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¿Cómo es militar en el movimiento feminista de Corea del Sur?

Entrevista: Eunhee Cheong

PANORAMA

¿Cómo es militar en el movimiento feminista de Corea del Sur?

Celeste Murillo

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¿Qué es el movimiento 4B? Desigualdad, violencia patriarcal y competencia, los ingredientes clave del resurgir de la movilización feminista.

Corea del Sur está hoy en los portales de noticias de todo el mundo por la crisis política que hace tambalear al gobierno de Yoon Suk-yeol. Sin embargo, hace varios años que este gigante asiático despierta curiosidad y genera mucho interés a raíz del impacto de diferentes fenómenos culturales y sociales. La ola conocida como hallyu (pero sobre todo el éxito de la película Parasite), el movimiento 4B y la caída de la tasa de natalidad alimentan conversaciones y debates políticos acerca de la desigualdad, el conservadurismo y otros aspectos menos conocidos de una sociedad que se vende como modelo de éxito capitalista.

Debajo de la crisis política circulan tendencias sociales profundas que vienen provocando diferentes debates, protestas y organizaciones entre las mujeres, especialmente las jóvenes. La agitación feminista no es nueva y en un contexto de movilizaciones en varias ciudades del mundo, desde 2016 se desarrollan diferentes movimientos relacionados con la violencia patriarcal, el derecho al aborto (despenalizado luego de protestas masivas en 2019) y los cuidados.

Para conocer algo de esos fenómenos, conversamos con Eunhee Cheong [1], militante de March to Socialism (Marcha hacia el socialismo) y miembro de Women’s Strike (que organiza la Huelga Internacional de Mujeres en Corea del Sur).

Después del triunfo de Donald Trump en las elecciones presidenciales de Estados Unidos creció el interés alrededor del movimiento 4B que nació en Corea del Sur. ¿Tiene este movimiento un impacto real en tu país? ¿Cómo lo describirías?

El movimiento 4B hace referencia a “cuatro no”: “no matrimonio” (bi-hon en coreano), “no hijos” (bi-choolsan), “no citas con varones” (bi-yeonae) y “no sexo (bi-sex). Se trata de un movimiento de rechazo al trabajo reproductivo protagonizado por mujeres jóvenes para criticar la opresión y violencia patriarcales. Existió hace unos años una opinión pública misógina [2] que culpó a las mujeres del brote de síndrome respiratorio de Oriente Medio (MERS, por sus siglas en inglés) en 2015 en Corea del Sur, que se cobró la vida de 38 personas y puso en cuarentena a otras decenas de miles. En respuesta a eso, nació el movimiento Megalia (un juego de palabras entre MERS y Egalia, en referencia a la novela Las hijas de Egalia, de Gerd Brantenberg publicada en 1977 que aborda el tema de los roles de género). El movimiento 4B surge de ese movimiento Egalia, cuya estrategia apuntaba a imitar la misoginia en internet hacia los varones, encabezado por feministas radicales y centrado en una crítica separatista y androcentrista del patriarcado. A esto le siguió el movimiento Me Too en Corea del Sur, el movimiento por la abolición de la criminalización del aborto, el llamado “cartel web-hardware [3] y el escándalo de la filmación ilegal [4], que llevó a lo que se conoce como el “resurgir feminista”. En este proceso, las mujeres jóvenes se reconocen como feministas en redes sociales, y el movimiento 4B se desarrolla, centrado en comunidades online con mayoría femenina.

Para las jóvenes, el movimiento 4B se trata de seguridad, supervivencia y empoderamiento. Dado que la violencia de género, por un lado; el trabajo reproductivo impago y el abandono de las carreras (un fenómeno estructural en el que las mujeres no pueden mantener sus carreras al asumir la responsabilidad del embarazo y el cuidado infantil), por el otro; son ambas opresiones impuestas a las mujeres, quieren rechazar estas responsabilidades para protegerse del patriarcado y la competencia en la sociedad neoliberal. En última instancia, el movimiento 4B puede ser visto como una estrategia de supervivencia personal para las mujeres en la sociedad surcoreana.

