El potencial de las mujeres en la lucha de clases es innegable. A pesar de la existencia de instituciones conservadoras que buscan mantener a las mujeres en el rol que les ha impuesto la sociedad burguesa patriarcal, la historia se encarga de sacudir sus cimientos.
Lunes 18 de abril de 2022
“quienes luchan más enérgica y constantemente por lo nuevo, son quienes más han sufrido a causa de lo viejo” [1]
Mientras a regañadientes los empresarios tiñen de lila sus discursos para posar de progresistas, la megaindustria neoliberal intenta vendernos en poleras y chapitas la idea de un “feminismo cool” que no incomoda al régimen. En la realidad de mujeres trabajadoras y pobres, mientras un cambio real no se traduzca a una transformación profunda de sus vidas, la contención de los capitalistas y sus “gobiernos progresistas” continúa dando cuerda a una bomba de tiempo que tarde o temprano volverá a estallar.
En este artículo, pretendemos develar la importancia de las comisiones de mujeres como laboratorios de emancipación para la clase trabajadora [2] ,retomar la experiencia histórica en donde las mujeres jugaron un papel crucial para el triunfo de importantes huelgas, atrayendo tras de sí a mujeres que estaban por fuera del espacio laboral. Pero también, con la entrada masiva de las mujeres a la fuerza de trabajo, protagonizando importantes luchas, cuestionando su rol impuesto y participando activamente de la vida política.
Pese al esfuerzo empresarial por transformar las luchas de las mujeres en una moda inofensiva, la historia nos demuestra que cuando las mujeres levantan cabeza y cuestionan todo lo que las asquea, ya nada puede ser como antes.
Comisiones de mujeres: fuerza y hegemonía
Las mujeres cumplen en la actualidad un papel crucial dentro de las filas de la propia clase trabajadora, formando parte de la fuerza laboral en diferentes áreas, ocupando en la mayoría de los casos los puestos más precarios y peor pagados.
En la historia han sido protagonistas de grandes gestas obreras y revoluciones. La participación de las mujeres en las luchas obreras fue parte de la tradición revolucionaria expresada en la comuna de parís en 1871, que concedió plenos derechos a las mujeres y la separación de la Iglesia del Estado. Será una pelea que las organizaciones marxistas buscarán dar: la solución a los problemas de opresión a las mujeres como parte de la lucha de toda la clase trabajadora.
Durante las primeras décadas del siglo XX aunque por fuera de los puestos de trabajo, la organización de las mujeres cumplió un rol clave en el proceso de organización del incipiente movimiento obrero chileno, la organización de su capacidad de combate, sus mutuales, sociedades de resistencia y los primeros sindicatos. Dirigentes como Teresa Flores buscará organizar a la mujer de la familia obrera en las huelgas salitreras del norte, la obrera textil Micaela Caceres de Valparaíso cumplira un papel destacado en la solidaridad con la huelga portuaria de 1903 o Maria Ferrada de la federación obrera de Chile (FOCH) quien sera organizadora de la solidaridad con la huelga de la refinería de azúcar de penco que puso en movimiento a más 900 obreros, y con la huelga de los mineros de Lirquén donde organizara a las mujeres para apoyar hasta el triunfo de la huelga. [3]
De este período surgirán los primeros periódicos de mujeres obreras que problematizan la violencia, el alcoholismo o la prostitcion dentro de la clase trabajadora. Parte de los debates que el Partido Obrero Socialista promoverá en el esfuerzo por organizar y recomponerla subjetividad de la clase trabajadora chilena.
La izquierda trotskista buscará continuar el legado de unir la lucha de las mujeres con el conjunto de la clase trabajadora. Podemos encontrar varios ejemplos como el papel jugado por la liga comunista en la huelga de minneapolis donde formaron la brigada auxiliar de mujeres, que pasó de organizar la solidaridad con la huelga a la formación de brigadas de autodefensa que fueron claves para el enfrentamiento con las fuerzas policiales. [4]
Las comisiones de mujeres durante este periodo cumplieron un papel de fortalecer de forma indirecta las huelgas obreras, amplificando sus horizontes y demandas, cuestionando el papel de las mujeres y sacándolas del ámbito doméstico. Enfrentando la cobardía de perder el trabajo y quedar sin dinero. Serán organizadoras de la familia obrera que será un factor clave para el triunfo contra los patrones. [5]
Mujeres obreras en pie de lucha
Ya en la segunda mitad del siglo XX veremos la ampliación de la incorporación femenina a los puestos de trabajo. En este periodo las comisiones de mujeres u organización de las mujeres estarán ligadas a la feminización de la fuerza de trabajo, aparecerán demandas específicas en los sindicatos y la búsqueda de acciones de unidad . En Chile durante la década de 1950 se vivirán una serie de revueltas obreras con ocupaciones de fábrica que tendrán como protagonistas a las fábricas del cuero y el calzado donde trabajarán en su mayoría mujeres. En estas fábricas la organización de las mujeres estará directamente relacionada con el peso en la fuerza laboral.
