Estados estables y amigos que actúen de tapón eficaz a los millones que huyan del hambre y las sequías. La venta definitiva del pueblo saharaui a Mohamed VI a cambio de que la dictadura marroquí actúe en la frontera sur de la UE como lo hace Turquía en la frontera este, es solo un aperitivo de lo que esta escalada imperialista augura para el pueblo africano.
Todas y todos contra la cumbre de la OTAN
Contra el contubernio imperialista que presidirá el gobierno “progresista” se está organizando una manifestación a finales de junio en la capital. Diversas plataformas de todo el Estado, junto a organizaciones sociales, sindicales y políticas, están organizando además una contracumbre. Entre ellas, están algunas como Podemos, Izquierda Unida y el PCE, que además de ser parte del gobierno imperialista que hace de anfitrión, no descartan participar también por responsabilidad institucional, según reconoció su portavoz parlamentario, Jaume Asens.
Desde la Corriente revolucionaria de Trabajadores y Trabajadoras, quienes impulsamos Izquierda Diario, somos parte de la Asamblea popular contra la guerra, junto a otras organizaciones como Anticapitalistas, CGT, Ecologistas en Acción o ATTAC. Un agrupamiento que defiende una posición independiente, que bajo el lema de Ni Putin ni OTAN, se ha posicionado tanto contra la izquierda que justifica o minimiza el carácter reaccionario de la invasión rusa, como aquella que se ha sumado al espíritu belicista del imperialismo pidiendo a los gobiernos de la OTAN más envíos de armas o la que en el relato critica una y otra posición, pero mantiene a ministros y ministras de la OTAN.
Esta plataforma es parte de los convocantes de la manifestación contra la cumbre, sin ocultar las profundas diferencias con las otras plataformas. Por ello creemos que la manifestación es una oportunidad para expresar desde la Asamblea un bloque claramente antiimperialista y antigubernamental, que levante bien y alto las banderas de lucha contra la OTAN, el rearme imperialista y los presupuestos guerreristas del gobierno PSOE-UP.
Desde la CRT defendemos la necesidad de poner en pie un gran movimiento independiente en todos los países contra la guerra, la escalada imperialista y la nueva guerra comercial, y que no deposite tampoco ilusión en las vías diplomáticas y negociaciones entre los Estados capitalistas que no ofrecen ninguna solución a la actual crisis. El reavivamiento de las tendencias a nuevos y mayores choques entre potencias es parte inherente del capitalismo, y solo una lucha internacional contras sus gobiernos y Estados podrá sentar las bases de una sociedad distinta, donde los resortes que producen la riqueza estén en manos de la clase trabajadora y se puedan conformar relaciones fraternales y de cooperación.