Este movimiento tiene algunas similitudes con el discurso de la generación “N-po” (po significa renunciar), un término utilizado en Corea del Sur para hablar de los adultos jóvenes de veintipico. Es una versión extendida del “3-po” (renunciar a las citas, el matrimonio y los hijos), que se refiere a jóvenes que renunciaron o pospusieron estas cosas por el costo excesivo de la vida, trabajos inestables, préstamos estudiantiles, preparación laboral impredecible y precios de la vivienda siderales. Salir con alguien, casarse y tener hijos se han transformado en privilegios en la sociedad surcoreana, poco accesible para la mayoría de los adultos jóvenes, incluso cuando la negativa de las mujeres no es un obstáculo. Por ejemplo, en una encuesta reciente, el 60,5 % de los sectores de ingresos más altos (hogares con un ingreso de 10 millones de wones, unos 7.000 dólares, aproximadamente 7.000.000 de pesos argentinos) dijo que pretende tener hijos, comparado con el 46,2 % de los sectores más bajos (menos de 2 millones de wones, 1.400 dólares, aproximadamente 1.400.000 pesos argentinos). En 2023, la proporción de mujeres y varones solteros de veintipico alcanzó el récord de 92,8 %, un aumento del 21,7 % en 20 años. Sin embargo, el movimiento 4B es diferente a la generación N-po en cuanto al discurso porque es un boicot activo.

Como resultado, el movimiento 4B parece haber contribuido a reforzar una tendencia impulsada estructuralmente. En 2023, la tasa de natalidad total en Corea del Sur fue de 0.72 niños (el número promedio de nacimientos por cada mujer en su vida reproductiva), en descenso por octavo año consecutivo, y la tasa de natalidad de las mujeres entre 25 y 30 disminuyó un 6,8 (-9,3 %) y un 2,7 (-11,0 %) interanual, respectivamente, y solamente la tasa de natalidad de las mujeres mayores de 40 fue similar, 0,0 (8,0 %).

¿Qué pensás del movimiento 4B?

Creo que es una resistencia de las mujeres jóvenes contra la opresión de género del sistema capitalista en complicidad con el patriarcado. Por ejemplo, 12.287 mujeres entre la adolescencia y los 20 años intentaron suicidarse el año pasado, y las de veintipico han tenido la tasa más alta de intentos de suicidio entre todos los grupos etarios y de género durante los últimos cinco años. Las principales causas son violencia de género e inseguridad laboral. Pero aunque la discriminación de género, la violencia sexual y la inseguridad laboral son provocadas estructuralmente por el capitalismo, el movimiento 4B solo apunta al patriarcado. Desde la controversia de Megalia, las jóvenes coreanas han sido influenciadas por el feminismo radical. El movimiento no solo excluye a los varones sino que también tiene limitaciones separatistas que en muchos casos excluye también a las personas trans. En otras palabras, aunque el movimiento 4B resulte de la opresión de las mujeres en el capitalismo, su problema fundamental es que persigue una imagen neoliberal de las mujeres y contribuye a la competencia, la división y la transfobia que el sistema capitalista impone a trabajadoras y trabajadores.

Por lo tanto, sin importar cuánto se extienda el movimiento 4B en Estados Unidos, es difícil que cambie la realidad de las mujeres de ese país. La opresión de las estadounidenses también es resultado de la alianza entre patriarcado y capitalismo. En el mismo sentido, incluso si la candidata demócrata Kamala Harris hubiera ganado las elecciones, los derechos de las mujeres no hubieran cambiado demasiado. En última instancia, los demócratas solo garantizaron opciones limitadas en diferentes etapas del embarazo y no garantizaron el acceso al aborto como un derecho reproductivo básico.

En Argentina no sabemos mucho sobre las mujeres en Corea del Sur en relación con los derechos o la igualdad, ¿cuál es el panorama?

