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Red Internacional
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Crisis habitacional sin resolver. Código Urbanístico porteño: Nuevas normas para nuevos negocios de especulación inmobiliaria

Se aprobó en primera lectura el nuevo código urbanístico, en una sesión con mucha crisis. Sigue el debate hasta su aprobación definitiva en diciembre. El mismo no contempla ni la crisis habitacional, ni un estudio urbano ambiental, ni la infraestructura territorial, ni la opinión de los vecinos de los barrios. Nuevos negocios para las megaconstructoras y una profundización de la expulsión de los porteños de su ciudad.

Viernes 27 de septiembre 12:25

Con un retraso de varias horas, producto de la rosca para que el oficialismo consiga los votos necesarios, y luego de un cuarto intermedio que se prolongó desde las 11 de la mañana hasta las 17:30 hs, la Legislatura porteña terminó aprobando en primera lectura el nuevo Código Urbanístico. Jorge Macri logró 32 votos sosteniendo en unidad a todo el interbloque de Juntos x el Cambio, menos al referente del bullrichismo y sumando a una parte de los libertarios liderados por Marra.

Por su parte la Unión x la Patria se abstuvo, al igual que Juan Pablo Arenaza referente de la ministra de seguridad nacional. En contra votaron los legisladores libertarios que responden a Karina Milei, mostrando una división en LLA de cómo actuar ante el macrismo porteño.

Mientras el conjunto de los legisladores del Frente de Izquierda se opusieron de plano a una modificación basada en el mercado inmobiliario dándole la espalda los verdaderos problemas de la Ciudad: la crisis habitacional, el impacto negativo en el medio ambiental, y la falta de infraestructura territorial. Como denunciara la legisladora MC Alejandrina Barry en sus redes este proyecto tiene un ganador “IRSA y las grandes constructoras amigas del GCBA”.

Con la aprobación de este jueves en primera lectura se abre un periodo donde el Jefe de Gobierno deberá implementar una audiencia pública para escuchar los reclamos de los vecinos, aunque al no ser vinculante, no tiene injerencia en el resultado de la nueva norma. Luego el proyecto vuelve al recinto, aproximadamente en diciembre, para ser definitivamente aprobado o rechazado.

¿Qué se aprobó este jueves?

El Código Urbanístico es de una importancia vital en la dinámica de la Ciudad. Es el conjunto de normas que regula el uso y la construcción del suelo porteño y lo que se está discutiendo es la modificación del anterior Código aprobado en el 2018. El retraso de la sesión y la rosca legislativa se dio a partir de un artículo agregado a último momento por pedido del peronismo de incluir la obligatoriedad de construir un departamento destinado para el encargado en edificios mayores a 25 unidades. Esta discusión quedó en medio de una polémica que incluso distrajo respecto de los verdaderos puntos claves de esta modificación, que no hacen más que continuar de otra forma los negocios inmobiliarios extendiendo los mismos a la zona sur de la Ciudad.

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El proyecto aprobado tiene una clara orientación político-social que sigue la misma lógica que el Código aprobado en el 2018 y se solo se modifica en tres ejes claves. Por un lado, busca limitar las alturas en barrios de zona norte con casas bajas, donde proliferaron torres todos estos años. También prioriza los pulmones de manzana, ya que le pone un límite a la superficie que se puede construir, también en la zona norte. Dicho sea de paso, zona donde Juntos x el Cambio conquista la mayor cantidad de votos. Y como tercer eje estipula un esquema de compensación para grandes constructoras entre el norte y el sur, otorgando metros cuadrados en avenidas de zonas de alta rentabilidad inmobiliaria a quienes edifiquen la misma superficie en el sur.

En el recinto se pudo escuchar, incluso de legisladores oficialistas, una crítica al Código del 2018, sin embargo, estas nuevas modificaciones mantienen la misma orientación político-social, dar beneficios a las megraconstructoras y ordenar donde y como mejorar las ganancias para las inmobiliarias. La crisis habitacional por falta de viviendas para uso familiar o la crisis de los inquilinos, brillo por su ausencia. Esta lógica del mercado regulado ya fracasó, así lo demostró Alejandrina Barry en sus redes y a la cual consultamos.

A su vez, esta nueva norma de compensación entre el sur y el norte deja fuera de “competencia en el mercado” a pequeños constructores ligados a la edificación familiar, ya que no poseen la capacidad financiera para utilizar sus beneficios, asi nos decía Alejandrina “Esto incentiva a los grandes desarrollos inmobiliarios y las grandes constructoras que son las únicas capaces de cumplir con los requerimientos del certificado de capacidad constructiva adicional como IRSA, lo que habilita a construir 20 millones de metros cuadrados más”.

Esta orientación solo fomenta llevar a la zona sur los mismos dramas que ya existen en el norte, una sobrevaloración de la tierra y la expulsión de los sectores populares e incluso de clase media hacia el conurbano. Una gentrificación que solo beneficia la especulación inmobiliaria y el negocio de las megacontructoras. Nos decía la exlegisladora del Frente de Izquierda, Barry “Además esto conlleva el colapso de los servicios de luz, cloaca y agua, como así también la falta de vacantes en escuelas y cupos en hospitales y una saturación del transporte que ya no dan abasto. Y esto sin meternos en el impacto ambiental, incluso por las napas freáticas que se encuentran debajo de nuestra ciudad que están siendo desabastecidas llevando a derrumbes de los edificios por el desprendimiento del suelo, como ya se puede ver en varios barrios de la zona centro y norte”.

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En definitiva “Profundiza el modelo de ciudad para unos pocos donde se beneficia la ganancia de las grandes empresas y no en el acceso de la ciudad. Se sigue con la misma lógica, se hacen normas que solo modifican esta misma lógica de mercado con beneficios para el mercado cuando lo que habría que imponer son impuestos progresivos a la vivienda ociosa lo suficientemente fuerte para que los grandes propietarios no sigan manteniendo las viviendas vacías sin alquilar o se vean obligados a ponerlas en venta. No va más una ciudad de casas vacías y gente sin casas”.