María Concha militante del Partido Obrero Revolucionario y dirigente de las trabajadoras del cuero y el calzado, frente a la Central Unitaria de Trabajadores (CUT), 1955 agitará
“No tenemos nada que perder. Tengo confianza en que ganaremos. Uniendo nuestras fuerzas ganaremos. Las mujeres del cuero y el calzado, le declaramos la guerra al capital. Se nos despide por embarazo, por faltar al trabajo si una de nuestras criaturas se enferma, o por no aguantar que los jefes nos toqueteen las faldas. Se nos despide por cualquier causal. Somos la mano de obra más barata que pudieron encontrar, luego de las criaturas, a las que tienen trabajando a destajo. No hay tiempo para amamantar, no hay salas cunas. La leche nos chorrea de las mamas, pero no hay permiso para dársela a nuestras guaguas. Nos violan a la entrada de la fábrica, cuando es tan temprano que no ha salido el sol. Y nadie hace nada. Nos violan a la noche, cuando salimos fatigadas y ya es de noche. Y nadie hace nada. No podemos volver a su normalidad. A las calles oscuras en donde no es posible transitar. A los jefes abusadores. A una Legua envuelta en hambre. Como suele decir mi hermano Lucho: “Ni un paso atrás”. La lucha de las obreras del cuero y el calzado será apoyada por las fábricas del sector en una jornada que fue denominada por los medios de prensa como una revuelta obrera.
Experiencias de unidad, con las mujeres trabajadoras al frente de importantes huelgas, se verán también en la experiencia de los cordones industriales en 1973, organismos de coordinación y autoorganización obreros que enfrentaron la reacción patronal previo al golpe de Pinochet.
Es el caso de la huelga de la fábrica del laboratorio Geka, encabezado por la joven María Eugenia Farías, donde los obreros del cordón vicuña Mackenna paralizaron el cordón industrial exigiendo la libertad de dos obreras encarceladas por los patrones acusadas de robar mercadería. Una lucha que culmino con la toma de la fabrica ante las maniobras patronales para desviar la produccion al mercado negro.
Ejemplos contemporáneos: obreras sin patrón
Hablar del rol y la importancia de las comisiones de mujeres no se trata de remontarnos solo al pasado, sino que sobre todo de traer al presente las lecciones que nos dejan las múltiples experiencias que atraviesan la historia de la clase trabajadora y sus métodos de lucha.
Un claro ejemplo de nuestro siglo nos traslada a la Argentina del 2001, donde mientras los capitalistas frente a la crisis económica daban una salida acorde a sus intereses (el cierre masivo de fábricas), las trabajadoras y trabajadores daban una respuesta organizada de clase frente al desempleo y la defensa de los puestos de trabajo. Zanon, la fábrica de cerámicas ubicada en Neuquén, se transformó en un símbolo de resistencia al ser recuperada y puesta a producir bajo control de sus trabajadores, ahí las comisiones de mujeres, protagonizada por madres, esposas e hijas cumplió un rol fundamental:
“Desde la huelga de los 9 días las mujeres jugaron un rol fundamental en nuestra lucha. No solo las compañeras que trabajaban en la fábrica, que eran pocas, sino también las esposas, madres e hijas de los obreros. Ellas se pusieron al frente y sostuvieron a la par nuestro las carpas en los portones en pleno invierno, bajo la lluvia, muchas veces junto a nuestros pequeños hijos e hijas, recorrieron barrios, supermercados y comercio pidiendo un alimento para el fondo de huelga y participaron de cada marcha con su bandera.” [6]
Un ejemplo más reciente aún (2011) fue la lucha protagonizada por trabajadores y la comisión de mujeres de Donnelley, actual fábrica recuperada por sus trabajadores y trabajadoras que funciona bajo el nombre de Madygraf, que apoyó la lucha por la identidad de género de una trabajadora trans en los momentos en que la fábrica era 100% masculina. Una experiencia similar fue impulsada en la fábrica Kraft, que fue parte del denominado sindicalismo de base en Argentina. En estas tres experiencias jugó un papel la militancia del Partido de los trabajadores socialistas (PTS) y la agrupación Pan y Rosas. [7]
En Chile, en un contexto diferente el año 2018 bajo el segundo gobierno de Piñera son despedidos un grupo de trabajadores de FCAB ferrocarril Antofagasta-Bolivia de quien es propietario el magnate millonario Andrónico Lucksic. En la lucha contra los despidos y retomando la tradición de lucha del movimiento obrero, el sindicato interempresa de FCAB impulso una comisión de mujeres y asamblea de familias contra los despidos, además de un hecho inédito de buscar unir la lucha por el aborto legal, con la lucha contra los despidos. [8] En otro rubro e influenciado por el potencial del movimiento internacional de mujeres, el sindicato Statbucks- Chile conformo una comision de mujeres que actualmente busca defender los derechos de la comunidad LGTBIQ+ y enfrentar el acoso sexual y violencia machista.