Corea del Sur es una sociedad capitalista que creció rápidamente bajo gobiernos militares después de la Guerra de Corea en los años 1950. Las fuerzas políticas de la llamada democratización presionaron por una reestructuración neoliberal, incluyendo la privatización de las empresas públicas, despidos y flexibilización laboral, trabajadores y trabajadoras estuvieron entre los más afectados, especialmente las mujeres sobre las que recae también la opresión de género. En este proceso, se reforzó el sexismo estructural. En 2023, el 77 % de las mujeres y el 63 % de los varones entre 25 y 34 años completaron niveles terciarios de educación, pero la tasa de empleo fue 7 puntos porcentuales más alta para los varones (83 %) que para las mujeres (76 %). La brecha salarial de género surcoreana es de 31,2 % y ocupa el primer lugar en los países de la OCDE (que nuclea a los países más ricos) hace 27 años (datos de 2022). Cerca de una de cada dos trabajadoras es irregular, y las mujeres representan el 57,3 % de todos los trabajadores irregulares. La participación por género del trabajo doméstico no remunerado es del 72,5 % para las mujeres y del 27,5 % para los hombres. Los varones representan el 83,1 % de las personas que aportan al sistema de pensiones durante 20 años o más mientras que las mujeres solo son el 16,9 %.

La situación de la violencia también es grave. En primer lugar, una mujer es asesinada o sufre un intento de asesinato por parte de su pareja cada 19 horas. En 2023, la tasa total de violencia sexual aumentó un 26 % comparado con el año anterior. Recientemente, cuatro mujeres fueron asesinadas en diez días por hombres con quienes supuestamente tenían una relación.

A pesar de la despenalización del aborto histórica que logró el movimiento Black Protest en 2019, todavía no existe cobertura del seguro de salud para las interrupciones voluntarias y no existen pastillas para procesos medicamentosos [menos riesgosos para la salud, N. de R.]. Una farmacéutica intentó importar píldoras a un precio muy alto pero el gobierno demoró la aprobación (la empresa terminó desistiendo). En la vida real el aborto sigue siendo tratado como algo ilegal, por lo tanto sus costos son muy altos. El proceso cuesta al menos 800.000 wones (566 dólares, más de 570.000 pesos argentinos), que representa mucho dinero para las mujeres, mayoritariamente trabajadoras precarias, considerando que el salario mínimo en Corea del Sur es de 2 millones de wones mensuales (aproximadamente 1.400 dólares, cerca de 1.400.000 pesos argentinos). La licencia por menstruación es impaga.

Sin embargo, los varones de entre 20 y 30 años perciben que existe una discriminación contra ellos. Culpan a las mujeres por los problemas que enfrentan en la sociedad capitalista, y los políticos conservadores han reforzado esa tendencia.

¿Qué debates y peleas son importantes en el movimiento feminista?

Menciono cuatro de los más importantes. El primero es el feminismo radical. Este movimiento ganó tracción entre las mujeres adolescentes, y entre y 30 años pero está dominado por las feministas transexcluyentes (conocidas con la sigla TERF, Trans-Exclusionary Radical Feminist en inglés) y excluye la solidaridad con otros movimientos sociales por su enfoque biologicista. Recientemente protestaron contra la decisión de transformar una universidad solo para mujeres en mixta. Inicialmente, el ministerio de Educación presionó por la reestructuración por el descenso de la población en edad de estudiar y la universidad intentó convertirse unilateralmente en mixta, por lo que existían motivos para que las estudiantes estuvieran molestas. Sin embargo, muchos argumentos se basan en la hostilidad hacia los varones y se niegan a involucrarse con movimientos sociales.

Existen tres contextos sociales importantes para entender el crecimiento del feminismo radical en Corea del Sur: la intensificación de la competencia neoliberal, de los “valores familiares” debido a la caída de la tasa de natalidad y de la misoginia y la violencia de género. Pero además, el feminismo radical creció en el vacío que dejaron fuerzas tradicionales progresistas de izquierda al ignorar, subvalorar o incluso criticar problemas sociales que experimentan las jóvenes de forma colectiva. El atractivo que tiene esta corriente para las mujeres jóvenes en particular se explica por la impotencia del feminismo institucionalizado para abordar problemas como el sexismo y la violencia sexual que sufren las mujeres de veinte y treinta y pico, y ellas denuncian abiertamente y con un lenguaje popular.

