Trabajadores y usuarios padecen la ola de calor dentro de las oficinas de la empresa ante el desperfecto de los sistemas de aire acondicionado. También están expuestos al rebrote de Covid ya que tampoco se aplican los protocolos.
Miércoles 5 de enero de 2022 10:25
Desde el 29 de diciembre en el Centro de Atención Comercial de Claro en Salta Capital, el maltrato y desprecio por la salud de sus trabajadores dió una escalada.
Siendo la última semana del año, la concurrencia de clientes era intensa. Ante un corte de luz, los aires acondicionados de la oficina se dañaron sin volver a funcionar. El jueves 30, la oficina abrió sus puertas con dos ventiladores para "alivianar" las altísimas temperaturas, en un local que venía albergando en simultáneo no menos de 30 abonados a la espera de ser atendidos por una veintena de trabajadores. Con este panorama, antes de terminar la jornada una trabajadora sufrió un desmayo por el calor y la poca ventilación, quedando tendida por más de 20 minutos en el medio del salón, a la espera de recibir atención médica de una ambulancia que nunca llegó.
Sin que se les brinde una solución acorde a esta situación, las y los trabajadores del CAC empezaron el año laboral con sólo tres equipos portátiles de aire acondicionado, que tampoco dan abasto para darles resguardo de la ola de calor. De hecho, hubieron varias trabajadoras descompuestas y hasta un trabajador con hemorragia nasal. Tal es la desidia, que llegaron al punto de recibir por parte de la jefatura la recomendación de presentarse a trabajar con ropa más fresca hasta que se solucione el problema.
Las condiciones de seguridad e higiene no se cumplen en ningún aspecto. Tampoco ante el incremento de los contagios de covid se están tomando los cuidados básicos preventivos que indican las autoridades sanitarias, ya que no cuentan con alcohol para higienizarse las manos o ni toman la temperatura a cada persona que ingresa.
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Ya la empresa del multimillonario Carlos Slim, dio sobradas muestras del desprecio por la salud y las condiciones de vida de los trabajadores. Cabe nombrar el caso de los despidos en plena pandemia de los trabajadores tercerizados de Polymont o la responsabilidad en la muerte de Matías Dimuro, un joven trabajador tercerizado por la empresa Claro que dejó su vida trabajando, por no contar con las condiciones de seguridad e higiene.
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Es concreto que estos empresarios amasan fortunas a costa de nuestro trabajo, tratando de pauperizar las condiciones de los trabajadores lo más posible, con salarios bajos y condiciones laborales precarias. A fines de este año, la revista Forbes dió a conocer que Carlos Slim está en el puesto 16 entre los multimillonarios mundiales y primero entre los empresarios más ricos de México, con una fortuna de 76.2 mil millones de dólares. Slim incrementó sus ganancias, no solo con el mercado de las telecomunicaciones, sino que también tiene inversiones en empresas de la construcción, bienes de consumo, minería y combustibles, bienes raíces, el 17% del periódico New York Times, y también fue parte en los negociados entre los laboratorios por la vacunación contra el covid, sacando ganancias en convenio con astrazeneca y Hugo Sigman, mientras millones de personas se enfermaban esperando ser vacunadas.
La empresa Claro es reconocida también por su tradición antisindical. Las y los trabajadoras/es de Claro Salta no se encuentran encuadrados como trabajadoras/es de las telecomunicaciones, como sí lo están los trabajadores de Personal y Movistar de la misma provincia, y en consecuencia tanto los salarios como las condiciones laborales son peores que estos últimos. Se hace urgente la necesidad que los sindicatos de las telecomunicaciones representen a las y los trabajadoras/es de Claro, que se impulsen comisiones de Seguridad e Higiene en los lugares de trabajo integradas por las y los trabajadores del sector para imponerle a la empresa el cumplimiento de las condiciones, que puedan elegir libremente delegadas/os que hagan oír los reclamos ante la patronal y el ministerio de trabajo y definir en asambleas qué medidas tomar ante los ataques de la empresa.