Comisiones de mujeres: un legado de luchas para el presente
Lejos de la idea y las corrientes que plantean que el programa del movimiento de mujeres es un tema que deben atender solo las mujeres, el ejemplo de lucha y organización que nos hereda la articulación de estas comisiones nos permite reponer la idea de unidad entre oprimidos y explotados contra el abuso de los capitalistas en los lugares de trabajo y en la sociedad.
En el caso de las comisiones de carácter “externo”, ahí donde la clase capitalista dominante encontró una forma de división entre hombres y mujeres de la clase obrera, asignando la fábrica a unos y la casa a otras, la organización y la lucha contra la explotación buscó cerrar nuevamente esa brecha, alentando la organización de las mujeres cuando estas se encuentran por fuera del conflicto directo en el caso de las ramas mayoritariamente masculinizadas. A su vez, en el caso de las comisiones de mujeres de carácter “interno” correspondiente a los lugares de trabajo altamente feminizados, permite instalar la lucha del conjunto de las y los trabajadores por las demandas del movimiento de mujeres en los lugares de trabajo, por ejemplo igual trabajo igual salario, instalación de salas cunas o la implementación de protocolos contra el acoso independientes de las gerencias y la patronal.
En un momento donde la clase trabajadora está más extendida que nunca en la historia de la humanidad, y donde la incorporación de las mujeres al trabajo formal o asalariado supera el 40%, los capitalistas buscan renovar sus estratégias de explotación adoptando discursos de igualdad que no toquen sus ganancias y aumenten la productividad. Es así como vemos el aumento de mujeres gerentas y jefas en las empresas, nacidas en cuna de oro, que nada tienen que ver con la realidad de las mujeres trabajadoras y pobres, al mismo tiempo que las nuevas políticas de incorporación de mujeres a las ramas altamente masculinizadas tienen como propósito reducir las posibilidades de nuevos paros y huelgas, ni tocar los salarios y las condiciones de trabajo. Pero ahí donde los empresarios, y ahora empresarias, ven un ejército de esclavas dóciles que pensarán dos veces antes de paralizar por temor a perder su trabajo, no ven que cuando esas mismas mujeres ven amenazado el pan para sus familias, son capaces de darlo vuelta todo.
Además de las formas ya analizadas en que se han desarrollado, las comisiones de mujeres en la actualidad nos invitan a pensar nuevas tareas para el presente, por ejemplo, ¿pueden las comisiones de mujeres ser un punto de apoyo para reavivar la organización en el movimiento obrero?, desde Pan y Rosas creemos que sí.
Hoy donde el Estado capitalista tiende una mano a los empresarios, también lo hace hacia las burocracias sindicales de “dirigentes” que juegan a favor de las empresas y contra los derechos de las y los trabajadores. Esos “dirigentes y dirigentes” pro-patronales que hace rato dejaron de trabajar, ayudan a sostener las políticas precarizadoras que hoy azotan a cientos de trabajadoras y trabajadores.
Frente a las burocracias sindicales que mantienen aprisionado al movimiento obrero y atado a una política de conciliación de clases, las comisiones de mujeres, buscando fortalecer la unidad de la clase trabajadora y su organización, pueden ser un punto de apoyo en la lucha por la recuperación de los sindicatos, para que respondan a los intereses del conjunto de las y los trabajadores y no a una casta privilegiada que mueve el látigo por el patrón.
Desde Pan y Rosas levantamos comisiones de mujeres en lugares de trabajo buscando retomar esta tradición de lucha de los explotados y oprimidos. En la perspectiva no solo de cambiar nuestras condiciones de trabajo, sino por una transformación total de la sociedad capitalista para vivir en un mundo donde seamos socialmente iguales, humanamente diferentes y totalmente libres.
[1] León Trotsky, “Problemas de la vida cotidiana y otros escritos sobre la cultura en la transición al socialismo”, 2021.
[2] https://www.laizquierdadiario.com/ideasdeizquierda/comisiones-de-mujeres-laboratorios-de-emancipacion/
[3] Elizabeth Q.Hutchison. Labores propias de su sexo:Genero, politicas y trabajo en Chile urbano 1900-1930. 2006
[4] Farrell Dobbs, Rebelión Teamster, Chicago, Pathfinder, 2004
[5] La central sindical IWW formó comedores populares y socializó las tareas domésticas en la denominada huelga de Pan y Rosas. Otro ejemplo desde afuera, lo vemos en la huelga de mineapolis de 1934 y de fim 1936, impulsado por organizaciones de izquierda. Contra los efectos negativos económico/ brigada auxiliar de mujeres. involucrar a las madres, novias, familiares de los trabajadores de un sindicato. En el mismo sentido la experiencia en 1936-7 de los trabajadores de general motors que forman la brigada auxiliares de mujeres, comisión autónoma de autodefensa.
[6] Libro: “Zanon fábrica militante sin patrones. El rol de los trotskistas”, Cap. 2, página 80-81.
[7] D. Lotito y J. Ros, “La lucha de Kraft Foods”, Estrategia Internacional 26, marzo 2010.