El feminismo radical comparte una cultura cerrada debido a los ataques de la derecha. Durante la masificación del feminismo en 2018, el movimiento se cerró sobre sí mismo en medio de los ataques de sectores misóginos que publicaban información personal de activistas feministas en redes sociales. Además, las fuerzas conservadoras a menudo condenaron a los movimientos sociales de estar dirigidos por fuerzas externas (como Corea del Norte u organizaciones de izquierda), y lo replicaron con los movimientos feministas, lo que llevó a algunas militantes radicales a oponerse a acciones solidarias para preservar la “pureza” de su movimiento.

Nuestra organización March to Socialism (Marcha hacia el socialismo) se opone claramente a posiciones que excluyan a las personas trans en nombre de defender los derechos de las mujeres así como a tendencias que excluyan a los varones. Dado que la opresión, la discriminación y la explotación de las mujeres son problemas sistémicos que surgen de la alianza patriarcado-capitalismo, es crucial construir políticas de hegemonía de la clase trabajadora, es decir, no limintadas a los binarismos de género. Sin embargo, una parte importante del movimiento feminista joven se inclina hacia posturas TERF. Bajo esas condiciones, nuestra organización empatiza con las mujeres jóvenes y enfrenta la opresión y violencia sociales que sufren pero sostiene que para eliminarlas es necesario organizar un movimiento basado en la clase trabajadora para transformar la sociedad capitalista, no un movimiento feminista separatista.

Otro debate es el punitivismo. Es una agenda que comparten el feminismo radical y el feminismo institucionalizado. Hablan del estado patriarcal y destacan como alternativas penas más duras para delitos relacionados con la violencia de género y sexual y el aumento de la representación de las mujeres. Recientemente, la noticia de que las deep-fakes con violaciones (53 % de las personas en los videos son surcoreanas y lidera los ránkings mundiales) volvió a nutrir protestas de las feministas radicales, que realizaron la manifestación callejera más grande organizada por grupos de mujeres desde 2018 y las protestas conocidas como “Coraje incómodo” (mencionadas más arriba). Nosotras creemos que en lugar de punitivismo es necesario transformar el sistema capitalista-patriarcal. El punitivismo tiene gran atractivo en Corea del Sur por ser un país con unos de los niveles más bajos de castigo de delitos sexuales en el mundo. Así como los capitalistas rara vez son castigados por delitos relacionados con la explotación del trabajo, el castigo de delitos sexuales es bastante menor. Sin embargo, sabemos que penas estrictas no garantizan la eliminación de esos delitos. Sin un movimiento que busque transformar la sociedad, pedir penas más duras al Estado que reproduce sistemáticamente la violencia lo absuelve de su responsabilidad y refuerza el poder de ese estado, y refuerza el capitalismo patriarcal. Para erradicar la violencia sexual sistemática necesitamos construir una verdadera hegemonía de la clase trabajadora, incluyendo a las mujeres.

El tercer debate es acerca del cuidado. Por un lado, la necesidad e interés sociales del cuidado crecieron desde la pandemia. Por otro lado, la política oficial mercantilizadora aumentó las necesidades sociales y como respuesta a la crisis, el gobierno quiere avanzar en su privatización para lo que introdujo un sistema de contratación de trabajadoras domésticas migrantes con salarios bajos. Para este fin, las autoridades cerraron los centros públicos de cuidado, pusieron en marcha un proyecto con cien trabajadoras migrantes de Filipinas y presionan para eximir a trabajadores y trabajadoras migrantes del salario mínimo. Sin embargo, este modelo solo redunda en explotación para las trabajadoras migrantes y no resuelve la crisis de cuidados que existe en el país. Las trabajadoras filipinas cobran solamente 500.000 wones (unos 350 dólares, aproximadamente 355.000 pesos argentinos), un cuarto del salario mínimo, durante su primer mes de trabajo. Su empleo se concentra en Gangnam, un barrio rico y dos trabajadoras filipinas ya fueron deportadas por dejar sus residencias asignadas sin permiso.

