Cada 19 de febrero se conmemora este día en memoria de Justin Fashanu, el primer jugador de fútbol en reconocer abiertamente que era homosexual a comienzos de 1990. A lo largo de su vida sufrió discriminación por ser negro y luego también una campaña reaccionaria por ser gay, lo que lo llevó a quitarse la vida.
Pablo Herón @PhabloHeron
Sábado 19 de febrero de 2022 08:07
Justin Fashanu nació un 19 de febrero de 1961 en Hackney, Londres. Debido a la pobreza en la que vivía su madre, una enfermera de Guyana, decidió enviarlo a él y su hermano a un hogar, donde fueron adoptados por una familia británica de Norfolk. A los 17 años Justin debutó como fubtolista en primera división, su destreza como jugar lo valió el interés de grandes clubes, su pase al Nottingham Forest en 1981 (un equipo que venía de ganar la Copa de Europa) fue por 1 millón de libras, el más caro hasta ese momento para un futbolista negro.
Lo que prometía ser una carrera exitosa terminó yendo por otro camino. Si bien Fashanu no se reconocía públicamente homosexual, entre los jugadores y el equipo técnico era sabido. El propio entrenador, Brian Clough, en su autobiografía plantea textualmente que le dijo: “¿Dónde vas si quieres una barra de pan? A la panadería, supongo. ¿Dónde vas si quieres una pierna de cordero? A la carnicería, ¿verdad? Entonces, ¿por qué sigues yendo a esos malditos clubs de maricas?”.
Esta situación llevó a que Clough lo deje de tener en cuenta para finalmente cederlo en 1982 al Southampton, al sur de Inglaterra, y ese mismo año luego a otro equipo, el Notts County. El declive de su carrera comenzó a producirse por lesiones graves. En su recuperación terminó pasando por equipos de distintos países como Canadá, Suecia, Escocia, Nueva Zelanda y Estados Unidos, donde se retiró.
Es fundamental el contexto para entender las situaciones que atravesó, a partir del 1980 con la aparición del VIH/SIDA, desde la Iglesia hasta organizaciones ultraconservadoras impulsaron campañas reaccionarias contra los homosexuales. De esta manera buscaron promover la estigmatización, la discriminación, llegaron a llamarlo “la peste rosa”. Una verdadera reacción ante las peleas y los debates alrededor de la emancipación, de crítica radical al capitalismo y contra todo tipo de discriminación que puso en el centro el movimiento de liberación sexual de la década de 1970.
Gol de Fashanu al Liverpool, votado por la BBC como el “Gol de la temporada” en 1980
En 1990 y aún siendo jugador profesional, en una entrevista al masivo diario británico The Sun, Justin Fashanu plantea públicamente que era homosexual. "La estrella del millón de libras: Soy gay" tituló en su tapa. Dicha declaración le valió la discriminación social y el rechazo dentro del mundo deportivo, llevándolo a deambular por distintos clubes de ascenso.
Esto marcó un antes y un después en su carrera. Años después se sumó una acusación de abuso sexual por parte de un menor. La causa no avanzó por falta de pruebas, resultó ser una acusación falsa, aún así Fashanu termina quitándose la vida en 1998 dejando una carta donde sentenciaba: "Me he dado cuenta de que ya he sido condenado como culpable. No quiero ser más una vergüenza para mis amigos y familia”.
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La vida de Fashanu es un retrato de una época signada por los prejuicios reaccionarios sobre la sexualidad y los géneros. Hoy el panorama es distinto. Hasta las mismas empresas, que en muchos casos son sponsors de los deportistas más destacados, posan de gayfriendly y hacen de la bandera del orgullo un motivo para aumentar su rentabilidad, ventas y mejorar su imagen pública.
Tras décadas de conquista de derechos como el matrimonio igualitario o la identidad de género, y décadas de política de “inclusión”, en las distintas disciplinas y organizaciones de eventos se cuelan los debates sobre las adversidades que afrontan las personas LGBTIQ+. Las personas trans hoy en día siguen luchando en cada espacio, institución y disciplina la posibilidad de ser incluidas en función de su género autopercibido contra reglamentos y normativas diseñados en clave binaria, es decir, para hombres o mujeres desde una perspectiva biologicista.
Hace tan solo unos meses Joshua Cavallo, un deportista australiano, publicaba un video donde con firmeza declaraba “soy futbolista y estoy orgulloso de ser gay”. “Estuve peleando contra mi sexualidad durante más de seis años y ahora estoy orgulloso de poder descansar al respecto” aseguró. Su testimonio se viralizó recibiendo saludos de clubes y hasta jugadores de élite. Se trata ni más ni menos que el segundo jugador varón de liga profesional, tras Fashanu, en declarar públicamente su homosexualidad mientras se encuentra en actividad.
A finales de diciembre Maira Sánchez, una jugadora de Rosario Central, denunciaba que la echaron del plantel profesional por haberse “supuestamente besado dentro del club con una compañera”.
Números y hechos que muestran la persistencia de la discriminación y la necesidad de enfrentarla en todas sus formas, sea por género, sexualidad, raza o nacionalidad. Sin ir más lejos, el mundial que se realizará durante el 2022 será en Qatar, un país donde la homosexualidad está penalizada y hasta los organizadores declararon que homosexuales podrían ir a ver los espectáculos pero sin dar “demostraciones públicas de afecto”.
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Pablo Herón
Columnista de la sección Género y Sexualidades de La Izquierda Diario.