El movimiento de mujeres en Corea del Sur puso un gran énfasis en el derecho de cuidados desde la pandemia, con reclamos de cobertura pública y reconocimiento del valor por el trabajo reproductivo impago. Aunque no hay grandes desacuerdos sobre este tema dentro del movimiento feminista y es compartido el eslógan “transicionar hacia una sociedad del cuidado”, muchos sectores no lo ven como un problema del sistema capitalista. Nuestra organización pelea por la abolición del capitalismo patriarcal y la socialización del trabajo doméstico, y rechazamos el plan del gobierno para abolir las instituciones públicas de cuidado. Junto con Pan y Rosas organizamos protestas contra el proyecto para introducir trabajadoras migrantes, y sostuvimos el “cuidado público” como la principal demanda de la huelga de mujeres, en cuya organización hemos participado.

Y el cuarto es una pelea muy importante para nosotras, para impedir el traslado arbitrario de Jee Hye-bok, militante de nuestra organización y docente de educación pública. Fue transferida injustamente el año pasado después de denunciar un abuso sexual en la escuela donde trabajaba y las autoridades no respondieron adecuadamente. Jee Hye-bok protesta hace 11 meses frente a la Oficina Metropolitana de Educación y rechaza el traslado. Las autoridades en lugar de resolver el caso, la despidieron e impulsaron acciones judiciales en su contra en septiembre de este año. Ante esta situación el Sindicato Nacional de Docentes [5], al que pertenece Jee Hye-bok, tiene relaciones con las autoridades y boicotea la lucha. Sin embargo, formamos una coordinadora con otras organizaciones sindicales, de mujeres y de derechos humanos, incluyendo a Pan y Rosas. La lucha de Jee Hye-bok se nacionalizó, tuvo repercusión en varios de los medios más importantes y consiguió el apoyo de abogados, abogadas, trabajadores y trabajadoras de la educación y sindicatos combativos. A medida que el movimiento se hizo más conocido, las organizaciones feministas más institucionalizadas y las feministas radicales también participaron en las marchas.

¿De qué forma participás en el movimiento feminista?

Para construir un movimiento de mujeres revolucionario que combine el movimiento obrero y de las mujeres, nuestra organización está construyendo Pan y Rosas como un movimiento masivo de base y la Women’s Strike (Huelga de Mujeres) desde sus inicios.

Pan y Rosas es una red de trabajadoras en lucha, con más de veinte trabajadoras, estudiantes y activistas que se enfrentan al capitalismo en varios sectores, como call centers, hoteles, escuelas, hospitales, instituciones públicas y trabajadoras subcontratadas en la industria. Organizamos debates sobre violencia sexual en el lugar de trabajo y otros temas, y organizamos acciones de solidaridad con trabajadoras en grandes luchas obreras y demandas feministas.

La Women’s Strike se lleva a cabo desde 2022, encabezada por March to Socialism y Pan y Rosas, con el objetivo de organizar una huelga de mujeres (en el sector productivo y reproductivo) el 8 de marzo, Día Internacional de las Mujeres, como una forma de denunciar que la opresión la discriminación y la explotación de las mujeres son consecuencias estructurales del sistema capitalista patriarcal. Participamos en la lucha de las trabajadoras de limpieza de la Universidad de Mujeres Duksung por aumento salarial el 8M de 2023, y construimos un comité con 41 organizaciones para realizar una huelga de mujeres el 8 de marzo de 2024. Como resultado, más de mil trabajadores y trabajadoras en las fábricas de semiconductores y call centers paralizaron su trabajo ese día y realizaron una convención con cerca de mil participantes que trabajan en limpieza, hoteles, cuidados, peajes, entre otros sectores. Una de las vías de organización de esta convención fue el trabajo cotidiano durante el año en el proyecto llamado Women’s Strike on the Road (huelga de mujeres en el camino). A través de este proyecto organizamos la huelga que incluyó paros en el lugar de trabajo; a pesar de ser pequeña comparada con otros países, y construimos lazos de solidaridad de clase entre el movimiento obrero y el movimiento de mujeres. La Alianza de Estudiantes Socialistas (organización universitaria de March to Socialism) también participó de la huelga con un comité independiente de estudiantes. También organizaron acciones de solidaridad con trabajadoras y trabajadores de limpieza en las universidades en Seúl, donde las mujeres son mayoría. Además, participamos de luchas por el derecho al aborto y para frentar el cierre de centros públicos de cuidado, para defender los derechos de las trabajadoras y trabajadores domésticos migrantes y los derechos de las personas trans.

Leí que el presidente Yoon tiene una agenda antifeminista. ¿Se tradujo esa agenda en ataques o modificaciones de políticas públicas?

Exacto. Yoon Suk-yeol es un opositor abierto del movimiento feminista, prometió abolir el ministerio de Igualdad de Género y Familia, con el argumento de que ya no existe el “sexismo estructural” para movilizar votantes conservadores cuando cayeron sus índices de aprobación durante la última elección presidencial. Aunque no cumplió su promesa de cerrar el ministerio, retrocedió en políticas de igualdad. El ministerio recortó su presupuesto, y muchos gobiernos locales eliminaron sus políticas de género o las fusionaron con políticas de familia. El gobierno también retiró de su agenda la promesa de introducir una “ley de consentimiento sexual”. Sin embargo, el retroceso de la administración de Yoon en políticas de género no se limitó al ministerio.

El ministerio de Trabajo y Empleo recortó el presupuesto de la oficina de igualdad en el empleo privado, que brindaba apoyo a trabajadoras que denuncian acoso sexual y discriminación de género en lugares de trabajo y redujo drásticamente su alcance. Además, ese ministerio hizo voluntario el sistema que obligaba a las empresas a publicar la proporción de mujeres que emplean. También modificó la ley de seguro de empleo para recortar drásticamente los beneficios de desempleo para trabajadores y trabajadoras de jornada reducida, que equivale a recortar los ingresos de las mujeres que representan el 71 % de ese sector. El descenso de la tasa de aumento del salario mínimo también significó una carga para las mujeres, ya que son la mayoría.

El presidente Yoon también anunció su intención de promover la “modernización” de los servicios sociales y de avanzar en su privatización. Los presupuestos de cuidado público ya fueron recortados drásticamente en 16 provincias y el centro de cuidado público de Seúl fue clausurado (incluyendo más de 400 despidos en un solo día). Además, el gobierno quiere eliminar la garantía del salario mínimo con el argumento de que para resolver la “baja tasa de natalidad” las familias deberían poder contratar trabajadoras domésticas migrantes para que cuiden a sus hijos, lo que habilitaría pagar a esas trabajadores salarios por debajo del mínimo establecido por ley. Como parte de esta reacción del poder estatal, los sectores misóginos se pusieron en acción. Una trabajadora temporal de un comercio fue atacada por un hombre porque llevaba pelo corto y lucía “feminista”. El acoso telefónico crece todos los años. Las estadísticas también muestran que se fortalece el estereotipo femenino de que “el trabajo doméstico es de las mujeres” y crece el porcentaje de trabajadoras de bajos ingresos.

Traducción: Celeste Murillo


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NOTAS AL PIE

[1Enuhee contó con la colaboración de sus compañeras del Women’s Movement Committee (Comité en el movimiento de mujeres) y el International Solidarity Committee (Comité de solidaridad internacional) de March to Socialism.

[2Se volvió parte de la conversación social cuando la extrema derecha esparció rumores falsos en internet de que las mujeres estaban esparciendo el síndrome MERS por viajar al exterior de forma imprudente.

[3Fue un tema de debate público en 2018 cuando se reveló la relación de complicidad entre los proveedores de almacenamiento en la nube y usuarios que distribuían videos de violencia sexual.

[4En Corea del Sur, las filmaciones ilegales en baños y vestuarios de mujeres se convirtieron en un problema social pero el gobierno no respondió adecuadamente. Sin embargo, un caso en el que una mujer filmó ilegalmente a un hombre desnudo y publicó la imagen, siguiendo la estrategia del movimiento Megalia de emular las actitudes machistas pero hacia los varones, fue investigado y castigado rápidamente, lo que desató resistencia. Se organizaron protestas llamadas “coraje incómodo” para condenar al gobierno por este y otros casos de filmaciones ilegales y violencia de género. Las protestas tuvieron impacto y se estima que participaron cerca de 350.000 personas.

[5Este sindicato es considerado el más progresivo de los dos sindicatos docentes y Jee Hye-bok sigue intentando fortalecer la lucha y organizar a maestras y maestros de base.
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Celeste Murillo

@rompe_teclas
Columnista de cultura y géneros en el programa de radio El Círculo Rojo.